“La primera prueba de respeto hacia los seres humanos
consiste en no pasar por alto sus palabras”,
Elias Canneti,
escritor y premio Nobel de Literatura 1981.
La salud de una democracia en progreso debe respetar los cimientos más básicos de la convivencia humana, como es el diálogo. Cuando se cohabita en sociedad, todos los actores que forman parte de un espacio determinado deben poder tener una voz participativa en el quehacer público. Que no exista un medio, un canal, un ágora, una plaza en la que transiten diversidad de opiniones, ideas, pensamientos y reclamos, va en contradicción al mejor interés de un desarrollo humano sostenido.
Lo anterior ocurriría en la Universidad de Puerto Rico si finalmente se concretan las intenciones comunicadas por la administración universitaria de turno de eliminar sobre 60% del presupuesto actual del periódico Diálogo, medio oficial de la institución. En Diálogo, donde se ha cubierto de cerca los cambios y desafíos que enfrenta el principal centro docente del país, no estamos faltos de conocimiento sobre los retos financieros que enfrenta la UPR. No obstante, más que un tema de cifras y números, nos preocupan las verdaderas intenciones que puedan mediar en esta determinación.
Diálogo responde a los lineamientos periodísticos fundamentales, en los que predominan la verdad, la razón, la imparcialidad y la justicia. El problema, entre muchos, es que la verdad siempre incomoda a diversos sectores, sobre todo los que tienen en sus manos el poder de mover las cosas a su antojo y oprimir. Ante esa realidad, no obstante, la mejor respuesta que nos queda es seguir haciendo lo que bien sabemos: periodismo responsable, urgente y necesario.
Entonces, ese fin nos lleva a poner en duda –como pasa en todo ejercicio periodístico– la información que recientemente comunicó el presidente interino de la UPR, Darrel Hillman, sobre establecer un nuevo modelo organizacional para esta plataforma de comunicación.
Las interrogantes comienzan a emerger desde el mismo título del comunicado donde se afirma que “Diálogo se ampliará”. Nos preguntamos: ¿cómo se amplía un proyecto al que se le elimina sobre un 60% de su presupuesto operacional?
La Administración Central alega que el nuevo modelo organizacional “contará con los recursos que las unidades [que también recibirán recortes dramáticos a partir de este año fiscal] tienen disponibles”. Así que también nos preguntamos cuáles recursos serán estos.
Adjudican el cambio operativo a la reducción presupuestaria en el sistema. Como muy bien analizó este asunto uno de nuestros colaboradores: “Toda cuestión presupuestaria es siempre política en su fondo; es cuestión de asignar prioridades. Si se sacan fondos de otras áreas sin que se lesionen las prioridades académica de la UPR, fondos –que abundan– que se usan primordialmente en burocracia y decisiones estrechamente burocráticas, puede haber fondos para Diálogo”.
El titular destaca, además, que el medio digital contará con mayor participación estudiantil. Resalta como novedad que Diálogo quedará adscrito a los programas de comunicación de cuatro recintos y “beneficiará directamente a estudiantes y profesores de dichos programas”. En una acción afirmativa, Diálogo consultó a los directores de los principales programas de comunicación del sistema UPR, quienes revelaron que para esa comunicación de la administración universitaria no medió consulta alguna con estos departamentos y escuelas. En ese sentido, nos preocupa que de la UPR, una institución con un prestigio histórico y un carácter de investigación destacado, haga pública sus intenciones de “un nuevo modelo organizacional” para un medio de comunicación sin la inclusión de los peritos y profesionales de las ramas afines.
Esta declaración denota lo poco que la presente administración universitaria conoce sobre el trabajo que realiza Diálogo y de quiénes hacen posible este proyecto.
Diálogo ha sido un taller de práctica desde el primer día que comenzó a producirse en el 1986. Aunque inicialmente recibía estudiantes de la Escuela de Comunicación del Recinto de Río Piedras, desde hace varios años recibe alumnos de los departamentos de comunicación de la UPR en Arecibo y Carolina. Este año se sumaron a nuestro taller formativo estudiantes de la Universidad de Puerto Rio en Humacao.
De modo que los cuatro recintos que tienen programas de comunicación ya participan en Diálogo. No solo eso, también recibimos estudiantes de comunicación de universidades privadas que nos seleccionan como centro de práctica reconociendo de antemano las oportunidades que este medio les brinda en el fortalecimiento de su formación profesional.
Tres de nuestros periodistas son estudiantes graduados de Derecho, Historia y Comunicación. También contamos con alumnos subgraduados de Periodismo, Diseño, Comunicación Audio Visual y Teleradial. Asimismo, servimos como taller de práctica a estudiantes de la Escuela Especializada en Producción de Radio y Televisión Juan José Osuna del Departamento de Educación.
También es importante subrayar que Diálogo no solo sirve a estudiantes de comunicación, también ha servido de espacio de debate y difusión de proyectos académicos a universitarios de Administración Pública, Administración de Empresas, Agricultura, Arquitectura, Bellas Artes, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Derecho, Educación, Estudios Generales, Humanidades, Ingeniería, Planificación, Salud Pública y Medicina, entre otras disciplinas. En fin, un diálogo interdisciplinario que parecería obvio dentro de una institución de educación superior.
El servicio informativo que brinda Diálogo a los 11 recintos del sistema UPR –no solo los que tienen programas de comunicación– se ha mantenido ininterrumpido durante tres décadas de intensa labor. La ubicación de Diálogo en el área metropolitana nunca ha sido un impedimento para ello, máxime ahora que laboramos bajos los parámetros y oportunidades que brinda la era digital.
Diálogo también se nutre de un exquisito banco de talento compuesto por académicos e intelectuales de alto renombre de la misma UPR. Profesores de Utuado, Aguadilla, Arecibo, Bayamón, Cayey, Humacao, Ciencias Médicas, Mayagüez, y Río Piedras han sido nuestros más asiduos colaboradores. De modo que nuestra plataforma ha tenido un rol importantísimo en la difusión del conocimiento interdisciplinario que emerge desde la institución misma.
Asimismo, Diálogo ha sido la plataforma idónea para el análisis crítico y el debate de los asuntos de mayor relevancia en el país, especialmente en temas de educación, salud, economía, ambiente, cultura, derecho y política local e internacional.
Nos preguntamos por qué dentro de una universidad pública que debe responder a los mejores intereses de Puerto Rico, se quiere limitar la cobertura de su medio a temas internos, sin que se dé paso a los sucesos trascendentales del país y el mundo.
Otro aspecto que llama la atención del comunicado de Administración Central es que se acusa al medio de no estar acorde con las tendencias digitales, pero habla de “ediciones” como si se tratara de una publicación impresa.
También menciona el que Diálogo esté ubicado en un espacio determinado como impedimento para la accesibilidad de los estudiantes, obviando “las nuevas tendencias de los medios de comunicación” que ellos mismos citan y que permiten que una persona reporte desde Humacao, Arecibo, Carolina, Ponce o Utuado sin tener que necesariamente estar ubicados en el mismo espacio físico.
Nos gustaría que la administración universitaria aclare a qué se refiere entonces con que los estudiantes y profesores podrán desarrollar la publicación “acorde con las nuevas tendencias en los medios de comunicación”.
Se alega que el contenido que se difunde en Diálogo es mediante escritos en su totalidad, obviando los sobre 700 videos que contiene la página, con una sección exclusiva de contenido multimediático. Preguntamos, ¿habrán revisado las principales plataformas de los medios digitales del mundo? ¿Acaso cada contenido en estas plataformas están acompañados por contenido audiovisual? ¿Cómo la administración universitaria contempla hacer todos los contenidos audiovisuales sin fondos para invertir en estas producciones?
Por último, nos preguntamos, ¿por qué el comunicado cita a medias la Certificación 66 de la Junta de Gobierno de la UPR que establece las funciones de Diálogo? Al final del parte de prensa destacan que el propósito de Diálogo es informar de manera objetiva los sucesos sobresalientes de la vida universitaria, pero muy convenientemente obvian que esa misma certificación señala que el propósito fundamental de Diálogo también es “informar objetivamente sobre asuntos locales, nacionales e internacionales y promover el debate público crítico e intelectual, que es parte vital del quehacer universitario”.
Limitar la función de Diálogo a ser exclusivamente difusor de actividades universitarias es ignorar la sentencia del Tribunal Supremo de Puerto Rico de 1995 que define a Diálogo como un foro público y afirma su independencia editorial.
Diálogo exige transparencia, de no aclararse las interrogantes aquí expuestas, podríamos pensar que la llamada restructuración de Diálogo no es más que un operativo institucional de censura hacia la fiscalización universitaria y violación a la libertad de prensa.
Frente a este ataque frontal agradecemos a aquellos que sí valoran y reconocen las aportaciones que ha realizado este proyecto: los egresados de nuestro taller de práctica, los profesores universitarios y miembros de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios, la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes, la Asociación de Periodistas de Puerto Rico, nuestros colaboradores, a un grupo de sobre 50 egresados de nuestro medio y sobre todo a quienes siempre nos hemos debido: el país y nuestros estudiantes.