Recientemente se anunció, con bombas y platillos, que habían finalizado las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés). Este acuerdo marca un momento histórico dentro del marco evolutivo de liberalización e integración en el que el mundo se ha enfrascado desde el fin de la segunda guerra mundial. El TPP traerá cambios significativos en términos económicos, laborales, ambientales y políticos, no sólo entre los países miembros, pero alrededor del mundo.
El Tratado une a 12 países localizados en el pacífico bajo un acuerdo de liberalización comercial: Japón, Vietnam, Brunei, Malasia, Singapur, Australia, Nueva Zelandia, Canadá, Estados Unidos de América, México, Perú y Chile. Estos países componen alrededor del 40% de la economía mundial con un total de 800 millones de habitantes. Esas cifras convierten el acuerdo comercial en el más comprensivo de nuestra historia moderna.
El TPP aguarda ahora por la ratificación de cada país. En el caso de Estados Unidos, el Congreso accedió aprobar el Tratado por las reglas de “Fast Track”, lo que significa que el acuerdo se tiene que aprobar tal como fue negociado y los legisladores no puede hacerle enmiendas ni obstruirlo. Este proceso es bastante común en la aprobación de acuerdos comerciales. Sin embargo, congresistas de ambos partidos ya se han manifestado en su contra, además que la ratificación del acuerdo se dará en pleno año eleccionario (2016), por tanto es de esperarse la politización de la discusión del TPP, más allá de sus méritos.
De acuerdo al gobierno de Estados Unidos, el Tratado establece nuevos estándares que protegerán a los productores nacionales mediante el apoyo a la exportación de productos estadounidenses a estos nuevos mercados. El TPP elimina sobre 18,000 impuestos que estos otros 11 países tienen sobre las importaciones estadounidenses. Igualmente, Canadá consiguió reducir 19,500 impuestos a sus exportaciones. La industria canadiense que más se beneficia es la de metales y minerales. Canadá exporta alrededor de $158 billones anuales a los países miembros del acuerdo. Malasia, por ejemplo, tiene un arancel de 50% a los metales y minerales importados desde Canadá. Con el nuevo acuerdo Malasia tendrá que eliminar tal arancel en un plazo de 10 años.
El TPP, además, incluye protecciones ambientales y laborales más estrictas que cualquier otro acuerdo comercial pasado. Los países acordaron establecer uniones de trabajadores independientes, mejorar las condiciones laborales y detener el tráfico humano. Todos los países están sujeto a sanciones si se encuentran violentando estas reglas laborales y ambientales.
Controversias e impacto
Existe preocupación por ciertos sectores económicos en cada uno de los países sobre el impacto negativo del acuerdo. Grupos de médicos en Australia se oponen al acuerdo ya que creen que este protege a las industrias farmacéuticas norteamericanas, lo que conllevaría un aumento en los costos de los medicamentos en el país. De hecho, las farmacéuticas norteamericanas tuvieron un rol fundamental en la negociación hasta el punto que creó un tranque poniendo a prueba la sobrevivencia del TPP. Estados Unidos quería que los países acordaran proteger a las farmacéuticas de tener que revelar la información necesaria para la producción de medicamentos “biosimilares” por 12 años. Pero países como Australia y Perú se opusieron. Finalmente se aprobó establecer un mínimo de 5 años a 8 años de protección.
Lo que más ha causado controversia ha sido el enorme grado de secretividad en que se mantuvieron las negociaciones. De hecho, lo poco que se sabe del acuerdo proviene de los comunicados de prensa oficiales emitidos por los gobiernos de los países y algunos documentos filtrados por organizaciones como Wikileaks. Aún no se sabe cuándo el acuerdo será publicado. Es dudoso asentir sobre los beneficios netos de un acuerdo que requiere mantenerse en secreto antes de ir a votación para ratificación.
China al margen de las negociaciones
En lo que se ha llamado una movida estratégica por parte de Estados Unidos, China no es parte del nuevo convenio, como parte de un esfuerzo para socavar la creciente influencia y poder que el gigante asiático representa en la región del Pacífico.
Sin embargo, es difícil argumentar que este acuerdo representará un problema económico para China en la región de Asia. Por ejemplo, los países miembros de Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) (Los actuales miembros son Indonesia, Malasia, Filipina, Singapur, Tailandia, Vietnam, Laos, Brunéi, Myanmar, Camboya) solo representan un 11% de las exportaciones de China y 10% del total de las importaciones. Los mercados más importantes para China son Estados Unidos y la Unión Europea que combinado representa 33% de las exportaciones. Es difícil ver como el TPP puede alterar las relaciones comerciales de China con los países de esta región (World Trade Organization. Statistics: International Trade 2013).
Ahora, el impacto real del TPP en términos geopolíticos, es la habilidad y ventaja que Estados Unidos tendrá para establecer una serie de normas coherentes a los intereses de esa nación en el patio posterior de China. Esta movida viene en un momento donde el liderato político de Xi Jinping busca transformar la política exterior china, de una que sigue las normas internacionales creadas por el occidente, a una de creación de normas e instituciones a favor de los intereses de Beijín. Ahora queda por ver la reacción de China ante este nuevo tratado.
Puerto Rico ante el TPP
Por virtud de su estatus político con Estados Unidos, Puerto Rico no se salva de las consecuencias positivas o negativas de este acuerdo. Es difícil evaluar el impacto que el TTP tendrá sobre la economía de la Isla, sin por lo menos tener acceso al texto principal del acuerdo. Pero si analizamos patrones históricos de otros acuerdos comerciales, podemos delinear algunas consecuencias.
Los efectos de los acuerdos de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) y Libre Comercio entre Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-DR, por sus siglas en inglés) nos pueden dar una idea de lo que debemos esperar si se ratifica el TPP.
Bajo el marco de CAFTA-DR, Puerto Rico experimentó un crecimiento en las exportaciones hacia el bloque. Sin embargo, este crecimiento se vio limitado a exportaciones hacia la República Dominicana debido a los débiles lazos comerciales que Puerto Rico mantenía con los países centroamericanos (Padilla-González, A. (2012). Impacto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, La Unión Europea y el Tratado de Libre Comercio para República Dominicana y Centro América, en las exportaciones de Puerto Rico. Revista International Administración & Finanzas, 5(4), 1-12.). Los beneficios de CAFTA-DR, aunque palpables, no han sido significativos. Podemos inferir que la misma situación pasará con el TPP. Puerto Rico tiene poca experiencia comercializando con los países miembros del acuerdo, aparte de que geográficamente los costos de transporte hacia los países del Pacífico reducirán cualquier ventaja comparativa que la Isla tenga.
De igual manera, cuando entró NAFTA en rigor, Puerto Rico sufrió un duro golpe a su economía. Se estima que para el 2010, la Isla perdió alrededor de 3,800 empleos (Economic Policy Institute (2011). Heading South: U.S.-Mexico trade and job displacement after NAFTA. Economic Policy Institute. Washington, DC: Scott, Robert E). La mayoría de estos empleos se debieron al desplazamiento de industrias manufactureras a México buscando las ventajas productivas que el acuerdo y el gobierno mexicano proporcionaba al capital extranjero. Es difícil negar la posibilidad que se magnifique tal desplazamiento de empleos bajo este nuevo acuerdo, poniendo el futuro de nuestra economía en una situación más precaria aún.
No cabe duda que el convenio sentará un hito económico, político y normativo en las relaciones de los países del Pacífico. Estados Unidos será uno de los más grandes beneficiados del acuerdo. El TPP tendrá repercusiones a través de la región de América Latina y en nuestra Isla. Puerto Rico puede beneficiarse, solo si sabe reformar su economía en una donde tome ventajas de la globalización mediante la creación de industrias locales, de alcance (aunque no necesariamente de escala) y tomando ventajas de los recursos y conocimientos que tenemos. Sin embargo, con el modelo económico que insistimos en mantener en estado comatoso conectado a una vida artificial, tenemos todas las de perder con el TPP.