El idioma es lo más poderoso que existe en el mundo. Así lo describieron los panelistas que participaron del debate El idioma del poder, el poder del idioma, como parte del último día del Festival de la Palabra celebrado en el Museo de Arte de Puerto Rico, en Santurce.
Hay palabras que sólo existen en una lengua y es imposible traducirlas. Aun más, hay palabras dentro de una misma lengua, que no tienen su traducción exacta. ¿Cómo sucede esto? ¿Por qué algunas palabras tienen esa habilidad de ser únicas dentro de un mismo idioma?
Alain Mabanckou, escritor congonés, comentó acerca de su experiencia como escritor en la lengua francesa. Según él, el francés que se habla en su país es sumamente diferente al que se habla en Francia.
“No podía creer que una palabra tan linda en Francia, podría significar una palabra tan fea en el francés de la República del Congo”, argumentó.
Mabanckou expresó que son los escritores los que tienen que trabajar para correlacionar esas dos vertientes.
“El escritor busca la belleza en las palabras que no significan nada”, subrayó.
Por su parte, la escritora chilena Diamela Eltit, reconoció que estas diferenciaciones de un mismo lenguaje, utilizando el ejemplo del español, se remontan a los años de la conquista en América. Y es que, según abundó, en Latinoamérica el proceso de la introducción del idioma en diferentes regiones, provocó que cada país creara y desarrollara su “propio español”, y que dentro de ese español se crearan muchas otras lenguas.
Añadió que para la Academia la diversidad en el idioma es un déficit, pero cree que debe observarse de otra manera y admirar las particularidades, e incorporarlos como patrimonio cultural y poético. Opinó también que no es necesario traducirlo todo, porque no se le estaría haciendo justicia al término, porque “cada uno tiene su historia”.
Más adelante, Luisa Futoransky, poetisa, periodista y escritora argentina, expuso que la lengua influye en el pensamiento del escritor. Es decir, la lengua misma establece la forma de pensar y de escribir del autor.
Mientras, en su intervención, el escritor y profesor puertorriqueño, Max Chárriez, comentó acerca de cómo Puerto Rico ha tenido que fluir entre dos idiomas, y cómo se ha establecido toda una lucha cultural centrada en mantener el español como lengua autóctona.
Opinó que hay que ser creativos con la lengua, y que cada país que es hispanohablante tenga la libertad de ser creativo con las palabras. Destacó que precisamente, “el poder del idioma, es el poder de crear”. Asimismo, Chárriez resaltó que en Puerto Rico esa creatividad se puede observar en la lengua escrita, y en la lengua del habla cotidiana.
En lucha el lenguaje académico y el lenguaje literario
Al igual que el español cuenta con una academia que rige los usos del lenguaje, el francés se dirige por la Academia Francés, la cual supervisa el desarrollo de la lengua. Mabanckou relató lo sorprendido que estaba cuando recibió un premio de manos de la Academia Francés.
“Jamás me esperaba eso. Mis palabras son del idioma de la calle del Congo”, puntualizó, al tiempo que explicó que nunca la Academia había premiado a alguien cuyo francés no fuera como el de ellos. Esto ya que, según mencionó, “la literatura se crea fuera de las normas y reglas de la Academia. No se puede permitir, que se le pongan reglas a la literatura’.
Eltit remató al decir que los lenguajes populares portan su historia diferente al lenguaje académico, que retoman causas lingüísticas que han sido ignoradas y ocultas por las estructuras de poder.
“El lenguaje permite el ingreso de las subjetividades reprimidas por la sociedad”, añadió.
Por otro lado, Futoransky resaltó que la forma que utilizan las estructuras de poder para perpetuar su dominio es con el uso del lenguaje. Utilizó el ejemplo de la dictadura argentina de la década de los 1970, cuyo discurso era que la dictadura era un “camino hacia la democracia”. Las estructuras de poder utilizan eufemismos para dominar a las masas. Todo cuerpo de poder trata de imponer un lenguaje.
Al cierre, Chárriez argumentó que la Academia y las reglas del idioma son importantes hasta cierto punto, ya que las reglas permiten que la comunicación dentro de un idioma sea mucho más fácil. Sin embargo, opinó que las reglas hay que conocerlas para después romperlas. Los escritores rompen las reglas para escribir desde sí mismos, desde su identidad, no pueden suprimirlas. Las reglas de un idioma no ceden ese espacio, así que los autores proceden a desobedecer ciertas reglas.
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