#Elecciones2016 A pocas semanas de las elecciones generales y en medio de un momento crítico para la economía y el desarrollo social de Puerto Rico, Diálogo conversa con los seis candidatos a la gobernación. A partir de hoy, espera todos los domingos una entrevista a profundidad con los aspirantes a gobernar el país. Conoce el sentir de los candidatos con relación a la UPR y sus propuestas para trabajar con la junta de control fiscal.
Hay cosas difíciles en la vida.
Por ejemplo, una cosa muy difícil es estar en la Universidad de Puerto Rico (UPR), como obrero de la educación desde 1989, y escuchar a alguien decir que hay que desmantelarla y eliminar unidades.
O bueno, quizás el término que esas personas usen sea “consolidar”, camuflaje de sosiego que propone la solidez de algo colectivo, aun cuando resulte en el beneficio de menos componentes.
Pero para alguien que defiende la UPR desde hace casi tres décadas, ver cómo históricamente las soluciones de los gobiernos son a favor de menos recursos y entonces escuchar gente enajenada al sistema universitario público decir cosas así, de la baqueta por cazar votitos, resulta incómodo. Difícil y pico, como dijéramos al inicio.
“Los gobernantes de Puerto Rico ven a la universidad como un problema. Si se abriera el Mar Caribe y se hundiera por ahí pa’ abajo estarían felices”, dice Rafael Bernabe, profesor desde hace 27 años en el Recinto de Río Piedras, faena a la que posiblemente regrese cuando finalice la contienda electoral.
Bernabe es el candidato a la gobernación por el Partido del Pueblo Trabajador (PPT). Lo fue en 2012. Aun dentro de su discurso de campaña política, habla con conocimiento de causa de sobra. A la hora de discutir el tema de la UPR y la educación superior pública, es injusta su ventaja analítica sobre los otros candidatos a la gobernación. Su trayectoria se resume en la definición exacta de un académico activista a favor de la comunidad universitaria. Es, básicamente, un universitario, ha gozado y sufrido lo que ese concepto significa para el Estado Libre Asociado (ELA), sus gobernantes y la opinión pública que a lo papagallo les pueda servir de coro.
“Ven la Universidad de Puerto Rico como un grupo de revoltosos, un grupo de gente crítica, un grupo que cada vez que hay un problema en Puerto Rico levanta la voz de alerta y se movilizan, y eso es un problema para quienes quieren gobernar sin que haya una voz crítica. Si se hace más chiquita, con menos recursos, menos estudiantes, para ellos es mejor”, apuntó.
A la menor provocación, recuerda las luchas que ha visto en su paso por la Iupi. Llegó a la UPR en octubre de 1989, en pleno inicio de la presidencia del estadista José Saldaña. Bernabe, nacido y criado en el Barrio Monacillos de Guaynabo, venía de graduarse de la Universidad de Princeton con un bachillerato en historia con concentración en Estados Unidos, y de obtener grados de maestría y doctorado en sociología en la Universidad del Estado de Nueva York. También tenía a su haber la experiencia de haber enseñado a nivel de escuela superior en un colegio católico capitalino.
Era el tercer cuatrienio del entonces gobernador Rafael Hernández Colón, del Partido Popular Democrático (PPD). Aún en la atmósfera, dice Bernabe, se sentía el efecto de la huelga de 1981 y la prologada intervención en el Recinto de Río Piedras de la Policía de Puerto Rico, enviada desde Fortaleza por Carlos Romero Barceló. El rector en Río Piedras era Juan Fernández, “y tenía un compromiso de superar las situaciones de conflicto y violencia que en los pasados años se habían dado en la UPR”.
“Adoptó la política de no confrontación, que creo que fue positiva”, resaltó Bernabe, una política que “otros rectores en épocas posteriores han ido erosionando y eliminando”.
“Era un momento bueno en el que yo llegué. Había una organización estudiantil fuerte. La hermandad estaba en una situación de crecimiento y desarrollo. Estábamos transformando la Asociación de Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) en una organización que se enfocara más en una perspectiva sindical de organizar a los profesores, con una perspectiva en el tema del estatus político”, dijo. Perspectivas como la de lograr negociaciones colectivas, recordó, cobraban ímpetu entonces, además de esfuerzos concertados entre gremios como la APPU y la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes (AEEND).
Fueron varios los retos en la universidad de los que Bernabe fue parte durante esos procesos de formación. Un gobernante visto como detractor de la comunidad universitaria en la década de los ‘90, recordó, fue Pedro Rosselló, gobernador de 1993 a 2000 y engendrador del actual candidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP), otrora profesor del Recinto de Ciencias Médicas y autor de un libro publicado por la Editorial de la UPR, Ricardo Rosselló.
“El gobierno de Rosselló en aquel entonces quiso reducir el presupuesto del Sistema UPR para poder financiar el proyecto de los supuestos vales educativos para que los padres enviaran a los hijos a escuelas privadas”, subrayó Bernabe sobre aquella ilógica propuesta, en la que “por un lado se debilitaba el sistema de educación pública y por el otro lado se debilitaba a la universidad”, una completa idea de privatización a mansalva. Ante esto, hubo varios paros, como en 1998, donde también se protestaba un aumento a la matrícula.
Durante aquellos dos cuatrienios de Pedro Rosselló, recordó Bernabe, la comunidad universitaria también respaldó al pueblo obrero en momentos como la huelga de los maestros de 1993 y la de la Telefónica en 1998. En esa era además, con Norman Maldonado como presidente nombrado por Rosselló, se instituyó una Reforma Universitaria que restituyó el concepto de la Junta de Síndicos como herramienta de gobierno para el Sistema UPR, dividiéndolo del cuerpo de acreditación del Consejo de Educación Superior.
De igual forma, puntualizó que los gobiernos posteriores a Rosselló, tanto las administraciones del PPD de Sila María Calderón (2001-04), Aníbal Acevedo Vilá (2005-08) y Alejandro García Padilla (2013-16), como la del penepé Luis Fortuño (2009-12), han buscado poner contra la pared a la comunidad universitaria con reducción de sus recursos. Resaltó leyes como la Ley 7 del cuatrienio pasado y la Ley 66 de Sostenibilidad Fiscal, de la actual administración, como atentados directos a la fórmula de financiamiento de la UPR, con la que 9.6% de los ingresos del ELA pretenden garantizar la autonomía fiscal universitaria.
Puntualizó que esta experiencia con el PNP y PPD debe dar a entender cuáles serían las estrategias venideras de ganar alguno de estos dos partidos. Agregó que no cree que los dos candidatos independientes, Manuel Cidre y Alexandra Lúgaro, estén muy lejos de esa periferia de pensamiento, ante las estrategias de austeridad en contra de la gobernanza universitaria que ya han manifestado públicamente.
“No se puede administrar esto como si fuese una empresa privada”, dijo, por ejemplo, en alusión a Cidre y sus posturas de consolidación de unidades.
“Aquí hay un proyecto privatizador en desarrollo para con la educación pública y la UPR, intenciones de reducirla lo más posible, de reducir docentes, cada día son más los docentes con contratos de servicio. Tenemos que resistir todo eso. Ahora mismo la perspectiva del PPT y la mía se resume en que sea democrática, autónoma y accesible. Esa no es la perspectiva de la mayoría de los otros candidatos”, explicó, señalando que, particularmente los políticos del PNP y el PPD “saben que hay una resistencia, ellos lo saben” y por eso sus políticas atentan de tales formas contra la UPR.
Apuntó a una universidad “democrática, pues queremos la mayor participación de los que trabajan, para determinar cómo se organiza esta institución internamente. Autónoma, en el sentido de que no esté sometida a Fortaleza. Y que sea accesible es mantener una matrícula para que todas las personas en Puerto Rico tengan la capacidad y la aspiración de hacer estudios universitarios lo puedan hacer, sin importar clase socioeconómica”.
Ante la llegada de la junta de control fiscal que instaló el gobierno federal estadounidense en este archipiélago-colonia mediante la Ley de Supervisión, Administración y Estabilidad Económica de Puerto Rico (PROMESA), Bernabe entiende que la universidad del pueblo puertorriqueño todavía “es salvable, pero depende de que nosotros la salvemos, de la lucha en la calle y en el proceso electoral”.
Más allá de ideología: “resistencia, desobediencia” y lo radical
Como dijimos al inicio, hay cosas difíciles en la vida. Difíciles, pero no imposibles. Y ese es el mantra de lucha que Rafael Bernabe dice que lo guía, especialmente ahora que entramos en el tema de la junta de control fiscal y PROMESA.
“Resistencia y desobediencia”, expresa sin tapujos el único candidato a la gobernación que Diálogo vio el pasado 31 de agosto, cuando manifestantes en contra de PROMESA y la junta de control fiscal contundentemente interrumpieron los actos de la 1st Primera Conference, en las inmediaciones del hotel Condado Plaza Hilton.
- Diálogo: ¿Por qué usted estaba allí aquel día, por qué usted va a las manifestaciones?
- Bernabe: Los piquetes, las marchas son parte de las luchas sociales. Soy un activista social. Cuando uno plantea que quiere salarios más equitativos o que se defiendan los derechos civiles o que no se aumente la matricula, cualquier exigencia de esa naturaleza exige que uno deje oír su voz colectivamente, ya sea con estas manifestaciones, o con desobediencia civil, con cualquiera de las maneras de expresar una posición. Yo voy a las marchas porque es de las maneras prácticas para hacer algo.
Hubo buches de agua de parte y parte. Se parló más sobre el tema. Aquel 31 de agosto, Bernabe estuvo por teléfono en una estación de radio AM. Y el animador del espacio, que sustituía ese día a Luis Francisco Ojeda, le dijo que la mayoría del pueblo no pensaba como él.
“Es como preguntarle a un abolicionista en 1830: ‘¿Por qué usted lucha por la esclavitud?’”, le dijo a Diálogo. “Y entonces, el abolicionista respondería: ‘Creo que la esclavitud está mal y debe ser erradicada, dure la lucha, diez, 30, 50 años’”, agregó, colando entre los otros ejemplos la lucha de Mandela en Suráfrica contra el Apartheid y la desobediencia civil en Vieques, sucesos que al principio fueron encontrados con indiferencia por parte de la opinión pública.
“Yo no tengo ningún problema en reconocer que en algunas ocasiones mis ideas son minoritarias. Pero me parece que son las correctas y las presento y las explico. Tengo una visión muy fluida de la realidad, sé que la gente piensa algo ahora y que luego piensan distinto, eso no me desespera”, dijo.
Recordó cuando, en pleno debut como candidato a gobernador, en 2012, “a la primera entrevista de televisión que fui” – en la mañana el lunes 17 de junio, un día después de ser nominado como candidato por la asamblea del PPT – “me preguntó la anfitriona que si yo apoyaba el matrimonio de personas del mismo sexo”.
“Yo le dije que sí. Me dijo: ‘¿Usted sabe que acaba de perder miles de votos?’”, prosiguió.
“Le dije que, primero, no creía que fuese así, porque en aquel momento había mucha gente en esa posición, aunque aún era una cosa muy controvertible. Ahora es algo común, el Tribunal Supremo de Estados Unidos aprobó el matrimonio del mismo sexo, es algo normal en la sociedad y aceptable por la mayoría de la gente. Igual con el tema de la marihuana, su descriminalización, su cultivo, su legalización. Uno no tiene por qué desesperarse, las actitudes cambian”, manifestó.
Y volvió a hablar de resistencia, a abundar sobre la desobediencia civil, a reconocerlo como un agente de cambio histórico en los triunfos por los derechos de los pueblos. El PPT se ha opuesto desde el inicio a la junta de control fiscal, resaltó.
“La desobediencia empieza por el gobernador. Si la junta me dice que tiene que despedir a 30,000 empleados públicos, yo desobedezco porque a mí el pueblo de Puerto Rico me eligió para defender a los empleados públicos. Pues no, no lo voy hacer, que busquen una orden del tribunal y que me arresten, y que se sepa que arrestan al gobernador de Puerto Rico”, indicó.
Profundizamos aún más en el tema de los medios. Decir al aire términos de ciencia política y ciencias sociales, como “socialista”, “comunista” y cuidado si hasta “independentista”, ante una audiencia cada vez de más edad y menos educación, es como sacarle una cruz a un vampiro.
- Diálogo: ¿El PPT es un partido socialista?
- Bernabe: No, el PPT no es un partido socialista. Usted puede estar en el PPT y no ser socialista. Creo que el PPT recoge todo lo que un socialista como yo puede defender pero no hace falta ser socialista. Hay muchas personas en el PPT que no son socialistas y muchos que no son independentistas. Todas nuestras propuestas van en una sola dirección, hacia una sociedad más igualitaria, a que se garanticen la satisfacción de necesidades fundamentales, a que lo importante es el ser humano y no las ganancias de un pequeño grupo de empresas, y todas esas ideas son compatibles con el socialismo.
- Diálogo: ¿Qué cree del uso de ese término en la opinión pública de Puerto Rico? Parecería como vilificado ahora mismo y cuidado si históricamente manipulado…
- Bernabe: En el caso de Puerto Rico, en términos generales, creo que ha recobrado una atracción que perdió hace un tiempo. En las primarias a la presidencia de Estados Unidos, una de las figuras en contra de Hillary Clinton fue Bernie Sanders, ganó millones de votos y generó un entusiasmo extraordinario. Él se describe como socialista. Las propuestas de Sanders son propuestas concretas que el PPT ha defendido. Mira qué cosa, el socialismo antes era mala palabra y ahora hay una figura que dice ‘yo soy socialista’ y recibe miles de votos. La sociedad y especialmente la gente más joven anda perfectamente dispuesta a considerar alguna versión de perspectiva socialista. El mensaje llega poco a poco, pero ya he planteado esto en la política puertorriqueña: hay que perderle el miedo a la palabra socialismo.
Bernabe entiende que “cualquier gobernador que quiera hacer reformas socialistas importantes no puede tenerle miedo de esa palabra. Si dices mañana que quieres hacer un seguro médico universal te van a acusar de socialista, si quieres ponerle impuesto a las empresas foráneas, te acusan de socialista. Yo no le tengo miedo a la palabra socialista, precisamente porque el miedo a ese chantaje en el PNP y PPD es el que no ha dejado hacer nada”.
Esta posición pudiese verse como radical dentro de la hipocresía política y social que desde décadas confunde al pueblo puertorriqueño. Las cosas son como son, entiende Bernabe, lo que entonces nos llevó a otro interesante intercambio:
- Diálogo: Oiga, si todo el mundo sabe que usted es independentista, que muchos militantes del PPT son independentistas, ¿por qué el PPT no se radicaliza hacia la independencia, si mucha gente ve el partido en la izquierda, identificado con la independencia…?
- Bernabe: ¿Y por qué usted piensa que ser independentista es ser más radical?
- Diálogo: Bueno, con respecto al discurso ideológico y político, si nos ponemos a ver la historia de Puerto Rico, ha sido de lo más radical que hay…
- Bernabe: Partes de una premisa curiosa. También pueden haber independentistas bien conservadores, patronales, machistas… Yo creo que el PPT es un partido radical. No es un partido independentista, aunque yo sí. Pero a mí me interesa cambiar las cosas en Puerto Rico. Y yo te planteo algo, hablando desde la realidad. ¿Los independentistas en Puerto Rico somos la mayoría?
- Diálogo: Habría que ver qué nivel de melonismo hay y en qué momento…
- Bernabe: Está bien, pero hay que ser valientes y decir la verdad. No le demos la vuelta al tema. Somos una pequeña minoría.
- Diálogo: Y cuidado si hasta perseguida…
- Bernabe: Por las razones que sean. Siempre le buscamos una excusa, que si somos perseguidos, que se yo qué cosa, pero la realidad es que somos una pequeña minoría, y te hablo yo, como independentista, es que hay que buscar cómo salir de esa pequeña minoría y poder vincularnos con otra gente. La idea que yo tengo es que a mí me interesa trabajar con gente que son estadistas, pero están en contra de la junta de control, son estadistas pero están en contra de la reducción de fondos a la universidad, son estadistas y están a favor de los derechos de los trabajadores.
- Diálogo: Y esa gente está ahí, en su partido…
- Bernabe: Hay gente. Y queremos atraer más. En el PPT, un candidato a la legislatura, se llama Pablo Aymat, es un compañero que es estadista, que era partidario de Bernie Sanders, e incluso puede que te diga: ‘soy socialista, pero soy estadista’. En el PPT con eso no hay problema, no hay una condición de que hay que ser independentista. La idea de que el PPT no es radical por no ser un partido independentista es una idea equivocada.
“Vivimos en una sociedad tremendamente injusta, donde existe un grupo que controla las riquezas del país y queremos redistribuir las riquezas, y esa transformación del país tiene que darse a través de la organización de los trabajos. Nosotros queremos imponerle a esos sectores empresariales una política distinta. Dime tú a mí si eso no es radical”, explicó.
A continuación, Bernabe habla sobre su visión de lo que debe ser la UPR:
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