Hace dos semanas, caminaba por el parque. Dos hombres me pitaron. Luego, se acercaron y me preguntaron para dónde iba “tan bonita”. Con toda mi calma, me acerqué a un policía y le conté el percance. Cada uno se llevó consigo una multa que oscilaba entre los 20 y los 100 euros. Espero que hayan aprendido la lección.
Naturalmente, esta no fue mi experiencia. En Puerto Rico no se ha logrado problematizar el acoso callejero. Sin embargo, esta podría haber sido la vivencia de alguna ciudadana filipina, más específicamente en la ciudad de Quezón, donde el ayuntamiento de la ciudad aprobó una normativa que sanciona el acoso sexual -en lugares públicos- contra las mujeres, ya sea físico o verbal.
Filipinas tendrá la primera ciudad en el mundo en sancionar el acoso callejero, y la profesora especializada en Género y Política, Luz del Alba Acevedo, se cuestionó por qué en Puerto Rico aún no se ha problematizado este tipo de dinámicas.
“Lo primero que tiene que suceder para que se aprueben estos proyectos es que se reconozca que hay un problema, pero en Puerto Rico ni siquiera han podido llevar a discusión debates sobre cuotas de género en la política. ¡Imagínate una propuesta como esta!”, explicó la profesora del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP).
“Y aunque Filipinas suele ser un país bastante conservador dentro de su sistema político, ya ha visto mujeres ejerciendo el poder máximo: la presidencia”, añadió Acevedo.
Hasta ahora, Filipinas es el único país que ha reconocido legalmente la problemática en torno al acoso callejero. Las capitales de Ecuador, Egipto, India, Papúa Nueva Guinea, Ruanda y otros 20 países ya están evaluando políticas públicas como parte de un esfuerzo de la Iniciativa mundial de ciudades seguras.
Este es un proyecto piloto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que surge a partir de encuestas como las que se hicieron en Quito durante el 2011, en la que seis de cada diez mujeres afirmaron haber sufrido algún tipo de acoso o violencia sexual al menos una vez durante el año previo.
En Londres, una encuesta realizada en 2012 por la Coalición para poner fin a la violencia contra las mujeres, situó el dato en 43 por ciento.
Asimismo, en Francia, un estudio de 2013 por el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos descubrió que una de cada cuatro mujeres tenía miedo cuando andaba por la calle. De hecho, esa misma encuesta reveló que una de cada cinco mujeres ha sido víctima de acoso verbal mientras andaba por la calle.
“La verdad es que cuando un hombre sale en la noche, teme cosas muy distintas a lo que temen las mujeres. Los hombres tienen miedo a que los asalten y las mujeres a que las violen”, puntualizó la activista feminista y estudiante graduada de Trabajo Social en la UPRRP, Coraly León Morales.
Y en Puerto Rico, ¿qué?
En Puerto Rico no existen encuestas sobre el acoso sexual callejero contra las mujeres. El Instituto de Estadísticas de Puerto Rico apenas recopila una estadística sobre la participación de la mujer en la fuerza laboral y el Portal de Data Abierta de Puerto Rico únicamente ha llevado a cabo una encuesta relacionada a los incidentes de acoso sexual en las escuelas.
“Pero si no es posible una multa como en Filipinas, que los adiestren. Hay que poner un basta. Por lo menos en la universidad, deberíamos crear un sistema de adiestramientos a docentes y no docentes”, indicó León Morales.
“Cuando yo estudiaba en Mayagüez, yo trabaja en una propuesta federal: un programa de prevención de violencia contra las mujeres, el mismo programa con el que Río Piedras compró las cámaras”, agregó la estudiante graduada.
Por su parte, la profesora Acevedo explicó que medidas como la que implementó Filipinas deben estar acompañadas de una campaña educativa. “Para que estas políticas funcionen, tiene que haber una disposición para educar”, señaló. “Porque no es sencillo denunciar a alguien porque te grita o te silba”.
En el caso de Filipinas, muchos opinan que la penalización del acoso callejero es una medida ineficaz que no previene el hostigamiento sexual en los espacios públicos. Incluso, “muchos hombres ya bromean y exageran su respeto hacia las mujeres para ser denunciados”, expuso el portal de noticias RT.