Cui, cui, cui. Hay que reírse. De todo o de casi todo. La alegría es rampante, no hay duda, aun cuando de vez en cuando se zafe la palabra “pesimista”.
Es que Eduardo Alegría lleva ya un buen rato devorándose la música, viviéndose el teatro, gozándose y sufriéndose su arte, y muchos otros gerundios que no cabrían en esta oración. Quizás es mejor resumirlo todo con el gozoso cui, cui, cui, esa frase de risa que se saca de la vaqueta a la menor provocación, cual John Wayne boricua que despacha duelos a muerte en crepúsculos santurcinos. Eduardo va vivo, más vivo que nunca, con la credibilidad que le otorga una cónsona trayectoria artística de más de dos décadas y en plena efervescencia, tras haber sacado el disco Se nos fue la mano, de su banda personal y muy de él, Alegría Rampante.
Bueno, Alegría Rampante es de Eduardo, pero al fin y al cabo es de mucha más gente. Es música, es teatro, es de todos. Imagínense, el disco físico fue esbozado por el diseñador gráfico y productor Alfredo Richner y contiene un librito con dibujos originales del artista Omar Banuchi que acompañan las letras. Ah, y el sonido, el sonido, el sonido. Junto a Kristian ‘Harry Rag’ Prieto, William Jorell Román, Nitayno Arayoán y Juan Antonio Arroyo, Eduardo logró desarrollar su propio sonido de post pop rock que, aun cuando carga destellos de aquel legendario proyecto conocido como Superaquello, refleja una identidad propia, y apuesta —se pudiese decir— a cruzar algunas fronteras que incluso no había rebasado con cualquiera de sus proyectos anteriores.
“Cuando comenzaba a producir el disco sabía que habría momentos en que me iba a distanciar de ese pasado sonoro, pero que igualmente habría canciones donde se utilizan estrategias Aquellísticas”, dice Eduardo en una parte de la entrevista ‘mano a mano’ que leerán a continuación.
Aquí el vídeo del tema Recipiente/Tsunami, del disco Se nos fue la mano, de Alegría Rampante:
“El trampolín hacia la creación de Alegría Rampante fue la presentación de mi pieza teatral Esquina Periferia, en 2011. Par de las canciones en el disco se estrenaron en ese contexto teatral, lo cual me libera de las exigencias roqueras. Eso explica en parte tanto histrionismo”, agrega en otra parte.
Bueno, pues sin más preámbulos, que ya fueron muchos, les traemos nuestra conversación con el de la Alegría Rampante. Solo tres palabras más nos quedan por decir: cui, cui, cui.
Diálogo: Saludos, Eduardo. Vamos al mambo de una, pero por partes, porque es obvio que esto no es un disco simple. Aquí no hay muchos coritos de vacilón, ni tampoco hay ese intento minimalista charro y solapado, de los que se vociferan ahora mismo en la escena indie y terminan siendo calcos de bandas millonarias… aquí hay ciertas complejidades musicales y líricas. Primero, ¿cómo y cuán complejo fue el proceso de composición musical? Es que parece mucho más que un mero parto…
Eduardo Alegría: Pienso que ese “tamaño” épico que se percibe tiene que ver con que las canciones en el disco son composiciones que vienen desde el 1998 hasta el presente. Son una colección de experiencias adquiridas durante todos esos años. ¡Y muchísimo ha llovido!
Sonoramente, el disco es una explosión de curiosidades también adquiridas durante esos años. Es una piñata épica. Una venida épica reprimida por muchos años, cui, cui, cui.
Diálogo: Del saque se nota como que un suspiro de alivio de algo. Del uno al diez, ¿cuán catártico fue el proceso de escribir las letras?
Alegría: Escribir las letras es un ejercicio que se puede atacar de varias maneras, ¿no? Algunas canciones se trabajan con un acercamiento más cerebral, menos emocional, y hay otras que se te revelan y que tienden a ser las más potentes emocionalmente. Pero sí, hay par de canciones ahí súper catárticas que todavía me conmueven mucho… Digamos que del uno al 10, doy un ocho en catarsis.
Aquí vemos a Harry Rag cuando grababa acordes para El muletas:
Diálogo: También se marca una influencia dura de tu desarrollo en el teatro. Diría que las dimensiones que esto alcanza en temas como Poneletreros, Hotel Puercospín y El Muletas hace sentir a uno dentro de una sala de teatro y hasta de cine, hasta viendo un musical incluso. Explícate eso.
Alegría: En El Muletas hay un intento premeditado de hacerte sentir que estás en el escenario durante una representación imaginaria de teatro musical, sí. En la canción canta conmigo Isel Rodríguez, una gran actriz.
El trampolín hacia la creación de Alegría Rampante fue la presentación de mi pieza teatral Esquina Periferia, en 2011. Par de las canciones en el disco se estrenaron en ese contexto teatral, lo cual me libera de las exigencias roqueras. Eso explica en parte tanto histrionismo.
Diálogo: ¿La frase ‘Se nos fue la mano’ es para denotar qué excesos en particular? ¿Es un regaño? ¿Qué crítica social lanzas aquí?
Alegría: Siento que estamos despertando como cultura, y como planeta, a unas realidades bien duras que no reconocíamos porque estábamos muy entretenidos en complacencia… por ahí va la cosa. Estamos hungover después de vivir tantos años en exceso. Ahora contemplamos ansiosos los cambios y los retos que nos vienen pa’ encima. Admito ser un pesimista, y lo que se ve venir esta feo, feo… Ese miedo está presente en el disco.
Diálogo: El Muletas parece una crítica social también… es de las más que escucho. Hasta una caricatura pudiese parecer de gente, de la industria musical mainstream. Alguien me dijo que parece que te tripeas a los raperos gangsta tipo Cosculluela, Kendo Kaponi y Tempo. ¿qué tú dices de eso?
Alegría: Esa es una de esas canciones que está dando tumbos por ahí inédita desde finales de los ‘90, pero me gusta pensar que es un tema de actualidad, cui, cui, cui. Para aquellos tiempos me obsesionaba mucho el reguetón, pero nunca me imaginé que la ética gansteril, macharrana, capitalista y guillúa que despliega ese género se convertiría en tan claro reflejo de nuestra sociedad boricua actual. El reguetón se ha convertido en una pesadilla. Ahora se me hace muy difícil disfrutarlo.
Diálogo: Andabas hace poco en un viaje nu wave, de frontman de No U Turn, ¿dónde interpones tu influencia del nu wave con respecto a este disco?
Alegría: Si, frontié a No U Turn en un concierto tipo reunión hace poco. Fue una experiencia muy interesante porque en los ‘80 yo era pana de algunos de ellos y los veía tocar a menudo.
La influencia nu wave está esencialmente en mi afán por la sorpresa, por el rapto, y por la búsqueda de originalidad. No sé si la gente joven, que están tan obsesionados hoy día con los ‘80, se pueden imaginar cómo se sentía escuchar esos sonidos nuevos aparecer de repente en tu radio y sorprenderte y volarte la cabeza. ¡Incluso mucha música top ten de esos tiempos! Fue una década increíble para la música. La gente se las estaba inventando ahí al paso, ante nuestros oídos atónitos. Siento que esa energía todavía reverbera en mí.
Aquí vemos el vídeo de Un cuarto más pequeño:
Diálogo: No sé cuán cómoda o incómoda sea esta pregunta pero, ¿cuáles son las diferencias más marcadas de tu trabajo con Alegría Rampante al que hiciste con Superaquello? Te pregunto porque de alguna forma veo una línea similar en cuanto a lo de trabajar desde la psiquis, incluso, el psicoanálisis.
Alegría: Para mí, la manera Aquellística de trabajar es una de las herramientas con que siempre cargo, y a cada rato decido sacarla y utilizarla. Cuando comenzaba a producir el disco sabía que habría momentos en que me iba a distanciar de ese pasado sonoro, pero que igualmente habría canciones donde se utilizan estrategias Aquellísticas.
Un cuarto más pequeño es para mí la canción transicional. Yo la trabajé como una canción de Superaquello. Quería que fuera bien delicada, y tenue, pero algo nuevo a la vez. Esquina Periferia, Alucinando al máximo, y El Muletas también son canciones donde usé algunas estrategias Aquellísticas, como por ejemplo grabar cada toque de la batería separados, como si fuesen samples y entonces decidir cómo mejor usarlos, o quizás en la integración del piano para crear líneas que engranen con los arpegios de guitarra.
Diálogo: Bueno, ¿y ahora qué? ¿Qué sería lo próximo luego de haber ocupado tantas energías en este disco? ¿Dónde ves a Alegría Rampante de aquí a, digamos, diez años?
Alegría: Ay loco, yo no sé. Esto se ha puesto tan retador y yo no soy un chamaquito ya, cui, cui, cui. No tengo la misma resistencia para seguir dando la lucha de la manera que lo llevaba haciendo. Claro, la creación siempre es una gran fuente de pompeo. La verdad es que si tuviera los medios me metía en el estudio a grabar par de discos cortos nuevos. Estoy muy emocionado con la nueva cepa de canciones Rampantes… No sé qué diantre nos depara el futuro, aparte de buena música.
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