Encontrar el equilibrio entre la palabra y lo visual, esa es la meta, de acuerdo con los conferenciantes del panel Creación Cinematográfica y Escénica que se llevó a cabo en el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE).
Fue aquí donde la directora española de teatro clásico, Helena Pimenta, la directora chilena de películas, Dominga Sotomayor, y el director y actor puertorriqueño, Jacobo Morales, contaron sus experiencias de cómo la lengua y la escena, ya sea teatral o cinematográfica, se combinan con el propósito de crear arte.
En su ponencia, Pimenta resaltó la importancia de la lengua en el teatro, diciendo que “en el texto está la trama, los conflictos, los personajes, los temas principales y secundarios, lo que quería contar el autor”. Añadió que concretar ese texto, en las obras, significa ir decidiendo y abandonando ideas y caminos a favor de otros, que ponen valor a aspectos que conciernen al ser humano de hoy.
Para Pimenta, cada parte del proceso dramaturgo, es decir, la dirección, escenografía, iluminación, etcétera, tiene su propio lenguaje, que contribuye a ofrecer un mensaje completo, enriquecido y más adecuado al público actual.
En cuanto a la perspectiva de la lengua en la cinematografía, Sotomayor destacó que “la relación del cineasta con el habla no es simple. Los cineastas peleamos con las palabras, en una constante búsqueda de cómo expresar lo que queremos transmitir”.
La joven cineasta afirmó que en el proceso cinematográfico, el cineasta debe pensar en qué decir, qué no decir, cómo y en qué momento decirlo, ya que se busca “encontrar un equilibrio entre la imagen y la palabra”.
De acuerdo con Sotomayor, en el cine la información se da en esa convergencia de lo que vemos y lo que no vemos, lo dicho y lo no dicho. Destacó el peso de escribir un guión, que “no se logra solo articulando un relato verbal, sino que se trata de narrar en función de la imagen”.
Por su parte Morales, ilustre director, actor y productor puertorriqueño, utilizó el espacio para recalcar que el español es una fuente sustancial a la hora de crear una obra artística.
Morales recontó que fue a los 14 años que comenzó a escribir, y que en poco tiempo empezó a “tomar consciencia de que el español habría de ser el principal recurso para plasmar mis expresiones artísticas. Concluí que mientras más a fondo lo conociera, más se ampliaría mis posibilidades de comunicar ilusiones, desarrollar personajes, escribir poemas que testimoniaran vivencias”.
El actor puntualizó que su afinidad por el español está arraigada por la rigurosidad lingüística heredada de su padre. Afirmó que “el español está estrechamente vinculado a mi identidad, a lo que soy, a nuestra cultura. Como también lo ha sido uno de los principales escoyos para los que pretenden transculturizarnos”.
Más adelante, Morales caracterizó al lenguaje de las redes sociales como un “terrorismo lingüístico”, sin embargo, concluyó aceptando que “las lenguas se renuevan, y que no es la academia quien determina cuáles son las nuevas voces que se han incorporado a nuestro idioma, sino el uso reiterado de esta por la mayoría de los parlantes”.