
Si algún requisito tiene el periodismo mundial, aparte del consabido compromiso con la verdad, es el de formar, divertir y educar; el último podría bifurcarse en el intento. Temas tan ubicuos en la prensa como la salud y adicción muchas veces son cubiertos de una manera sesgada e indebida, cargando así las notas periodísticas de epítetos y conceptos -a la vez que inicuos- erróneos según la Medicina. Con el propósito de capacitar a los comunicadores -ya fuera en el ámbito profesional de elaborar noticias como en el plano personal- ayer jueves 28 de mayo en el Salón de Conferencias de la biblioteca de la Universidad Sagrado Corazón se presentó el “Foro sobre adicción a drogas: Mitos y dilemas actuales”. Los doctores Carmen Albizu y Ángel González, con sus ponencias, se encargaron de explicar y aclarar los aspectos científicos relacionados con la adicción, sus bases biológicas, los mitos comunes sobre el abuso de drogas en tanto proponían opciones para el mejoramiento del paciente y de la sociedad por medio de reformas a la política pública local. González comenzó, en su exposición “Magnitud y epidemiología de la adicción”, a esclarecer algunas nociones comúnmente repetidas y escritas. El internista explicó que hay que ser precavidos a la hora de utilizar la palabra adicción. “El abusar de las drogas no significa ser adicto a ellas”, dijo. La adicción supone la pérdida de control sobre el uso de la sustancia, mientras que en el abuso, aún cuando la dosis haya sido excesiva, todavía el usuario tiene control sobre la sustancia, no depende físicamente a ella. La adicción sólo es desarrollada por un número pequeño de personas, en ella inciden factores biológicos, genéticos y ambientales. “La adicción es un estado en que el organismo se envuelve en una conducta compulsiva… Usan la droga para no tener los efectos físicos del síndrome de retirada”, pronunció. El síndrome de retirada son, según expone el galeno, los efectos físicos que advienen al dejar la sustancia, como por ejemplo, escalofríos, transpiración y vómitos.

Por otro lado, aunque comúnmente se habla del “detox” como el recurso para sanarse de la adicción, éste no es el tratamiento en sí, sino la primera parte del proceso. “El ‘detox’ solamente maneja los síntomas físicos de retirada…Esto debe ir acompañado de farmacoterapia y tratamiento psicosocial”, aclaró. Tanto González como Albizu indican que el mejor tratamiento de farmocoterapia es la metadona, aunque ambos coinciden en que ésta ha sido pobremente implementada en el País. Las ponencias “Alternativas de política pública sin alterar el estado de derecho” y “Alianza Intersectorial” estuvieron a cargo de la doctora Albizu. Por medio de ellas, la también profesora de la Escuela Graduada de Salud Pública de la UPR, intentó demostrar que las altas tasas de encarcelamiento, los contagios con el Virus de Inmunodeficiencia Adquirido (VIH) y los homicidios provocados por la droga en Puerto Rico, evidencian que el manejo de estas sustancias está en el paradigma equivocado. “Hay una ceguera intelectual, una incapacidad para aceptar la evidencia de la Ciencia”, informó. Albizu profundizó en que las políticas públicas por un lado permiten y auspician a que se beba y que se fume y por otro lado lo condenan y no brindan las ayudas necesarias para la rehabilitación del paciente. En el caso de los usuarios de drogas es mucho peor. “El modelo de salud pública prohibicionista no permite educar sobre el uso de droga porque asume que no se puede usar, aunque estadísticamente se sepa que se hace”, enunció. El asunto se complica pues, mientras transcurren los cuatrienios y pasan más superintendentes policiacos el lema se mantiene igual, “mano dura contra el crimen”. Esta consigna ha sido ineficaz, pues –por ejemplo- las cárceles están llenas de presos por drogas que cuestan al erario más estando cautivos que lo que costaría un tratamiento eficaz. “No hay relación entre perseguir y que así baje el uso o las enfermedades… Está demostrado que a mayor ‘mano dura’ más suben las infecciones del VIH”, reveló. Del mismo modo, ante incrementos en el presupuesto de la Uniformada – a pesar de que ello no consigue desinflar los crímenes, el consumo o la venta de drogas- no suben paralelamente los fondos de agencias que proveen ayudas contra la adicción, como los es la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA). Los doctores proponen la creación de una política pública integrada desde una perspectiva de salud y no el prohibicionismo. Es decir, posicionar el tratamiento como derecho humano, proveyendo métodos efectivos -científicamente probados- para la rehabilitación, suministrando más dinero a instituciones que asistan a ex convictos, usuarios, ex usuarios, evaluando también experiencias internacionales. “Países como España y Holanda, al legalizar ciertas drogas han demostrado con ello un descenso en crímenes”, manifestó Albizu. La profesora sugirió que se mejore la cobertura periodística a la hora de redactar sobre casos de drogas. Por ejemplo, en vez de de utilizar el término adicto que se utilice el de paciente, pues repitiendo discursos –consciente o inconscientemente- se mancilla a la persona y se continua aludiendo a ellos como la otredad. “Al paciente se le rechaza, él internaliza eso y se va con los otros estigmatizados… Podemos usar los términos correctos y no continuar estigmatizándolos”, apuntó. El foro sobre adicción a drogas se llevó a cabo en colaboración con el Instituto Latino Americano de Comunicación en Salud (ILACS) y el Overseas Press Club.