#Elecciones2016. A pocas semanas de las elecciones generales y en medio de un momento crítico para la economía y el desarrollo social de Puerto Rico, Diálogo conversa con los seis candidatos a la gobernación. La serie de entrevistas se estará publicando cada domingo. Conoce el sentir de los candidatos con relación a la UPR y sus propuestas para trabajar con la junta de control fiscal.
Cuando le preguntamos a María de Lourdes Santiago por qué en Puerto Rico, a pesar de que vivimos desde hace tiempito una profunda crisis socioeconómica –que se ha acentuado en los pasados diez años–, el apoyo electoral al independentismo ha disminuido consistentemente en este milenio, nos ofrece una analogía de Fernando Martín, dos veces candidato a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP).
“Ser independentista en un país que vive de la dependencia es como tener un partido vegetariano en la Argentina, que vive de la producción de carne”, cita la senadora y actual candidata a la gobernación por el único partido que desde que se constituyó el Estado Libre Asociado en 1952 ha batallado contra el Partido Popular Democrático (PPD) y las fuerzas estadistas –primero englobadas en el Partido Estadista Republicano y desde 1968 en el Partido Nuevo Progresista (PNP)– en cada una de las elecciones celebradas desde entonces.
Y es que desde que Rubén Berríos acumuló el 5.2% de los sufragios en las elecciones del 2000, el PIP no ha vuelto a coquetear con una cifra similar.
En 2004, en las elecciones de los legendarios ‘pivazos’ que le otorgaron el triunfo al popular Aníbal Acevedo Vilá, el apoyo al PIP y Berríos se redujo a apenas un 2.7%. Cuatro años más tarde la tendencia no solo se mantuvo, al recibir Edwin Irizarry Mora un 2.0% de los votos, sino que Rogelio Figueroa, del entonces debutante partido Puertorriqueños por Puerto Rico les arrebató la tercera posición con un 2.8% de los sufragios.
Quizás al PIP le sirva de consolación saber que en 2012 recuperaron el tercer escalón y disfrutaron de un leve repunte, al sumar el 2.7% de los votos de la mano de Juan Dalmau.
Pero más allá de los fríos números, resulta extraño pensar que en un país donde la gente se pasa criticando la gestión de sus gobernantes, no haya habido un cambio perceptible en las tendencias electorales, donde fuera de conocer quién saldrá airoso entre el PNP y el PPD, no hay muchas interrogantes que contestar el día de los comicios.
“Es el síndrome del elector maltratado. Es las personas que, reconociendo quiénes son los responsables del mal continúan apoyándolos con su voto, o alternándolos. El mejor ejemplo es lo que nos dice la gente a los candidatos legislativos del PIP. Ya yo he sido candidata al Senado tres veces. La gente me dice con buena intención, ‘yo te quiero allí en el Senado pa’ que vigiles a los pillos míos’. Y entonces uno le tiene que decir, ‘señora, y si para empezar usted no vota por los pillos suyos’. Te admiten que [los políticos de otros partidos] son pillos”, asegura Santiago sobre lo que escucha en la calle.
No obstante, Santiago considera que ha llegado el momento propicio para que el panorama político comience a desplazarse a favor del movimiento independentista.
A su entender, si bien es cierto que las bases sobre las que fue construido este país nunca fueron sólidas, no es hasta los últimos años que verdaderamente los puertorriqueños comenzaron a percibir la realidad económica, social y política como una en estado crítico.
“Todo el mundo tiene alguien querido que se tuvo que ir de Puerto Rico. Conoce alguien en su familia que perdió el trabajo. Un negocio que no puede echar pa’lante, que se ha tenido que ir a la quiebra. El empobrecimiento, el efecto de los impuestos como el IVU, ahora todos somos 11.5% más pobres. Pero ‘todos’ quiere decir principalmente los que tienen menos. Entonces la gente comienza a ver el descrédito de los partidos políticos”, sostuvo la aspirante pipiola.
“Hay una gran frase de los estadounidenses que dice ‘where you stand depends on where you sit’ (dónde te paras depende de dónde te sientas). La adhesión política de la mayoría de la gente depende de su realidad muy inmediata. Nosotros confiamos en que lo que está ocurriendo, y lo estamos viendo en la calle, que lo que está ocurriendo hace que la gente que nunca se había cuestionado nada, nada, comience a decirse: ¿y esto es lo que tenemos, a esto es lo que podemos aspirar? ¿Por qué no cambiamos? Yo he visto mucho ese cuestionamiento en gente mayor, porque a veces pensamos que la gente mayor va a ser muy reacia al cambio. Pues yo creo que no. Que en el momento que está viviendo Puerto Rico hay gente dispuesta a hacerse ese cuestionamiento”, manifestó Santiago.
Además de las circunstancias que afectan directamente a los ciudadanos de a pie, como la pérdida de empleos y el alza en el costo de vida, Santiago mencionó otros elementos que han contribuido a alterar la percepción de prosperidad que por muchos años prevaleció a nivel general: la enorme deuda pública, la emigración y la corrupción en la esfera política.
Igualmente importante, dijo, ha sido lo que llamó la “aceptación” de parte de los Estados Unidos de que la estructura actual de Puerto Rico “no funciona”.
“Una cosa es que el PIP diga ‘la colonia no tiene soberanía, el que habla aquí de soberanía está engañando’; una cosa es que lo diga el PIP y otra cosa es que lo diga el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, acogiendo el planteamiento de la administración Obama. Esa determinación [del caso] Sánchez Valle ha tenido un gran efecto en Puerto Rico”, sostuvo la también abogada.
Un “mensaje” contra la JCF
Otra de las manifestaciones de que el gobierno federal reconoce que lo que se está haciendo en Puerto Rico no funciona es la imposición de la junta de control fiscal (JCF).
Desde un principio, Santiago se ha expresado en contra de que a este ente no electo democráticamente se le haya concedido un poder tan amplio sobre las finanzas del país, y sobre todo ha enfatizado su postura respecto a la necesidad de que el primer ejecutivo, que tiene un puesto ex officio en la junta pero carece del poder del voto, muestre una actitud de confrontación a las determinaciones que tome el cuerpo.
“Yo creo por ejemplo, que las determinaciones de la junta en esa pequeñísima reunión en que comenzaron a ser operacionales, fue convertir al gobernador en su muchacho de mandado, que le consiga informes semanales, los informes mensuales [de las finanzas de las distintas agencias]. Yo creo que el gobernador no debería darle ni un recibo, ni un papel a la junta. A la junta no se le debería dar ni un centavo para su funcionamiento”, declaró Santiago.
“Para nosotros hay algo fundamental en que el país comprenda de qué se trata la postura de confrontación con la junta de control fiscal. En la medida en que gane la candidata que propone la no colaboración con la junta eso cambia el panorama para los Estados Unidos. Los Estados Unidos actúan como han actuado porque saben que van a contar con la aquiescencia de populares y penepés, que en efecto ha sido así, y de los candidatos independientes también, que están arrodillados como rojos y azules ante la junta. Ese mensaje de un país que está unido en una postura de confrontación para la junta, créeme que provocaría algo muy distinto que lo que provocaría la victoria de alguien que sí está dispuesto a estar sumiso ante la junta” indicó la líder independentista.
- Diálogo: Hay muchísima gente que apoya la junta.
- Santiago: Hay gente que la apoya pero…lo que yo escucho a través de los medios no coincide con lo que yo veo en la calle, y cuando digo en la calle, yo creo que poca gente en Puerto Rico habla con más personas que yo. Porque nosotros hacemos campaña carro a carro y casa a casa.
- Diálogo: ¿O sea, que usted cree que las encuestas que aseguran que una mayoría de la población apoya la junta son desacertadas?
- Santiago: Es como cuando dicen que la gente no entiende la independencia, cuando yo hablo la entienden.
- Diálogo: ¿Cuando usted habla la entienden?
- Santiago: Sí. Y entienden lo de la junta. Lo que pasa es que aquí hay una visión un poco condescendiente cuando nos dicen que ‘tienes que bajar al nivel del pueblo’. ¿Cómo que bajar al nivel del pueblo? Eso es una forma tan arrogante de pensar sobre el país. La gente entiende y la gente en la calle sabe a lo que viene la junta. Pero eso no es lo que se transmite a través de los medios, sobre todo en los medios corporativos.
- Diálogo: De darse ese enfrentamiento entre el gobierno local y la junta, ¿cuáles serían las consecuencias para el país? Evidentemente se estaría llevando un mensaje de oposición al gobierno de Estados Unidos, ¿pero no se estaría creando un escenario de ingobernabilidad dados los poderes que ostenta la JCF?
- Santiago: Por supuesto que se crearía una crisis. Para eso es. Si no creamos la crisis aquí no pasa nada, si no hay confrontación abierta aquí no pasa nada. Y mira lo anómalo de la mentalidad colonizada. Todo el mundo reconoce que la junta es profundamente antidemocrática. El poquito espacio que había de gobierno propio desaparece con la junta. La inmensa mayoría de la gente reconoce que la junta viene aquí a cobrar y a tomar medidas que van a afectar a la gente más vulnerable. Tienes esos dos elementos. La gente que cuestiona o le sorprende nuestra decisión [de enfrentarnos a la JCF], ¿le habrían dicho a Nelson Mandela, ‘oye Nelson, el Apartheid es ley, estate quieto y deja que los blancos hagan su parte’? La posición tiene que ser de confrontación para generar la crisis que provoque el cambio. Porque Puerto Rico no es más colonia que lo que era el año pasado. No ha cambiado la realidad político-jurídica del país. Ha salido a flote una manifestación de ese poder que siempre ha estado ahí. Se trata de no solamente ir contra la junta, se trata de ir contra el Estado Libre Asociado que la engendró.
Como dijo Santiago, la junta viene a cobrar una deuda que ronda los $70,000 millones. Y algo que, a su juicio, hay que tener muy en cuenta en el proceso de reestructuración que con junta o sin ella luce inevitable, es la identidad de los acreedores.
“Esa reestructuración si fuera a beneficiarnos a nosotros no puede tratar igual al buitre de Wall Street, que compra a peseta por un dólar, que al inversionista local, que compra el dólar a dólar. Para nosotros es importante ese reconocimiento de la diversidad de los acreedores. Y el destinar esas riquezas que produce el país al desarrollo económico porque si no hay inversión pública, no hay inversión privada. Por eso son peligrosas las medidas de austeridad”, advirtió, al tiempo que agregaba que el crecimiento económico que Puerto Rico vivió a mediados de Siglo 20 se debió, en gran medida, al nivel de inversión que realizó el gobierno, particularmente en la infraestructura de la isla.
Despolitización de la UPR: cuestión de credibilidad
Una de las instituciones más importantes del país que se han visto afectadas por la incompetencia de los gobiernos con el pasar de los años ha sido la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Para Santiago, el camino para que el principal centro docente del país consiga alcanzar su potencial empieza por la despolitización de los procesos administrativos. Y es que a su entender, algunas medidas que se han tomado en tiempos recientes forman parte de una “agenda” deliberada para debilitar a la universidad.
“[Un ejemplo es] la limitación de contratación de profesores a tiempo completo. Obligar a profesores a trabajar en precario dando dos cursos en la UPR, dos en una universidad privada, dos en un instituto técnico. Esa es una forma de eliminar el sentido de pertenencia y atentar contra las funciones de la universidad”, denunció Santiago.
La egresada de la Escuela de Derecho de la UPR es firme creyente de que, partiendo de la premisa de que en la academia se encuentran las principales mentes del país, todas las agencias y corporaciones públicas deberían tener la obligación de acudir a la universidad en primera instancia al momento de requerir alguna contratación externa.
- Diálogo: ¿Cómo puede el Estado, porque a fin de cuentas estamos hablando de la universidad del Estado, trabajar de la mano con la UPR sin atentar contra su autonomía?
- Santiago: Si algo sabemos es que no puede ser bajo el PPD o el PNP, porque ya ni siquiera hay el disimulo…¿en esta administración cuál fue una de las primeras iniciativas? Cambiar el cuerpo de gobernanza a la Junta de Gobierno pero con personas identificadas con el Partido Popular. El escándalo de las becas universitarias, cómo el acceso a privilegios está condicionado a la relación que se tenga con Fortaleza y con figuras influyentes en el Partido Popular. Hay que cambiar la forma en que se gobierna el país. Para esto no hay atajos. Tú puedes crear un proyecto de ley que disponga tal y tal cosa. Bueno, puedes hasta un límite controlar la influencia de la política partidista pero si el instrumento que sea está en las manos equivocadas se van a cometer los mismos errores del pasado.
- Diálogo: ¿En manos de quién debe estar?
- Santiago: En manos del PIP, por ejemplo.
- Diálogo: ¿Y que garantías hay de que el PIP no hará lo mismo que ha ocurrido ya por tantos años en cuanto a la intromisión dentro del sistema UPR?
- Santiago: La moneda de mayor valor de un político o una política es la credibilidad. Nosotros tenemos 70 años de lucha limpia. Los otros partidos tienen un larguísimo historial de utilización de recursos del Estado para su beneficio propio. Y es un punto importante porque al país hay que devolverle la posibilidad de que el gobierno actúe de forma transparente y de forma legítima, de forma honrada. La premisa de que todos son iguales y por lo tanto todos van a actuar con los mismos incentivos inadecuados, todos van a actuar bajo la misma premisa de sacar provecho para sí, le causa un gran daño a la posibilidad de democracia real en el país.
A continuación, Santiago habla sobre su visión de lo que debe ser la UPR:
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