Uno, dos, cuatro, seis, tres y luego siete. Parece una secuencia de ritmos en un compás alterado. En realidad, es el orden en que debemos disfrutar de las carreras y explosiones en las películas de Fast and Furious, tal vez por eso algunos encuentran sus tramas un poco confusa.
La sexta entrega de esta exitosa saga, producida y distribuida por Universal, se centra en Europa, donde el agente Luke Hobbs, papel actuado por Dwayne Johnson, investiga a un ex soldado, Owen Shaw (Luke Evans), por la destrucción de propiedad militar. Hobbs le sigue la pista al ya conocido Dominic Toretto (Vin Diesel) para que lo ayude a cambio de amnistías por sus crímenes para él y su clan, esparcidos por el mundo en pleno disfrute del dinero adquirido en la aventura proyectada en la película anterior.
Lo que destaca este filme de los anteriores es la definición de personajes a fondo, como individuos y parte de un grupo, ya sea por medio de acciones o hasta de la selección de sus autos.
La película comienza con una carrera, similar en varios aspectos a la escena final en Fast Five, entre Toretto y Brian O'Conner (Paul Walker) en los autos que reflejan sus personalidades y sirven de marca para esa serie cinematográfica. Toretto conduce un Dodge Charger, un American Muscle típicamente rudo, mientras que O'Conner guía un Nissan Skyline GT-R, un carro importado no tan ruidoso como el de su compañero pero igualmente potente y veloz en sus manos.
Además de estos dos modelos, la película presenta como de costumbre otros autos de alto calibre con protagonistas de escenas como el Ford Anvil Mustang y el Plymouth Barracuda del 1970, el Jensen Interceptor del 1971 y un Aston Martin Vanquish del 2006. En otros casos, cuando no son protagonistas, no faltan los Lamborghini Gallardo, Porsche Carrera, BMW M5 y las Range Rover del 2002 en el fondo para completar el cuadro.
En esta parte de la serie, también reaparecen artefactos de películas anteriores y personajes, como es del conocimiento de todos, lo que apoya la nostalgia que traen los créditos del inicio (que desataron aplausos del público en la sala de cine cuando fui a verla).
Los que vieron la segunda parte, 2 Fast 2 Furious, podrán recordar de las primeras escenas una pistola electromagnética que dispara un dispositivo capaz de controlar por completo el auto en que se planta por medio de un monitor. Esta tecnología es utilizada por los villanos de la sexta parte contra el clan de Toretto, algo que O'Conner recuerda muy bien y logra evadir.
Así mismo, en Fast 6 no puede faltar la escena representativa de las películas y juegos de carrera: mujeres con poca ropa bailando de manera sugestiva mientras las rodean autos exóticos. Paneos lentos y enfoques de cara, muslos y un poco más allá del muslo presentan los cuerpos esbeltos de las “modelos” mientras la música retumba en las bocinas de los autos personalizados.
La persona a mi lado en la sala se pregunta "¿dónde están los hombres?", en respuesta a lo que veíamos desplegado en pantalla grande. Sin embargo, y teniendo en cuenta que desde un principio estas cintas serían dirigidas a los hombres, los creadores de esta parte se cuidaron de manejar este pequeño detalle.
Uno de los personajes femeninos destacados es el de "Giselle". (Blogspot)
Tal vez por eso, para balancear la percepción de géneros, las protagonistas femeninas de esta serie cinematográfica son puestas como mujeres fuertes en términos físicos, dispuestas a pelear donde sea necesario, y naturalmente astutas. No obstante, bien parecidas.
Para los ojos femeninos que solo buscan apariencias, la presencia en una misma película de todos los macharranes de la franquicia podría satisfacer hasta la más exigente. Con Vin Diesel, Paul Walker, Dwayne Johnson, Tyrese Gibson y Sung Kang parece ser suficiente para todos los gustos.
Entre tantos personajes y aventuras, el elemento más común de todos los filmes tendría que ser el código de vida que siempre ha mostrado Toretto y sirve de catapulta para más acción y adrenalina: la familia
You don't turn your back on family, even if they do, afirma Toretto en una ocasión en el filme, lo que deja ver una vez más su calidad humana debajo de todo el aceite, mugre y capa dura. Este amor, respeto, honor y lealtad a sus seres queridos resiste los duros golpes que le propaga la fuerza criminal que solo busca destrucción y poder. Aunque, los villanos también tienen familia, pero eso es un factor importante en la película y los spoilers nunca son bienvenidos.
En general, la película cumple con las expectativas del público. Goza de secuencias llenas de acción, autos rápidos, peleas y todo lo necesario para mantener al público entretenido por las poco más de dos horas que dura.
Lo que sí puede decirse sin arruinar las sorpresas, y porque es obvio, es la llegada de la próxima entrega de Fast and Furious, pautada para estrenar el 11 de julio de 2014 en los cines, según informaron los medios estadounidenses.
Justin Lin, director de las películas desde Fast and Furious: Tokyo Drift, reveló que no continuará en su silla para seguir enredando la historia que él mismo se encargó de cambiar, cediéndole su puesto a James Wan (Stygian, Saw).
La tarea de Wan consistirá en retomar la medio enmarañada trama que deja Lin mientras complace a los fanáticos de esta serie que cada vez, exigen más. No sería sorprendente que la intriga continúe luego de la séptima, pues ya se ha hablado de películas individuales de algunos personajes, como el agente Hobbs.