Ana María Vidal tiene un currículum vítae envidiable. Con menos de treinta años ya ha trabajado en la Oficina del Gobernador de Puerto Rico; en una empresa privada en Washington DC en la cual ayudaba a manejar proyectos de desarrollo en países en conflicto como Sudán, Afganistán e Iraq y en una organización no gubernamental que, desde la misma ciudad estadounidense, laboraba con proyectos similares en América Latina. Su meta, en cambio, no era esa, según relató esta hija de Puerto Rico en una entrevista con Diálogo.
“Yo estaba loca por quedarme en la Iupi. (Universidad de Puerto Rico)”, cuenta Vidal sobre ese momento decisivo después de la escuela superior cuando tuvo que escoger entre continuar sus estudios en la Isla o en el exterior. Como recibió una beca de la universidad de Tufts en Massachusetts, decidió entonces que mejor salía del País a prepararse para su futura carrera. Pero, siempre tuvo planes de regresar, al igual que otro grupo de jóvenes entrevistados para este reportaje que recientemente retornaron a la Isla en contra de todo pronóstico.
“CARIBBEAN BUSINESS has been sounding the alarm on Puerto Rico’s population loss for years, including two in-depth reports on its website in the past month.”[i]
La historia de Enrique Jiménez[ii] es bastante parecida. Este otro joven profesional, con estudios y experiencia de trabajo en ingeniería civil, también emigró de Puerto Rico justo después de sus estudios secundarios. Terminó su bachillerato en Georgia Tech, en Atlanta Georgia y luego trabajó más de un año para una compañía multinacional de construcción, ayudando a edificar cárceles, escuelas superiores, universidades y estadios; todo mientras cursaba sus estudios graduados en la misma institución universitaria mencionada. A pesar de tener un buen trabajo en una ciudad que le gustaba mucho Enrique cuenta que “…ya para cuando me estaba graduando de la maestría me estaba picando la vena de que quería regresar”. En su caso el motivo de esa añoranza era la familia. Los días festivos (de celebración en familia) lejos de casa le resultaban agobiantes.
“There has been an exodus of Puerto Rico residents amid the marathon local economic recession.”
Carli Dávila, otro de nuestros entrevistados, dio varias vueltas por el mundo antes de regresar. Tras ser becado por un colegio privado, Carli se graduó y comenzó su bachillerato en Ciencias Ambientales en la universidad de Cornell, en el estado de Nueva York, en el 1993. “Yo repartí periódicos desde los nueve años y todo lo que no fuera escuela ni comida me lo pagaba yo”, relata con orgullo quien creció solo junto a su madre soltera. Luego de realizar un bachillerato en Tecnologías Ambientales y una segunda especialidad en Negocios, Carli pasó una tortuosa temporada buscando trabajo en Wall Street hasta encontrarlo. Insatisfecho con lo que hacía, luego de trabajar tres años, utilizó los ahorros que tenía para viajar por el continente Suramericano en el 2003. El ahora director de video en una de las empresas mediáticas más grande de la Isla, cuenta como antes de llegar hasta ahí hubo un sinnúmero de viajes, aventuras y trabajos en y fuera de Puerto Rico. Durante ese periodo nunca le faltó trabajo y por ende recursos económicos. Tal vez por eso, cuando regresó a vivir en la Isla, su decisión de radicarse aquí fue menos categórica que la de Ana y Enrique. Entre una cosa y la otra, se dio cuenta que se quedaba para trabajar y hacer cultura en la Isla donde nació.
“ ‘The rise in the emigration of these professionals grabs attention,’ said Puerto Rico Institute of Statistics Executive Director Mario Marazzi Santiago…”
Ana María Vidal / Foto por Giovanni Maldonado
Volvamos con Ana María. Una vez completado su bachillerato consiguió trabajo en Puerto Rico en la Oficina del Gobernador, pero en el 2008 se vio precisada nuevamente a buscar nuevos horizontes por los cambios suscitados tras el proceso eleccionario de ese año. Esta vez, decidió realizar estudios graduados en Administración Gubernamental en George Washington University en Washington DC. Sabía que allá tendría mejores oportunidades para aprender sobre el funcionamiento gubernamental.
“Lamentablemente aquí [en Puerto Rico] no hay tantos espacios para desarrollar, proponer e implementar política pública. Por lo menos no lo había en el 2007-2008. En aquel momento era o trabajabas en el gobierno o trabajabas en las pocas ONG que habían”, comentó.
Lo que inicialmente se supone que fueran once meses de estudios, se convirtió en cinco años de trabajo en la capital estadounidense con una breve estadía en la isla para escribir su tesis de maestría. Mientras describía cada una de las etapas de su vida a Diálogo durante ese tiempo, casi como si fueran capítulos de una novela, Ana María mencionó varías veces los grupos de amistades que tenía y que las ganas de regresar que sentía por estar con su familia y su círculo de amigos de una adolescencia de colegio nunca la abandonaron. Resaltó que mientras hizo su bachillerato en Tufts conoció a muchos puertorriqueños, pero no logró conectar con un grupo concreto de amistades.
“…while cautioning that the data methodology has a relatively high margin of error.”
Enriquetambién sentía esa falta de conexión. Aunque le gustaba mucho la ciudad, su trabajo y su círculo de amigos en Atlanta -puertorriqueños en su mayoría-, no dejaba de sentir un vacío. La rutina de trabajar durante la semana y salir el fin de semana lo agobiaba. Manifestó queeso “cansa” y que “uno quiere llegar a la casa”. Es curioso ver cómo ese hogar que Enrique extrañaba no era el apartamento que se costeaba él mismo en esa ciudad sureña, si no la casa donde se crió en la Isla. Para regresar, tuvo que arreglárselas para conseguir un trabajo desde Estados Unidos que fuera a tono con sus estudios y experiencia de trabajo. Recuerda sentir que después del principio de la recesión económica de Estados Unidos en 2008, estaba aún más consciente de lo difícil que sería esa búsqueda. Utilizar las bases de datos y las redes sociales para profesionales desde Atlanta para buscar un trabajo nuevo casi no dio fruto. Según Enrique, muy pocas compañías de construcción en la Isla hacen buen uso de los medios digitales para conectarse con el mercado de trabajo.
“En verdad fue bien frustrante al principio…meterse en clasificados online y buscar trabajo no es tan fácil como lo pinta alguna gente de que abre el periódico y está ahí”. Para lograr su cometido y por fin poder regresar, tuvo que buscar en cuanto periódico y sección de negocios de la Isla pudiera encontrar. Identificaba todo proyecto nuevo de construcción y la compañía que lo trabajaba para entonces llamar a estas una a una y pedir un correo electrónico a donde mandar su resumé. Después de meses buscando empleo y hacer una que otra entrevista, por fin encontró un trabajo en una compañía isleña. Tuvo un recorte en su salario, pero estaba listo para ello.
“A falling population presents a growing range of challenges for Puerto Rico and is even raising red flags on Wall Street regarding the island’s economic and fiscal future.”
Para Carli, regresar a la Isla resultó una experiencia chocante. Se sentía desconectado de la mayoría de la sociedad puertorriqueña, un problema común para los que salen de su país de origen y luego regresan. “Vivir en Puerto Rico fue un shock luego de pasar cinco años en la ciudad de Nueva York y un año viajando y empapándome de experiencias y estímulos culturales”, confiesa.
En esos primeros años de regreso continuó experimentando un proceso de auto-descubrimiento que había comenzado años atrás en esas oficinas de wall street donde trabajó. Allí escribía ensayos jocosos por las noches desde su escritorio para mantener un blog con unos amigos. Cuando se instaló permanentemente en Puerto Rico en el 2006, probó de las relaciones públicas, campo en el cual retomó la escritura como medio de expresión artística y profesional. Para la misma época comenzó a explorar el uso de las redes sociales digitales como Twitter. Estos dos intereses, el de la comedia y el de las nuevas tecnologías mediáticas, le sirvieron de mucho para encontrarse como profesional con ganas de aportar en los campos de creación cultural. Una de sus ambiciones es poder introducir una nueva propuesta televisiva en la Isla. Aceptó con timidez que a veces no encontraba cómo entrarle a la cultura popular puertorriqueña pero que después de mucho tiempo, encontró lo suyo.
Carli Dávila / Foto por Ricardo Alcaraz
“Lamentablemente en la Isla la cultura no es algo mainstream, sino una subcultura que te obliga a hurgar con empeño para poder encontrarla. Me tomó casi cuatro años hallar y adentrarme dentro de la burbuja artística y de comedia que me nutre cada día y que me mantiene feliz viviendo en Puerto Rico”, escribió en una segunda entrevista realizada vía correo electrónico. También reconectó con un pequeño grupo de amigos de su universidad que igual que él, regresaron a Puerto Rico. Por ahora está muy satisfecho con su vida profesional y privada, es dueño de su propia casa y en su tiempo libre forma parte de un grupo de comedia improvisada.
“Puerto Rico’s population fell by 2.2 percent during the past decade, according to 2010 Census statistics.”
Hay algo que las estadísticas sobre la fuga de talento no revelan. Estos tres jóvenes son evidencia de que el aeropuerto Luis Muñoz Marín no sirve solamente para llevarse a los de aquí, si no que de vez en cuando los devuelve con ganas de trabajar y aportar. Ana María, Enrique y Carli apuestan a permanecer en su tierra. Mientras Ana María buscaba trabajo en sus primeras semanas de regreso (ya lo tiene), se encontraba nerviosa pero emocionada. Muchos le preguntaban que por qué no se quedó por allá donde las cosas están mejores. Tuvo que dejar de hacerle caso al comentario engorroso y ponerse gríngolas para alcanzar su meta.
Por su parte, Enrique sueña con quedarse en la compañía en que trabaja actualmente hasta retirarse, consciente de los vaivenes de la economía y su posible impacto en sus finanzas.
Mientras que a Carli, pareciera que esa misma energía que lo llevó a recorrer el estado de California en motora antes de comprar casa en Puerto Rico, lo hace mantenerse activo aquí en el campo de las artes.
Las razones para regresar y quedarse representadas por estos tres jóvenes son tan variadas, complejas y personales como las que mantienen a tantos tan lejos de nuestras costas. Es importante recalcar las razones de ese segundo grupo de nuestra diáspora. Sí, es cierto que la crisis fiscal lleva mucho tiempo socavando los cimientos necesarios para una cultura profesional variada y rica en la Isla. También es cierto que para muchos no hay opción económica tangible en esta y para poder sustentarse tienen que buscar afuera. Otros quisieran regresar pero se sienten inseguros frente a un marco, una imagen casi indeleble, que resalta una y otra vez la violencia y la desesperanza. Pero también es cierto que las oportunidades muchas veces no llegan si uno no las busca y que con suerte y mucho empeño, algunos han logrado regresar para quedarse aquí en Puerto Rico, al 787, el emblemático código telefónico con el cual muchos identifican la Isla. Son los menos pero para hacer mucho, con unos pocos buenos basta.
[i]Citas en itálicas sacadas del artículo “Census: PR ‘brain drain’ picking up”, publicado en la página cibernética de Carribbean Bussiness el 18 de enero de este año.
[ii]El entrevistado prefirió identificarse con un seudónimo para no revelar su identidad.