Para que exista la democracia tienen que haber espacios de conversación y debate independientes de los intereses económicos, partidistas y gubernamentales. Como explicó el sociólogo Jürgen Habermas, así nació la democracia contemporánea, con la constitución de una esfera pública: ese lugar de deliberación y argumentación ciudadana que se expandió a través de siglos de políticas culturales en los que la libertad de prensa y el pleno acceso a la información jugaron un rol fundamental. La democracia se trata de la capacidad de las personas para tomar decisiones, y para poder tomar buenas decisiones las personas deben estar bien informadas.
Pero lo que sucede ahora, según el periodista y sociólogo Rafael Roncagliolo en su artículo “La democratización de la democracia”, es que la expansión del capitalismo y sus intereses económicos han alimentado el control y la manipulación de la opinión pública y la ética del servicio público ha sido sustituida por la ética de la publicidad. Es en este contexto que cobra importancia la creación de medios de comunicación independientes, es decir, que no dependan exclusivamente de la publicidad como soporte económico. Pero a los intereses empresariales se añaden los intereses políticos y gubernamentales que promueven la intervención y censura a los medios de comunicación, incluso en los países democráticos.
Tenemos el caso de Cuba, país bajo dictadura donde la prensa independiente es ilegal y el acceso al Internet está limitado, según los informes de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF). Pero también el de un país democrático como Ecuador, donde el año pasado el presidente Rafael Correa demandó a dos periodistas por “daño moral” y reclamó una indemnización de 10 millones de dólares, luego de que éstos publicaran un libro en el que exponen que el mandatario tenía conocimiento de que su hermano, el empresario Fabricio Correa,
mantenía contratos millonarios con el gobierno.
Situaciones como ésta es ejemplo claro de restricciones a la libertad de prensa que, a juicio de Mario Roche Morales, periodista y catedrático asociado de la Escuela de Comunicación del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico (UPR), “está relacionada, por un lado, con la capacidad de los periodistas para trascender los criterios mercantiles y corporativos de los medios para los que trabajan y, por otra parte, con su habilidad para ir más allá de las presiones que pueda ejercer el Estado”.
Por su parte, Ruth Hernández Ríos, periodista y directora del Departamento de Comunicación de la Universidad Interamericana en Bayamón, opinó que “los ciudadanos merecen que un elemento imparcial y separado del Estado les informe, oriente y ofrezca información imparcial para poder tomar decisiones acertadas sobre los asuntos que les atañen o afectan”.
Sin embargo, a veces no es sencillo distinguir cuándo se intenta proteger o limitar la libertad de prensa. Un ejemplo que ilustra esta complejidad es el caso de los diarios argentinos Clarín y La Nación contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El caso se suscitó el año pasado cuando el Congreso argentino aprobó una ley para regular la fabricación, comercialización y distribución del papel diario y lo declaró de interés público. Los propietarios de los diarios consideran que la ley es inconstitucional y atenta contra la libertad de prensa. El gobierno, por su parte, declaró que Clarín y La Nación, accionistas mayoritarios de la única empresa argentina de papel, tienen un monopolio que discrimina contra diarios pequeños al cobrarles precios diferenciados ante la insuficiente producción de la empresa.
En una columna reciente, la Presidenta del Grupo Ferré Rangel, hizo alegato de persecusión gubernamental por parte del Presidente del Senado de Puerto Rico.
Roche Morales recordó que desde las primeras décadas del siglo XIX los medios periodísticos son un negocio, pero al hacer una evaluación histórica, ve que con el pasar del tiempo la competencia entre las empresas de la comunicación se ha exacerbado y la lucha por permanecer y obtener el favor de las audiencias es mucho más intensa.
“En Puerto Rico esa realidad se refleja en las relaciones sinuosas que mantienen ciertos conglomerados de la comunicación con los sectores de la banca o el sector inmobiliario; o, por otra parte, en la peligrosa relación entre un diario y el gobierno que financiasulabor,hechoqueponeenriesgosulibertadparaejercer críticamente y con independencia de criterio su trabajo”, opinó el profesor.
Pero para Luis Alberto Ferré Rangel, empresario y director de El Nuevo Día, la independencia económica de un medio garantiza su independencia editorial. El empresario del Grupo Ferré-Rangel, propietarios también del diario Primera Hora, la imprenta Advanced Graphic Printing y la compañía proveedora de servicio inalámbrico Ellow entre otras, opinó que un medio económicamente débil es vulnerable a todo tipo de presiones, políticas y comerciales, y pone en riesgo su misión social de informar libre de presiones.
Sin embargo, Ferré Rangel reconoció que un medio económicamente sólido también podría no ser independiente y usar su poder para defender intereses económicos particulares. Pero sostuvo que “un medio que es responsable y con solidez financiera está mucho más inmune a las amenazas externas y tiene los recursos para defenderse y defender a sus periodistas de presiones políticas o comerciales que buscan modificar la cobertura noticiosa a su favor”. Ferré Rangel mencionó que además de las amenazas externas, la libertad de prensa en Puerto Rico tiene “amenazas internas”, según señaló, producidas por el descuido, la falta de rigor y de preparación que a veces se da en los medios.
Por su parte, Milly Méndez Román, presidenta del capítulo de Puerto Rico del Overseas Press Club, organización fundada en 1939 en Nueva York con la misión de, entre otras cosas, contribuir a la libertad y la independencia del periodismo, opinó que la libertad de prensa se ve amenazada a diario y que la independencia que deben tener los medios a la hora de informar se ha visto impactada por las presiones políticas, como también por parte de sus anunciantes. Además, Méndez Román añadió que el estado de libertad de prensa en Puerto Rico se ha debilitado.
“Es una realidad que se intenta ignorar pero está entre nosotros. Es un reto diario para el periodista intentar llevar una información veraz y balanceada tal como el pueblo se merece sin que influya de alguna forma la presión de los clientes comerciales que pautan sus anuncios en una empresa de las comunicaciones. Al mismo tiempo, las presiones de los partidos políticos que logran insertarse en algunos medios aporta a debilitar la libertad de prensa”, anotó.
Viendo el lado positivo, Helga Serrano Gutiérrez, directora del Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico (CLP), opinó que en Puerto Rico la fortaleza de la libertad de prensa está en la calidad de los periodistas que cumplen con su cometido de informar responsablemente. “Lo he visto y vivido como profesora y supervisora de algunos de ellos, a gran orgullo”. No obstante, añadió que hay también “actuaciones cuestionables, con trabajos chapuceros, y con agendas propias”. Serrano Gutiérrez concluyó que “el gran reto en Puerto Rico es estar pendiente, denunciar todo intento, por minúsculo e inconsecuente que parezca, que pueda menoscabar esta libertad tan preciada”.
De la esfera pública a la esfera virtual
Ante la decadencia de la esfera pública, el Internet y las redes sociales abren un espacio que podría ayudar a fortalecer la libertad de prensa, un espacio donde cualquier ciudadano puede divulgar información sin tener que restringirse a ningún tipo de censura o presión.
“Hemos avanzado en el hecho de que existen medios alternos a través de las plataformas digitales. Son pocos, pero son voces que se hacen escuchar. Algunos periodistas se han lanzado al reto de crear sus espacios y han sido exitosos en el trayecto, como es el caso del medio informativo Noticel.com”, reflexionó Milly Méndez.
Sobre el periodismo ciudadano que se practica a través de las redes, Méndez opinó que es un fenómeno que brinda un espacio a los ciudadanos y comunidades marginadas que en muchos casos no logran tener voz en los medios de comunicación masivos. “El periodismo ciudadano está entre nosotros y es una herramienta efectiva de denuncia ante la censura”, anotó.
Los periodistas Jua Carlos Calderón y Christian Zurita Fueron demandados por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, tras la publicación de un libro donde denuncian supuestas acciones impropias del mandatario.
Sin embargo, el Internet no es un espacio completamente autónomo, las empresas y los gobiernos también intervienen en la esfera virtual.
Méndez recordó que muy recientemente el alcalde de Mayagüez, José Guillermo Rodríguez, pasó una resolución que buscaba tomar represalias contra aquellas personas que ejercieran su derecho a la libertad de expresión a través de las redes sociales. Pero luego de la presión pública, el Alcalde reconsideró su intención y retiró la resolución.
Por su parte, Roche Morales no está seguro de que el periodismo ciudadano y el Internet sean la respuesta a los problemas de la libertad de prensa y la democracia, pero aceptó que ciertamente da paso a una mayor pluralidad de contenidos, de puntos de vista y de enfoques, y que en definitiva amplía el espectro de la discusión pública.
El profesor de la Escuela de Comunicación de la UPR hizo la distinción de que el periodista profesional, contrario al ciudadano que circula información por la Internet, tiene (o debe tener) muy claro el componente ético de su profesión: el compromiso con la verdad, la información contrastada y el bien común. “Habrá que ver si los cibernautas o los blogueros independientes que circulan noticias por la esfera virtual también tienen eso claro o, si por el contrario, sus esfuerzos van en función de intereses particulares”, concluyó el profesor.