Han transcurrido seis décadas desde que el Archivo General de Puerto Rico inició su función custodia y preservadora. Curiosamente, el centro que alberga infinitas historias -muchas de ellas sin contar- tiene una historia longeva, sufrida, pero también victoriosa. Esta institución celebra un año más de sus gestas salvíficas de la memoria, pero con el sabor amargo de limitaciones económicas, recortes de personal laboral, problemas de catalogación y una inserción política que empaña sus esfuerzos.
La casa de la historia, como le conocen los estudiosos, es un lugar reverencial, en el que se puede viajar en el tiempo sin la necesidad de un artefacto de vanguardia tecnológica, pero se tambalea, así como se tambalean los millones de ciudadanos de la Isla ante la frágil economía y los embates de las estratagemas políticas.
Su directora, Karín Cardona lamenta que la catalogación sea uno de los problemas que enfrenta el centro. “Aquí faltan millones de documentos por organizar o catalogar”, sostuvo en entrevista con Diálogo.
El Archivo cuenta con una documentación fragmentada. La sección del siglo 18 está ya completamente organizada, mas los documentos del siglo 19 y 20 están en dos terceras partes y una tercera parte catalogados respectivamente.
“Todo lo relacionado con el Departamento de Salud está sin organizar prácticamente, pero lo de los gobernadores españoles, toda la gestión de Santa Catalina o Fortaleza y toda la gestión gubernamental durante el siglo 19 completo está organizado”, señaló la directora reconociendo que los problemas de catalogación se han agudizado. Esta deficiencia se debe primordialmente a la falta de personal que ha ido mermando con el paso de los años.
Escasean los archiveros
“Necesitamos personal y recursos fiscales, o sea, dinero para poder contratar personal”, mencionó Cardona. Y es que, para operar, el centro está sujeto a las disposiciones del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), porque no son autónomos, aunque por años han batallado infructuosamente por lograrlo.
La plantilla laboral del Archivo apenas alcanza los 30 empleados y se vio particularmente mancillada con la Ley 7 del gobernador Luis Fortuño Burset en el 2009, que despidió a unos 7 empleados.
Si se compara con otros archivos de Latinoamérica, Puerto Rico muestra una gran desventaja. En países como República Dominicana y Colombia, los archiveros y otros empleados exceden las 100 personas, y su tradición histórica y cultural son respetadas. Sin embargo, en la Isla, el centro ha ido hacia atrás.
“Es el archivo con menos archiveros y personal en Iberoamérica”, puntualizó con lamento Cardona. En la institución se encuentran seis archiveros, dos empleados de mantenimiento y seis estudiantes colaboradores por una alianza con la Universidad de Puerto Rico (UPR). Hay también, unos tres voluntarios, algunos miembros de la Asociación de Historiadores de Puerto Rico con quienes pactaron un acuerdo colaborativo, y otros tres jóvenes pertenecientes al convenio con la Cámara de Representantes, que están a cargo de la Colección Ernesto Ramos Antonini para un libro que la Cámara planifica publicar pronto junto a la Universidad Interamericana.
Consecuentemente, es evidente que el más grande escollo de la institución es el presupuesto, que según Cardona, “es casi invisible”, y limita sus capacidades y su mano de obra.
Un presupuesto desconsiderado
El Archivo, según decretado el 8 de diciembre de 1955 en la Ley 5, está adscrito al ICP, y su presupuesto parte de la asignación de fondos del Instituto. “Ese es otro escollo”, añadió Cardona. “Hemos ido con proyectos de autonomía a la Cámara y el Senado, pero siempre se cuelgan, como pasó la última vez el 30 de junio de 2004 a medianoche”, dijo, resaltando que la asignación presupuestaria no da ni para los materiales de conservación.
Cardona explicó que, la asignación de fondos es de unos $200 mil, y los gastos de funcionamiento, que son cubiertos por el ICP, alcanzan los $1.2 millones. Esto repercute en la labor de conservar la memoria, pues los recursos y el personal disminuyen en un espacio que crece casi a diario.
A estos tormentos se le suma la burocracia, que es conocida por todos, y que entorpece los trabajos a granel. “Hay que pasar por una burocracia de casi dos meses para poder comprar un lápiz para el Archivo”, bromeó la funcionaria al criticar los requerimientos del ICP, productos de la inexistente autonomía y el reducido presupuesto.
Digitalización del Archivo
Al cuestionársele a la directora sobre cómo el Archivo se está preparando para la catalogación digital que ya es norma en muchos centros históricos en el mundo, Cardona se mostró incierta. “En noviembre se supone que se inaugure un centro de digitalización bajo una inversión de $400 mil, según prometió el gobernador Alejandro García Padilla el pasado 22 de agosto de 2014”, dijo.
Sin embargo, los fondos no parecen ser recurrentes, y de acuerdo a las expresiones que hizo García Padilla en el anuncio, solicitaría a la legislatura aumentar esos fondos. Ante esa incertidumbre, Cardona prefirió no comentar y aferrarse al optimismo.
Historiadores apoyan el Archivo
Por su parte, el reconocido historiador y profesor Gervasio García, sobre los entuertos de la institución, sostuvo que, “el Archivo no puede seguir siendo un apéndice del Instituto de Cultura”, y reiteró su apoyo a la autonomía de la institución y a fortalecer su plantilla laboral para mejorar la catalogación.
Asimismo, el director del Departamento de Historia de la UPR en Río Piedras, Luis Agrait reconoció que la autonomía es muy necesaria y, “máxime cuando se trata del lugar que fue esencial en la profesionalización del oficio de historiar”.
Como bastión de la memoria, la historia y la cultura, el Archivo, para Cardona, García y Agrait es un ícono que fortalece la identidad y el conocimiento, y por tanto debe estar accesible y protegido.
Son estas las razones que le dan al Archivo General de Puerto Rico un brío de estoicismo, supervivencia y admiración. Que a pesar de los impetuosos vientos que aún atraviesa, sigue protegiendo la memoria y el acaecer histórico de una Isla que parece hundirse en el olvido.
Este es el segundo artículo de una serie sobre el Archivo. Para ver la primera parte pulse aquí.