Empecemos con esto. Esta semana, el luchador Billy Jack Haynes entabló una demanda de clase en contra de la World Wrestling Entertainment (WWE) en una corte de distrito de los Estados Unidos, en Portland, Oregon. Entre sus acusaciones está que durante el tiempo que pasó en la compañía de lucha más cara del mundo contrajo Hepatitis C, una mortal enfermedad viral, por negligencia de la empresa.
En la demanda, Haynes alega que cuando luchó de 1986 a 1988 en la empresa de la multibillonaria y ultra republicana familia McMahon, en plena era de Hulk Hogan y ‘Macho Man’ Savage, allí se promovía el uso de anabólicos y de cocaína, y se les escondía vital información médica a los luchadores. Entre otras acusaciones concernientes a problemas con su salud, dice Haynes en la demanda que bajo la supervisión de su patrono en aquel momento realizó luchas de doble-sangrado y que así él y otros luchadores contrajeron la enfermedad.
Ahora, vamos a lo que vinimos, a un tipo que le ganó en la corte a Abdullah the Butcher. En 2009, un luchador canadiense, Devon Nicholson, fue diagnosticado con Hepatitis C, lo que causó que perdiera un contrato de desarrollo con la WWE. Nicholson, conocido en la lucha libre independiente e internacional como Hannibal, es un gigante de 6’4 de estatura y 280 libras. Para ese entonces, era considerado como una gran promesa del ring, tras años trabajando en diferentes circuitos alrededor del mundo.
Luego de la furia y la decepción, ya analizando datos y evidencia con la cabeza fría, Hannibal dedujo que había sido Abdullah el que lo contagió, durante alguna de las muchas luchas de doble sangrado que habían realizado en suelo canadiense. Demandó a Abdullah y el caso voló en los medios y en las redes sociales, tanto en Estados Unidos y en Canadá como en Puerto Rico, donde luchó por meses. Algo así nunca se había visto en el particular mundo la lucha libre. Tras cinco años de pugna legal en las cortes de Canadá, Hannibal ganó una demanda de $2.3 millones en junio pasado al comprobarse que en efecto Abdullah, cuyo nombre real es Larry Schreve, lo contagió con Hepatitis C.
Eso no es todo. Durante el 2013, el canadiense experimentó rigurosos y sufridos tratamientos, incluyendo terapias con el controvertible medicamento Incivek, el cual ya está fuera del mercado debido a versiones mejoradas de la droga. Hace poco, su especialista le dijo que ya estaba libre del temido virus.
Diálogo habló con Hannibal acerca de su batalla campal y sobre en qué se encuentra ahora. Dice que viene de luchar con el excampeón mundial de la TNA AJ Styles y que el 15 de febrero próximo le va a meter las manos al experto en artes marciales Dan Severn por el título de Canadá. Y habló bastante de la Hepatitis C, como si fuese el contrincante que derrotó el pasado sábado en la cancha de Caguas. Tiene que hacerlo. Planchar ‘1-2-3’ a la Hepatitis C no es cáscara de coco.
Le ganaste una demanda en Canadá a Abdullah the Butcher, un luchador muy reconocido, por haberte contagiado con Hepatitis C. Resúmenos qué sucedió.
Tuve una lucha con Abdullah en la que él se cortó con una navaja en tres ocasiones y procedió a cortarme a mí con la misma navaja que tenía su sangre inmediatamente después seis, siete veces. Eso puso su sangre directo en la mía. Yo había arrojado negativo en pruebas de Hepatitis C poco antes de esta lucha y salí positivo para la enfermedad en mi próxima prueba luego de la lucha.
El récord médico de Abdullah muestra un historial de arrojar positivo a Hepatitis C, un hígado hinchado y que sufre de coma hepática, una condición que usualmente ocurre en etapas avanzadas de los problemas del hígado. En pruebas de sangre, Abdullah arrojó positivo a Hepatitis C del genotipo 2, la misma Hepatitis que yo tengo, que no es muy común encontrar en Norte América, donde domina el genotipo 1.
La WWE me había ofrecido un contrato en 2009, poco después de que supe que el virus de la Hepatitis C estaba activo en mi sangre. En agosto de 2009, la WWE prescindió de mi contrato debido a que había arrojado positivo a la enfermedad. Ese había sido el sueño de mi vida, ser un luchador en la WWE, es como llegar a Grandes Ligas. Los estelares en la WWE pueden llegar a ganarse más de $2 millones al año.
¿Cómo es el tratamiento para esta enfermedad? Explícale a nuestros lectores por lo que pasaste.
Debido a que la Hepatitis C ahora es responsable de matar anualmente más gente que el SIDA, hay nuevos tratamientos desarrollándose todo el tiempo. Estas poderosas drogas son muy caras y la mayoría tienen reacciones muy fuertes en los sujetos enfermos. Yo hice un tratamiento estándar de Interferon y Ribavirin para Hepatitis C en 2009 y 2010. Sufrí muchos efectos secundarios, pero el tratamiento fracasó y el virus aún permanecía en mi sistema.
Luego de que el primer tratamiento fracasó, me volví amigo cercano de Superstar Billy Graham, una leyenda de la WWE, a quien en 2002 le realizaron un trasplante de hígado debido a que tenía Hepatitis C. Me consiguió una cita con su especialista de hígado, el doctor Héctor Rodríguez de Arizona, que me recomendó un nuevo tratamiento experimental para mi tipo de genotipo, llamado “Terapia triple Incivek”. Este nuevo régimen de medicación consistía de una droga llamada Incivek, que se usaba en combinación con el Interferon y la Ribavirin.
El doctor Rodríguez me hizo varios exámenes, incluyendo una biopsia de hígado; toda esa información se la traje a mi especialista en Canadá. Concordé entrar a un tratamiento de 36 semanas, la experiencia más difícil de mi vida. Sufrí muchos efectos secundarios durante la terapia, incluyendo un picor extremo en todo mi cuerpo, hasta en el área anal, sufrí de insomnio, sarpullido en la piel, irritaciones, malestar estomacal, cambio en el sentido del gusto, perdí 45 libras y sufrí trastornos psicológicos por las medicaciones.
Este segundo tratamiento costó alrededor de $80,000 y no fue cubierto por el Gobierno (de Canadá). Mis doctores me pidieron que me tomara tiempo libre del trabajo durante el tratamiento, pues los efectos secundarios eran muy severos para que siguiera trabajando, lo que me costó entrada económica. Fue un período de mucho stress financiero.
El 19 de diciembre supe que el tratamiento había sido exitoso y que estaba arrojando negativo desde la cuarta semana del mismo. Luego de seis meses todavía arrojaba negativo. Recientemente, mi especialista me declaró curado permanentemente de la enfermedad.
¿Sabías que la droga la sacaron del mercado recientemente?
Sí, la sacaron el pasado 16 de octubre. Es muy fuerte para que la gente la tome. Además cuesta $80,000 el tratamiento. Muy caro.
Mirando hacia atrás, ¿Cómo fue tu experiencia en Puerto Rico? ¿Cómo lo comparas con otros sitios como Estados Unidos o Canadá, con respecto a seguridad y regulación entre los competidores?
Disfruté mucho mi tiempo luchando en Puerto Rico y extraño mis días viviendo en la Isla. La gente allá fue muy buena conmigo en las empresas IWA (International Wrestling Association) y WWC (World Wrestling Council). Sobre las regulaciones en Puerto Rico con los luchadores, no fue diferente a cualquier otra parte de Estados Unidos o Canadá, pero sí tenían una comisión. La lucha libre no es supervisada bien en ningún lado, a pesar de que hay una gran parte atlética en todo esto, porque es considerado entretenimiento. Se confía en que las promociones se gobiernen bien ellas mismas, lo que casi nunca es bueno, pues no siempre los promotores tienen la seguridad de sus atletas entre sus prioridades. Sea donde sea, no veo la situación cambiando pronto, pues costaría tanto dinero gobernar propiamente la lucha libre profesional, y los países, estados y promotores seguramente no estarán interesados en pagar por algo como esto.
Hannibal en el tiempo en el que luchó en Puerto Rico. (Nicholson Productions)
¿Crees que si se probó que Abdullah te infectó con Hepatitis C, sea posible que otros luchadores que ha enfrentado a través de los años en Puerto Rico estén infectados?
Cualquier cosa es posible, pero el único luchador que yo sé que Abdullah cortó con una navaja con la que él mismo se hubiese cortado fue a mí, y hay pietaje de eso. Sé que en el pasado ha cortado a otros luchadores sin permiso, pero no sé si alguna vez lo hizo con navajas infectadas. Abdullah usualmente no se aprovecha de las estrellas grandes del negocio, y usualmente se reserva ese trato para los luchadores que no son estelares o que son mucho más jóvenes que él. Por esta razón, dudo que en alguna ocasión cortase a Carlos Colón o al Invader sin permiso o con navajas infectadas.
Después de todo lo que te ha pasado, la WWE te llamó de vuelta para un tryout. ¿Crees que estarás de nuevo en la WWE?
Sí, pues en julio tuve dos luchas frente a los escuchas de la WWE en Waterloo, Iowa. Parece que les gustó lo que vieron y uno de los escuchas me indicó que le recomendaría a la oficina de la WWE que hiciera otros tryouts en el Performance Center de la WWE en Orlando, Florida, pero me dijo que serían las oficinas corporativas las que decidan si tengo una segunda oportunidad con la compañía o no. Yo quiero alcanzar mi sueño de siempre, el de trabajar a tiempo completo en la WWE, y no me rendiré hasta que lo consiga.
Precisamente ayer trascendió que el luchador Billy Jack Haynes entabló una demanda contra la WWE con varias alegaciones, entre ellas que fue contagiado con Hepatitis C en la WWE durante la década del ochenta. ¿Qué opinas de este caso?
No sé lo suficiente sobre los detalles del caso para comentar con respecto a su mérito, pero creo que es bueno que un luchador salga diciendo en público que tiene Hepatitis C, porque ayuda a sembrar conciencia con respecto a la enfermedad y salen más pruebas de que la enfermedad está entre los luchadores. Debe haber mayores precauciones cuando se participa en luchas en las que va a haber sangre. Hay mucha oportunidad de infección y enfermedad si no hay un examen antes de la lucha. Espero que el señor Haynes pueda recibir tratamiento para la enfermedad y le deseo buena suerte con su salud.