La visión cinematográfica visceral, realista y humana del cineasta puertorriqueño Álvaro Aponte Centeno cobrará nuevos bríos con su primer largometraje, titulado Noli. El autor de Mi santa mirada, quien recibió la primera nominación de un puertorriqueño a la Palma de Oro en la categoría de cortometraje de los Premios Cannes, ha encontrado en las costas de la Isla una nueva historia.
Noli contará la vida de un pescador que, junto a su hermana, mantiene un negocio para traer indocumentados de la República Dominicana a Puerto Rico, para luego venderlos a familiares ya asentados en pueblos como Santurce y Río Piedras.
Tejió la historia luego de un proceso de investigación y diálogo, en el que entrevistó a inmigrantes indocumentados que han llegado a Puerto Rico a través de yolas y embarcaciones menores, a personas que mantienen negocios similares y a grupos de pescadores.
Ese período de investigación e intercambio es uno de los momentos predilectos de Aponte Centeno en su proceso como cineasta y escritor. “Me encanta escuchar, contemplar, preguntar a personas muy cotidianas que posiblemente están alrededor de nosotros y no nos damos cuenta”. De esa mirada despierta y ese oído atento, brotan las historias.
Para su primer largometraje, mantendrá la línea estética que ha cultivado en sus pasados cortometrajes: esa sensación de choque sutil y a la vez violento con la realidad. Realidades diversas y humanas: la de una madre soltera que acaba de perder su trabajo (Yahaira, 2013), la de un joven de caserío que traiciona a su jefe en el narcotráfico (Mi santa mirada, 2012), la de una pareja de ancianos que está a punto de despedirse (Luz, 2010).
“El cine que estoy tratando de hacer es un cine superrealista, que no miente. Tampoco pretendo emitir juicio, lo que intento provocar son preguntas más que respuestas”, se intenta definir. Así trabaja un cine donde los actores no son actores, donde los espacios están mínimamente intervenidos, en los que se busca luz natural, y el sonido es parte del entorno, sin música que intente manipular o acentuar.
Admirador del cine del austriaco Michael Haneke, porque provoca preguntas, de la argentina Lucrecia Martel por su narrativa no tradicional, y de los hermanos belgas Jean Pierre y Luc Dardenne por su cine documental, Aponte Centeno persigue una estética de cine antropológico, en el que “busca capturar dentro de una estructura de ficción una realidad pertinente”.
Heredero del neorrealismo italiano, y como ya exploró en Mi santa mirada, Aponte Centeno trabajará una vez más con lo que llama “actores naturales”, o personas de la vida real que aportan trozos de su vida cotidiana a la ficción. El proceso de casting para Noli aún no ha empezado. Planea filmar la película a partir de noviembre de 2015, por lo que contará con siete meses para esa búsqueda minuciosa de rostros cotidianos, “que expresan una realidad sin tener que decir una palabra”.
“Hay una verdad que te dan estas personas que ningún actor te la puede dar”, dice. En la piel curtida de las manos de los pescadores, en las arrugas del rostro, en la mirada sincera, halla la verdad necesaria para contar una historia cercana y a la vez, lejana, desconocida.
Graba planos más largos “para que el espectador pueda sumergirse en esa realidad”: planos largos y detallados de una prueba de embarazo, del proceso de moler carne, de un anciano dándole la comida a su esposa y la sopa derramándose de los labios. El sonido brota del entorno, del choque de una pelota contra el piso, del sonido seco de un martillo, de la bachata en un negocio de pueblo, de la música de un tocadiscos. La luz es natural e ilumina lo suficiente.Todos estos elementos se combinan para provocar un efecto hipnotizador, que hace que el espectador se adentre en una realidad escondida o muy poco explorada en el cine del país.
Recibe apoyo internacional
Antes de hablar sobre el apoyo que ha recibido de la industria del cine puertorriqueña, Aponte Centeno se queda en silencio. Empieza varias veces la oración y se detiene. “Me he sentido que nadie es profeta en su propia tierra”, termina diciendo. “He sentido más apoyo de la comunidad internacional que de mi propio país”, añade.
Observa que la industria del cine puertorriqueña está muy acostumbrada en trabajar en grandes producciones, y “les cuesta trabajo entender” un formato de cine que busca contar otro tipo de contenido con bajo presupuesto.
Su proyecto de largometraje Noli ganó el primer premio del taller de Iber Media en República Dominicana con el realizador español Montxo Armendáriz, que lo trasladó al Tercer Foro de Coproducción del Festival de San Sebastián. Este foro de co-producción español ha despuntado como un encuentro cinematográfico con igual relevancia que los foros de Cannes y Rottenberg. Su objetivo principal es impulsar el desarrollo de nuevos proyectos audiovisuales, para abrirlos al mercado internacional mediante la colaboración entre profesionales del cine.
Aponte Centeno viajó el pasado mes de septiembre a San Sebastián para presentar su proyecto y salió del Festival con productores y distribuidores franceses que ya le tienen la mirada puesta. Compartió con realizadores nóveles que también presentaban su ópera prima, así como con productores experimentados como la casa productora de películas de Lars Von Trier y la dirigida por Luis Puenzo.
También, el joven cineasta cuenta con el asesoramiento personal de quien se ha convertido en su amigo, Rodrigo García. El escritor y director colombiano radicado en Los Ángeles, e hijo de Gabriel García Márquez, lo ha llevado a conocer a importantes cineastas, como el reconocido director mexicano Alejandro González Iñárritu, autor de Amores perros y de la recién estrenada Birdman, y el cinematógrafo mexicano Emmanuel Lubezki, quien el año pasado ganó el Premio Oscar a mejor cinematografía por Gravity.
En una carta de endoso firmada por los tres cineastas, acuñan que “en la forma en la que narra visual y sonoramente, así como en la forma en que escribe el guión, pueden ya verse trazos de un joven realizador autor con inquietudes muy concretas… Su tratamiento fílmico es una clara muestra de su originalidad”.
Aponte Centeno también ha expresado anteriormente su interés en rodar en otro país. “Para nada me voy a poner nunca fronteras”, señala. Del vasto terreno mundial, le ha llamado la atención Haití, “por ser un país tan cercano, caribeño, que tiene una larga historia que llegó a sembrar precedente, pero que a la vez desconocemos mucho y en la rama cinematográfica, es bastante virgen”.
De igual forma, reconoce que si se le da la oportunidad de vivir en una ciudad más activa culturalmente, donde trabajar en condiciones más favorables, “por qué no”. Sin embargo, señala que siempre existirá un diálogo con Puerto Rico y le gustaría seguir trabajando las historias escondidas de la Isla y venir a filmarlas. Historias desconocidas o ignoradas por muchos pero que recorren las arterias de toda una isla.