A un año del huracán María……es evidente identificar el impacto inmediato que causó este sistema huracanado sobre la distribución y calidad de nuestros recursos naturales tales como bosques, playas, humedales, ecosistemas marinos y sistemas rivereños.
La infraestructura como carreteras, edificaciones, puentes, rompeolas, muelles, entre otros, fue intensamente afectada por las inundaciones, derrumbes y erosión costera que provocó el ciclón tras su paso el 20 de septiembre de 2017 y que produjeron grandes pérdidas econؚómicas e interrumpieron la accesibilidad a servicios esenciales como los son la electricidad, agua y comunicaciones.
En el caso de las costas, la mayoría de las playas fueran aplanadas por el efecto combinado de la marejada ciclónica, marejadas y escorrentía de ríos en menos de 12 horas. Estos eventos tuvieron la capacidad de mover grandes toneladas de sedimentos dentro y fuera de la costa y depositarlos en áreas en muchos casos aún desconocidas.
Por otro lado, secciones de la costa isleña perdieron importantes extensiones de planos de playa que cada día ponen en riesgo el rol de la playa como barrera natural que amortigua la energía de marejadas ante futuros eventos extremos en la costa. Esto porque son pocas las zonas costeras que presentan recuperación morfológica cercano al año del paso del evento.
La costa, laderas y montañas aún siguen dolidas, pero prestas a recuperarse con el propósito de ejecutar un servicio ecosistémico necesario para todas las comunidades que ahí viven y que necesitan ser resilientes.
Pero la pregunta es, ¿qué nos espera a nosotros los isleños ante esta nueva realidad del territorio post-Huracán? ¿Qué podemos hacer para que en el futuro nuevos eventos extremos no produzcan impactos significativos en nuestro territorio como lo hizo el huracán María?
Nos espera un nuevo escenario de mayor vulnerabilidad física demarcado por áreas más propensas a derrumbes, alcances mayores de eventos de inundación costera y rivereñas, aumento de erosión costera en aquellas zonas donde las barreras naturales pierden la capacidad de amortiguar marejadas y otros eventos extremos.
Inclusive, es posible que eventos de menor magnitud y mayor frecuencia como lo son las depresiones y tormentas tropicales puedan causar importantes pérdidas debido a la debilidad que poseen en estos momentos muchas de nuestras barreras naturales. Esto por haber reducido la capacidad de sistema geomórfico para funcionar como barrera protectora ante estos eventos.
Es por eso, que tenemos que movernos a reevaluar con urgencia los planes de ordenación territorial a nivel estatal como municipal con el propósito que los mismo se alineen a esta nueva realidad de vulnerabilidad física producida por el huracán María.
Necesitamos Planes de Ordenación Territorial (PUT) y política pública que inserte el escenario del Cambio Climático y sus implicaciones en la ordenación del territorio;. enfatizando el uso de instrumentos de planificación que se alineen a reducir la vulnerabilidad física y social de las comunidades como convertir nuestro país en uno resiliente.
Es evidente que las acciones del pasado no nos llevaron a puerto seguro, al no incluir en la política pública del País y en algunos de los planes de ordenación territorial el escenario de eventos extremos como huracanes y manifestaciones de cambios climáticos. ¡Hemos pagado un alto precio que no queremos repetir!