ST POELTEN, Austria (Reuters) – El austriaco de 73 años que procreó siete vástagos con su hija, a la que retuvo en un sótano durante 24 años, se declaró este lunes culpable de incesto pero negó haber asesinado a uno de sus hijos, el cual recién murió en el sótano donde, junto a su madre y sus hermanos, vivían encerrados. Josef Fritzl entró a la corte en St Poelten, cerca de Viena, vistiendo un traje gris desarreglado. Dos policías custodiaban al acusado, que se tapó el rostro con una carpeta azul. Luego, con la mirada fija hacia adelante, respondió con voz suave, por momentos murmurando, a las preguntas sobre detalles personales. El caso de Fritzl ha desatado una oleada de condena en Austria y todo el mundo. El juicio atrajo a cientos de periodistas extranjeros en la corte provincial. Fritzl se declaró “parcialmente” culpable de violación, lo que significa que está en desacuerdo con el modo en que está redactada la acusación. Dijo también que era culpable de privar de su libertad a los hijos que mantuvo recluidos en el sótano.
Se declaró en cambio inocente en un cargo de esclavitud por el encarcelamiento de su hija Elisabeth durante la mayor parte de su vida. Fiscales dijeron que Fritzl, que podría ser condenado a cadena perpetua, era responsable por la muerte de un bebé fallecido tras nacer en un sótano en 1996. Dijeron que era asesinato por negligencia, porque Fritzl no buscó ayuda médica para el bebé, cuyo cuerpo luego quemó en un horno. “Encerró a Elisabeth en el sótano y la volvió totalmente dependiente de él, forzándola a actos sexuales y amenazándola como si fuera de su propiedad”, dijo la hoja de cargos. El veredicto es esperado para el viernes. Fritzl entró al tribunal rodeado de seis policías e ignoró las preguntas de la prensa. Luego, el juez y los ocho miembros del jurado ingresaran a la sala y ordenaron la salida de las cámaras. El acusado construyó un recinto subterráneo bajo su propia casa en la localidad de Amstetten, aislado acústicamente con una puerta reforzada. Su abogado dice que su cliente no es un “monstruo sexual”, pero espera pasar el resto de su vida entre rejas. El caso salió a la luz cuando una de sus hijas nacida en cautiverio que nunca había visto la luz del sol, Kerstin, de 19 años, enfermó de gravedad y fue trasladada al hospital por Fritzl. En las declaraciones hechas a través de su abogado el año pasado, Fritzl dijo que había vivido una “segunda vida” en el complejo subterráneo sin ventanas de 60 metros cuadrados, viendo videos de aventuras con los chicos y llevándole flores a Elisabeth, que hacía la cena. Elisabeth contó a la policía que había permanecido atada en los primeros meses de su retención. Fritzl la amenazó con matarles con gas si intentaban escapar. Tres de los chicos nacidos en el sótano fueron criados por Fritzl y su mujer, Rosemarie, después de que él fingiera que Elisabeth los había abandonado. La policía aseguró que Rosemarie no sabía de las acciones de su marido.