Si bien la normalización de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba avanza a buen paso y las banderas de uno y otro país flamean orgullosas desde julio pasado en La Habana y Washington respectivamente, el año transcurrido desde el anunciado deshielo deja aún muchas interrogantes.
“Mejor ni me pregunte, porque para mí nada cambió¨, dijo algo enojado a IPS un hombre de mediana edad que esperaba ser atendido en una barbería. En un mercado agrícola cercano, una mujer preguntaba en tono fuerte, para que todos escucharan, por qué una libra (casi medio kilo) de tomates cuesta 25 pesos (casi un dólar).
Estas personas sienten que no tenían mucho que celebrar ayer 17 de diciembre, cuando se cumplió el primer aniversario del día en que los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Estados Unidos, Barack Obama, sorprendieron al mundo con su decisión de restablecer las relaciones diplomáticas rotas en enero de 1961.
Quienes se ilusionaron con la idea de que sus vidas cotidianas comenzarían a mejorar tras más de medio siglo de hostilidades, concluyen el año con salarios estatales insuficientes para hacer frente al precio de los alimentos que completan la canasta básica subsidiada.
Citado por la estatal prensa cubana, Marino Murillo, ministro de Economía y Planificación y vicepresidente del Consejo de Ministros, admitió durante una reciente sesión de la Asamblea provincial del Poder Popular (gobierno) de La Habana que los indicadores globales de la economía en la capital mejoraron, pero aún no se reflejan en la vida cotidiana de los habaneros.
Por ahora, el deshielo cubano-estadounidense ha tenido su impacto positivo en el turismo, con su derrame hacia los emergentes emprendimientos privados como el alquiler de habitaciones y restaurantes, opción que eligen muchos visitantes interesados en conocer mejor a la sociedad cubana.
De acuerdo a datos oficiales, durante el primer semestre de 2015 visitaron Cuba 1,923,326 personas, mientras en similar período de 2014 llegaron 1,660,110. Es frecuente escuchar a turistas latinoamericanos comentar que quisieron venir a Cuba antes de que comience “la invasión de turistas estadounidenses”.
Los ciudadanos de Estados Unidos solo pueden viajar a Cuba amparados en licencias para viajes periodísticos, religiosos, culturales, programas educativos o el intercambio de conocimientos, entre otros motivos. Especialistas en el tema calculan que este año terminará con unos 145,000 visitantes estadounidenses, 50,000 más que en 2014.
La prohibición de viajar a Cuba con fines turísticos y el embargo que Washington mantiene contra este país desde 1962 figuran entre los asuntos pendientes a resolver en el proceso de normalización de vínculos, que propició durante el año la visita a La Habana del secretario de Estado, John Kerry, otros dos miembros del gabinete de Obama y tres gobernadores.
“Más allá de algunos titulares grandilocuentes, falta casi todo por hacer”, comentó a IPS el periodista y académico cubano, Salvador Salazar, quien cursa un doctorado en la Universidad Autónoma de México. En su opinión, solo se han dado los primeros pasos hacia “lo que debe ser una relación civilizada en la que se hable y no se grite, se discuta y no se agreda”.
Sara Stephens, directora ejecutiva del estadounidense Centro para la Democracia en las Américas, coincide en que “después de las relaciones hostiles y peligrosas” mantenidas durante 55 años, los gobiernos de ambos países aprendieron a tratarse mutuamente con dignidad y respeto.
El año que viene “tiene que ser para cimentar ese progreso y utilizar la diplomacia para crear beneficios duraderos para ambos países, que hagan que las transformaciones que estamos viendo sean irreversibles y los cambios profundos que queremos sean inevitables”, dijo a IPS en declaraciones por correo electrónico.
Una comisión binacional creada tras la oficialización de las relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas, definió en septiembre los temas para comenzar las conversaciones encargadas de desbrozar el camino hacia la normalización, entre los cuales figuran comunicaciones, tráfico de drogas, salud, aviación civil y seguridad marítima.
Derechos humanos, trata de personas y reclamos de compensación de ambas partes han contemplado también las agendas tratadas por delegaciones de ambos países. El listado incluye la migración, asunto que desde hace años sienta periódicamente a la mesa de conversaciones a delegaciones de las dos naciones para revisar convenios suscritos en 1994 y 1995.
El análisis de esos acuerdos, encargados de propiciar una emigración “segura, legal y ordenada”, no está ajeno a tensiones, ante la infructuosa demanda del gobierno cubano de que cesen la Ley de Ajuste cubano y otras regulaciones que, según entiende, incentivan los viajes clandestinos.
Washington ha reiterado que no cambiará su política migratoria hacia Cuba. El aniversario del deshielo sorprende a unos 5,000 emigrados cubanos varados en puntos fronterizos de Costa Rica sin aparente salida para sus intenciones de llegar hasta Estados Unidos a través de una ruta irregular por Centroamérica y México.
John Gronbeck-Tedesco, profesor asociado y coordinador de Estudios Americanos del estadounidense Ramapo College de Nueva Jersey, cree que la administración Obama está haciendo su parte para despejar el camino hacia la reconciliación y las pláticas sostenidas hasta el momento han calmado la “retórica anti-normalización”.
El estudioso no percibe aún un clima favorable al levantamiento del embargo, que solo puede ser decidido por el Congreso legislativo, “especialmente” por ser 2016 un año electoral. Según La Habana, el bloqueo impide su desarrollo y ha provocado daños a su economía por 121,192 millones de dólares en cinco décadas de aplicación.
“Creo que antes de que el Congreso tome cartas en el asunto, será necesario tratar con más claridad el tema de las deudas pendientes de pago a liquidar”, agregó el analista, en referencia al tema de las compensaciones que las dos partes ya comenzaron a discutir en una sesión “informativa” el 8 de este mes en La Habana.
“EEUU tiene un precio por las propiedades e inversiones perdidas (nacionalizadas) debido a la Revolución, y Cuba tiene un número en mente con respecto a los daños económicos causados por el embargo”, opinó Gronbeck-Tedesco, quien no aportó cifras al respecto.
En una entrevista de prensa divulgada el lunes 14, Obama reiteró su interés de visitar Cuba, aunque solo si puede “hablar con todo el mundo”. El gobernante aseguró que en sus conversaciones con Castro ha dejado claro que “continuaríamos contactando con aquellos que quieren ampliar el alcance de la libertad de expresión dentro de Cuba”.
Los dos mandatarios han hablado por teléfono al menos en dos ocasiones y se entrevistaron por primera vez el 11 de abril, durante la VII Cumbre de las Américas en Panamá. Sostuvieron una segunda conversación el 29 de septiembre, en Nueva York, en el primer encuentro presidencial de ambos países desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959.