Bernie Sanders –quien, se argumenta, hubiese derrotado cómodamente a Donald Trump de haber sido el candidato del Partido Demócrata– expresó su disposición de colaborar con el electo presiente por el Partido Republicano siempre y cuando sea en beneficio de la clase media y trabajadora, pero advirtiéndole que no tolerará lo que caracterizó la mayor parte de su campaña: la misoginia, la xenofobia y el racismo.
“Donald Trump palpó el coraje de una clase media en declive que está enferma y cansada de la economía, la política y los medios del establishment. La gente está cansada de trabajar largas horas por salarios bajos, de ver trabajos con pagas decentes moverse a China y a otros países de poca paga laboral, de multimillonarios que no pagan ningún impuesto federal, y de no poder proveer una educación universitaria para sus hijos, todo esto mientras los ricos se vuelven más ricos”, indicó el miércoles el senador independiente por Vermont en un comunicado de prensa.
“En la medida en que Trump, seriamente, impulse políticas que mejoren la vida de las familias trabajadoras en este país, yo y otros políticos progresistas estamos preparados para trabajar con él. En la medida en que impulse políticas racistas, sexistas, xenofóbicas, y antiambientales, nos opondremos vigorosamente”, agregó.
Anti-Trump protests are spanning the country on Wednesday night — from Chicago to D.C. to Philadelphia to NY: https://t.co/moneQKa0qf pic.twitter.com/llOqSmDUTT
— CBS News (@CBSNews) November 10, 2016
Las declaraciones de Sanders se produjeron poco antes de las protestas realizadas a lo largo de la tarde y noche del miércoles y jueves en algunas de las principales ciudades de Estados Unidos –Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Philadelphia y Seattle, entre otras– en repudio a la elección del controversial candidato, que antes de estas elecciones no tenía experiencia alguna en la política norteamericana. La consigna “Not my president” hilvanó prácticamente todas las manifestaciones.
El malestar, además, tiene que ver con el hecho de que Hillary Clinton, la derrotada candidata a la presidencia por los demócratas, ganó el voto popular (59,938,290) frente a Trump (59,704,886) –sobre 230,000 papeletas de diferencia–, un hecho con precedentes en la historia estadounidense, pero por lo general inusual.
Los votos que cuentan, empero, son los del Colegio Electoral, donde Trump obtuvo 279 frente a los 228 que logró la exsecretaria de Estado. Para ser presidente de Estados Unidos se necesita como mínimo 270 votos, que representan el “50 + 1” de los 538 votos a disputarse.