Respecto del poder, las resistencias no tienen exterioridad ninguna. Esto fue planteado por Michel Foucault hace muchísimo tiempo ya. Y fue ésta una de sus tantas maneras de comunicar que no hay ningún lugar no contaminado por el poder desde donde hablar, que las resistencias se producen al interior del poder mismo. Como sabemos, la gobernabilidad moderna se fue produciendo a partir de la generalización de un dispositivo: la indagación (un poder que dice que no sabe y que se produce haciendo preguntas) y de una pasión singular: la pasión por contar: “Fue a merced de indagaciones sobre el estado de la población, el nivel de las riquezas, la cantidad de dinero y recursos, que los agentes reales aseguraron, establecieron y aumentaron el poder monárquico. Así fue también como se acumuló al final de la Edad Media, en los siglos XVII y XVIII todo un saber económico acerca de la administración de los Estados y fue de esta forma regular de administración de los Estados, de transmisión y continuidad del poder político, que nacieron ciencias como la Economía política, la Estadística, etc.’ Lo dice también de otra manera en La verdad y las formas jurídicas cuando señala: le estoy siguiendo la pista a un saber que se produjo (en el siglo XIX) sobre el hombre normal o anormal, dentro o fuera de la regla, saber que, en verdad se produjo a partir de las prácticas de control y de vigilancia. …Y aquí estamos, casi dos siglos después, en este contexto paradojal de tener que abrazarnos a ese dispositivo de poder (el Censo: la indagación que propicia, su pasión por contar) casi como única manera de inclusión posible: “para ser contada”, “para que contemos”, “para que cuenten con nosotros.” Por qué no decir también que, tras tanto y tanto debate dirigido a propiciar una lectura más compleja del sujeto, dirigido a conceder que el sujeto es multiplicidad, la posibilidad nos llega ahora en el contexto de los espacios que aperturamos desde el poder mismo: “márquese como latino, márquese como negro, márquese como pareja homosexual o lésbica, márquese de todas las maneras posibles.” Pero esto sin perder de perspectiva que, como ha sido señalado por Niklas Luhmann, la marca es la marca y opera en todas las direcciones. En fin…no hay que perder “el entusiasmo”: la racional económica impera (“dineros que se pierden”) y el political correctness también (incluir e incluir cueste lo que cueste!). Buscaré mi hoja del censo y a marcar se ha dicho.