Esta mañana amanecimos con la inquietante noticia de que el Servicio Nacional de Meteorología trabaja a ciegas, justo en el pico de la temporada de huracanes en nuestra región.
Un boletín en la página del SNM indicó que, “hasta el momento no contamos con imágenes de radar”. Añade que la compañía de telefonía local Claro ya fue notificada y continuará trabajando con el asunto hoy. “El tiempo de recuperación aún sigue siendo incierto”, advierte.
La situación se complica al tiempo que otros dos radares de apoyo también están averiados. El “Terminal Doppler Radar” -un radar de baja altitud localizado en Punta Salinas, Toa Baja- no está funcionando. Tampoco está operando el de la Oficina Nacional de Meteorología de la República Dominicana que alcanzaba buena parte de Puerto Rico, según informó el diario digital Noticel.
Mientras leía esta información pensé en cómo hacían mis padres y mis abuelos antes de que toda esta súper tecnología de radares y satélites existiese para enterarse de que venía un huracán o una tormenta. Recordé de pronto a esa ave que en mis tiempos de niña visualizaba como algo mágico, fantástico, ese pájaro de mal agüero que mis padres denominaban “rabojunco”. Un pájaro negro enorme que volaba hacia las montañas cada vez que había mal tiempo.
Al principio me imaginaba al “rabojunco” como un ser fantasmal, sacado del realismo mágico de los cuentos y novelas de Gabriel García Márquez. A medida que iba creciendo pensaba que esta historia de mis padres era sólo una mera leyenda. Claro, aún no había tenido la experiencia de ver ningún ciclón o algo que se le pareciera.
No fue hasta años después, con el paso del huracán Georges por nuestra tierra, que vi el espléndido animal volando detrás de la casa de mis viejos allá en el cerro de mi amado Pepino.
Quedé maravillada, y comprendí que el “rabojunco” o rabijunco no era otra cosa que el pájaro conocido como Tijereta o Tijerilla (Fregata magnificens), un ave marina de plumaje negro, alas grandes y rabo largo que usualmente vemos volando y alimentándose en nuestras costas.
Permanecí quieta mirando cómo la leyenda cobraba vida… “Rabojunco en tierra, tormenta en el mar”, recordé que decía mi viejo al contarme sus anécdotas de todos los temporales vividos y sus encuentros y reencuentros con esta imponente ave.
Ante la falla de los radares del SNM tal vez tendremos que volver a depender de los “rabojuncos”.

El “rabojunco” volaba hacia las montañas cada vez que había mal tiempo. (AvesPR.org)