Desde hace un tiempo, algunos teóricos y ambientalistas critican el “maquillaje verde” o “cinismo verde” que los expertos en relaciones públicas y en comunicación empresarial construyen en los imaginarios de las audiencias. “Recicla, verde, sustentable, sostenible, ‘eco-friendly’, ecoturístico…”. Toda esta serie de terminología ya se han convertido en parte de nuestra cotidianidad. Usamos y reusamos con facilidad estos vocablos, muchas veces faltando a su razón de ser. La publicidad ha jugado un papel fundamental a la hora de integrar cualquiera de estos conceptos en sus campañas, generando ilusiones de compromiso o preocupaciones con el ambiente de ciertos productos que consumimos. Como el verde está de moda, los atractivos de venta en el mercado crecen. En este sentido, el debate se hace evidente en muchas instancias de la vida social puertorriqueña. Pues ya no sólo el aparato comercial-publicitario se apropia de las “ideas verdes”, sino también los proyectos de construcción que el Estado avala. “Ecoturismo es un término prostituido”, sostuvo Luis Jorge Rivera Herrera, planificador, científico ambiental y miembro de la Coalición Pro Corredor Ecológico del Noreste. Esta observación de Rivera Herrera cobra actualidad con las recientes expresiones divulgadas en la prensa por el presidente de la Junta de Planificación (JP), Héctor Morales, sobre la eliminación de 700 cuerdas de terrenos designados originalmente como parte del CEN para la construcción de proyectos “ecoturísticos”. Según un mapa contenido en un memorando interno de la JP y que la Coalición divulgó el pasado 8 de marzo, los terrenos que se excluyen coinciden con el área donde han sido propuestos los proyectos residenciales-turísticos San Miguel, Dos Mares y 7 Seas Resorts, Paradise Found Villas y el centro comercial Playa Azul Center, entre otras construcciones. “Ninguno de estos proyectos responden a un desarrollo ecoturístico del área”, añadió el planificador en entrevista telefónica con Diálogo. Para intentar buscar una acepción común a este concepto The Nature Conservancy se ha sumado a la Unión Mundial para la Naturaleza en la adopción de esta definición del ecoturismo: “viajes ambientalmente responsables a las áreas naturales, con el fin de disfrutar y apreciar la naturaleza (y cualquier elemento cultural, tanto pasado como presente), que promueva la conservación, produzca un bajo impacto de los visitantes y proporcione la activa participación socioeconómica de la población local”. Asimismo, se desprende del portal electrónico de la organización internacional que “hoy día, la mayor parte del turismo que se lleva a cabo en áreas naturales no constituye ecoturismo y, por consiguiente, no es sostenible”. A esto se suma que la Compañía de Parques Nacionales de Puerto Rico y el Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable (en el 2005), informaron que “el ecoturismo y otras variantes del turismo son estrategias informales de educar. Existen otras modalidades de educación formal o informal, tales como: servicios de interpretación, programas y servicios de recreación al aire libre, educación al aire libre, educación ambiental y educación experiencial”. Rivera Herrera precisó a Diálogo que el ecoturismo se separa de lo que llamamos “turismo de naturaleza” porque se tienen que armonizar los elementos de conservación, educación y participación activa de la comunidad, además estas actividades tienen que devengar ganancias para los sectores en el área. En tanto, en la Isla existe la “Ley de Ecoturismo de Puerto Rico” (La Ley Núm. 340 de 31 de diciembre de 1998). Y como bien indica en su Exposición de Motivos, dicha legislación confirma que “el desarrollo ecoturístico en Puerto Rico se encuentra en una etapa incipiente”. Y aclara que “para el crecimiento ordenado de esta industria es importante la educación y el establecimiento de parámetros y guías básicas para el desarrollo de la industria sin que esto conlleve repercusiones negativas en nuestros recursos naturales”. En octubre de 2009, el gobernador Luis Fortuño con una Orden Ejecutiva eliminó la designación del CEN como Reserva Natural para, según el líder comunitario Ángel Berrios- quien también es miembro de la Coalición-, facilitar la construcción de proyectos que verdaderamente no son afines con las características de una edificación ecoturística. El científico ambiental, por su parte, dejó ver que no basta con lo establecido por dicha Ley, pues se deben adoptar acciones reales y urgentes que prioricen la educación y la conservación. De lo contrario, se persistiría en el impacto sistematizado y progresivo del CEN, en menoscabo de la integridad de nuestro patrimonio natural. Debate por el mapa público El presidente de la JP expresó en los medios noticiosos que el mapa que trascendió en la prensa sobre las 700 cuerdas de terreno eliminadas del área delimitada para el CEN no es de la agencia. A lo que el planificador y miembro de la Coalición informó a Diálogo que, en efecto, no es la versión original de la Junta, pues el que estaba incluido en el memorando interno era muy grande y confuso para la divulgación. Por lo que la organización, que persigue que se proteja y conserve la zona, realizó una versión del mapa a colores que contiene la información fiel y exacta al de la JP. Este es el mapa divulgado por el CEN que especifica el área de las 700 cuerdas de terreno en miras de eliminarse de la designación original como parte de la Reserva Natural del CEN Vea la edición impresa de Diálogo (feb-marzo) dedicada al Corredor Ecológico del Noreste, pulse aquí.