BERLIN / SHANGAI- La canciller alemana, Angela Merkel, declaró este lunes que ha llegado el momento de imponer nuevas sanciones contra Irán por su disputada actividad nuclear. “He dejado claro que estamos entrando en una fase donde debe haber sanciones contra Irán”, aseguró Merkel en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro libanés, Saad al-Hariri. Irán había rechazado todas las ofertas constructivas de gobiernos extranjeros para resolver la disputa por sus actividades de enriquecimiento de uranio, agregó. Países occidentales sospechan que Irán quiere usar tecnología atómica para construir una bomba, pero Teherán lo niega y dice que sólo está interesado en la generación de energía para uso civil. Potencias occidentales quieren que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas apruebe una resolución que imponga nuevas sanciones contra Teherán, pero están enfrentando resistencia de China, que tiene poder de veto en ese organismo. Algunos funcionarios de la Unión Europea explicaron que necesitaban estar preparados para implementar rápidamente sus propias medidas para mantener el control sobre las decisiones tomadas por Irán con respecto a su programa nuclear, si se demora mucho la obtención de respaldo a las sanciones de la ONU. GB busca apoyo de China para presionar a Irán China y Gran Bretaña acordaron presionar a Irán sobre sus actividades nucleares, confirmó el secretario británico de Relaciones Exteriores, David Miliband, al iniciar una visita a China durante la cual se espera que trate prioritariamente la disputa con Teherán. Miliband declaró que las dos potencias -ambas miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas- querían asegurar que Teherán obedezca las resoluciones del Consejo para disipar la “amenaza real” de sus ambiciones nucleares. “Gran Bretaña y China no sólo convenimos en el objetivo de que Irán debería respetar el Tratado de No Proliferación Nuclear, sino también respecto de lo que necesitamos para garantizar una combinación de compromiso y presión”, declaró Miliband a reporteros poco antes de volar de Shangai a Pekín. El Tratado de No Proliferación Nuclear pretende impedir que las armas nucleares estén al alcance de países como Irán que no pertenecen al reducido grupo potencias nucleares, entre ellas China y Gran Bretaña. Sin embargo, más allá de los optimistas comentarios de Miliband, sus conversaciones en Pekín sobre Irán -uno de los principales proveedores de petróleo a China- podrían ser una de las etapas más complicadas de su viaje de tres días. Las potencias occidentales quieren que China apruebe una resolución de Naciones Unidas imponiendo nuevas sanciones a Irán, con el argumento de que este país estaría buscando desarrollar armas nucleares en violación de acuerdos anti-proliferación. Pekín ha rechazado hasta ahora las iniciativas para endurecer las sanciones, lo cual bloquea una resolución porque como uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad tiene poder de veto. La agenda de Miliband en la capital china incluye una reunión con el primer ministro Wen Jiabao, con quien el canciller británico discutirá “cómo podemos enfrentar la amenaza real que el programa nuclear iraní significa para la estabilidad y seguridad internacionales”. Miliband hizo estas declaraciones durante una visita vespertina a un centro de entrenamiento de fuerzas de mantenimiento de paz en las afueras de Pekín. Teherán ha negado sistemáticamente que su programa nuclear tenga el objetivo de desarrollar armas, afirmando en cambio que sólo quiere enriquecer uranio para unas proyectadas plantas de generación de energía. En otro ámbito, Miliband instó a China a abrir más su economía y mejorar la protección a los derechos de propiedad intelectual. “Los inversionistas extranjeros buscan transparencia y competencia justa, así pueden tener confianza en sus inversiones”, indicó Miliband.