
Nota de la Editora: Diálogo presentará durante esta semana una serie de reportajes confeccionados por estudiantes del curso Redacción Periodística II, que ofreció durante el pasado semestre el doctor Mario Roche de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico.
Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo.
Levítico 20:06 (Reina-Valera 1960)
Mira cómo hizo pecho de su espalda:
pues mucho quiso ver hacia adelante,
mira hacia atrás y marcha reculando.
-Divina comedia de Dante Alighieri
Asimismo se mantiene como gravemente pecaminoso el oficiar de médium o el consultar a uno con la intención de encontrar algo que no es conocido. Es fundamentalmente una forma de adivinación, y como tal, es contraria a la ley de Dios."
Nueva Enciclopedia Católica
Llegamos a donde nuestro primer entrevistado bajo un copioso aguacero. Tal vez, fueron los espíritus a los que les sirve quienes nos guiaron hasta ese lugar específico. ¿Y por qué no admitirlo? La curiosidad, los nervios y un poco de miedo habitaban nuestros cuerpos. ¿Habrán llegado a través de energías superiores? Esperábamos una figura excéntrica, pero nos recibió un hombre con barba acicalada, camiseta naranja, pantalón corto y unas medias blancas. ¡Qué alivio!
Al acercarnos al portón, se sintió el olor a incienso, y, al entrar, estábamos en una sala normal, con una luz tenue. Nos pidió que le dejáramos libre la esquina derecha del sofá negro, pues ese es el lugar que ocupa siempre. Así comenzó nuestra conversación con Roberto Otaegui, luego de ofrecernos una taza de café que ninguna aceptó.
Mientras prendía su cigarrillo, Roberto nos comentaba que el espiritismo es una filosofía de vida que está bien lejos de las religiones, y se basa en la manifestación del mundo invisible. El próximo paso fue recalcar que abundan los “charlatanes” que se lucran de la credibilidad de algunas personas, pero hay quienes trabajan el espiritismo con mucha seriedad y con el único objetivo de hacer el bien.
Con tan solo esta introducción, comenzó lo que esperábamos. En tono serio y con la mirada fija, lanzó la primera visión: “Te interesa mucho este tema porque, aunque sabes que hay mucho charlatán, tú sabes que esto es cierto. Tú lo tienes bien claro. Yo no soy la primera persona que tú conoces así. En tu familia hay gente así”, le aseguró a una de las compañeras.
Así, nos fuimos familiarizando con este médium, hasta que, al final, dejamos nuestras posturas tensas para inclinarnos y acomodarnos en aquél sofá.
¿Qué es un médium?
“Médium son las personas que tienen la capacidad de cruzar el puente entre aquí y allá. Obviamente, físicamente no; desde un punto de vista energético, psíquico hasta cierto punto”, comenta Roberto.
Pero, para entender el mediumnismo hay que saber qué es el espiritismo. Los espiritistas creen que el cuerpo es un compuesto material, en tanto que el alma posee una esencia superior, divina, que no desaparece con la muerte, permaneciendo en este planeta o en otra esfera superior, vagando por ella por algún tiempo, según Max Scholten en su libro Los Médiums.
Scholten, clasifica a los médiums de acuerdo a sus habilidades. Algunas categorías son: médiums eléctricos, personas dotadas de cierta dosis de electricidad natural, o sea verdaderas baterías humanas, que producen por el simple contacto todos los efectos de atracción y rechazo; médiums auditivos, oyen la voz de un espíritu (en ocasiones, la voz la oyen de manera interna, mientras que otras veces se trata de una voz exterior, clara y distinta, como la de un ser vivo); médiums sensitivos o impresionables, susceptibles de presentir la presencia de un espíritu por una vaga impresión, una especie de roce en todos sus miembros, de lo que no se dan cuenta apenas; médiums parlantes, estos a menudo, no oyen nada, y el espíritu actúa en ellos por el órgano de la palabra. Suele expresarse sin tener conciencia de lo que dice, pues es el instrumento del que se vale el espíritu para poder comunicarse con una tercera persona.
También menciona entre muchos otros a los médiums videntes, que son los que se hallan dotados de la facultad de ver a los espíritus; los médiums curanderos, que pueden curar por medio del tacto, con la mirada o con un simple ademán; los tiptólogos, que son los que producen golpes o ruidos y los incorporantes o los que prestan su organismo a los espíritus para que estos lo empleen en su lugar, a fin de conversar con los presentes en una sesión, demostrando su identidad.
Muchas personas consideran que un médium habla con los muertos, pero Roberto no lo ve así. “Yo entiendo que el ser espiritual es un ser eterno. Una vez que deja la existencia orgánica pasa a ser una entidad de luz, y de ahí es que viene todo, pero no necesariamente, de una persona que te habla y que te dice”.
No obstante, reconoce que hay momentos en que sí se comunica con un muerto. “Hay momentos en que es bien claro. Viene, especialmente, después de fallecer alguna persona. No todos los que se mueren se quedan esperando aquí perpetuamente a que uno esté hablando con ellos. Sí, está esa comunicación, pero también hay comunicaciones que vienen, por decirlo así, de un poco más arriba. No, necesariamente, es de algún ser que haya estado aquí. Son energías mayores”, relata.
“En el universo no hay nada lineal ni concreto; siempre hay un poco más, aparte de que el universo es una entidad viva. La física cuántica dice que tiempo y espacio son lineales. Si lo vemos desde ese punto de vista, el médium no tiene la capacidad de ver el futuro ni ver el pasado, porque si la teoría de la física es cierta, y el universo es lineal, todo está pasando a la misma vez. Si todo está pasando a la misma vez, la única capacidad que yo tengo es, como quien dice, sacar la cabeza por el sun roof, y hacer ‘¡Oooh! ¡Oooh! ¡Ajá!’. Tiempo y espacio son relativos. Son una ilusión para llevar esta vida orgánica”, explica.
Lo veo y no estoy loco
Desde niño, Roberto supo que tenía este don, pero no fue hasta los 15 años que decidió convertirlo en un trabajo. Siempre ha sido algo propio de su naturaleza, razón por la cual dice no necesitar instrumentos como cartas, collares o velas.
“A mí [me] llegaban las cosas. Yo las veía. Obviamente, no como una visión, yo las veía en mi mente y después pasaban. Yo no decía nada, pero en mi mente decía: ‘¡eso yo ya lo vi!’. Llega un punto en que uno pierde el miedo y dice: ‘¿Sabes qué? Si esto es para el bien de otras personas, ¿por qué no hacerlo?’”, confiesa.
“En mi casa, siempre se creía, porque mi bisabuela también ayudaba a la gente, y pues en aquellos momentos, ellos pensaban que yo lo había heredado. Las facultades son inherentes del espíritu, no se heredan. El heredar es un fenómeno de la biología. Heredamos genes, pero el espíritu tiene su propia forma de ser, sus visiones, lo que lo mueven. Dicen que, entre más viejos, los espíritus van progresando por el universo porque como el espíritu ya no se puede destruir, meramente cambia de forma, pues, a medida que uno va evolucionando, esa facultad también va evolucionando con uno”, sostiene.
Pero Roberto no siempre se ha dedicado a trabajar solo como médium. Antes fue fotógrafo de Primera Hora, y ocupó su tiempo cumpliendo con su rol de esposo, padre y trabajador. Ahora, nos cuenta, vive de lo que el Universo le da y no le falta nada. Divide su tiempo en el mediumnismo, la pintura y sus estudios universitarios en Psicología en la Universidad Interamericana.
El proceso de consulta y algunos perfiles
En un día normal, Roberto atiende a cuatro personas aproximadamente. Es extraño que atienda a algunos seis o siete, pues su trabajo requiere mucha concentración, y ese proceso mental lo agota.
“Una persona me llama, hace cita y nos sentamos. Yo le pido a la persona su nombre, su fecha de nacimiento, nombre completo. Si se lo han cambiado, trato de pedirle el original. Entonces, de ahí, yo me concentro. Todo el resto del proceso es natural. Mira, unas personas pueden venir para unas cosas, y yo decirles otra. Pero, siempre la persona va a saber que esto es un proceso que se hace uno a uno. Yo no puedo bregar con más de una persona. Es bien difícil. Quizás, de alguna de ustedes me pueda llegar algo. Pero, una a una es que se brega. ¿Por qué? Porque es la energía de esa persona, y todo fluye. Yo trato de no hacer preguntas. Yo empiezo y, una vez que se entabla la conexión, por ahí asistimos”, indica.
Son varias las razones por las que las personas llegan a casa de Roberto. Por ejemplo, depresiones, o consultar si es el momento preciso para abrir o cerrar un negocio. “Por ejemplo, tengo una amiga que tiene tiendas y cuando ella va a abrir una, pues me dice ‘ven aquí y mírala a ver si…’ Y hemos sido muy buenos en eso”. Otra motivación para visitar a un espiritualista como Roberto es para buscar ayuda y seguridad al momento de tomar una decisión trascendental.
Con tono jocoso, asegura que también es experto en encontrar “chillos y chillas. ¡Ah! Esas cosas pa’ mí, tienen que ser straight. Si usted está con alguien está con alguien. Si es un chillo, uhmm, está mal. Y en eso, ayudamos. Eso es lo más importante: ayudar”.
Roberto asegura que el 50 por ciento de las personas que lo visitan son médiums que tienen sus facultades, pero realmente no saben cómo trabajar con ellas. “Imagínate una persona que no conozca de esto, y que de repente le estén llegando mil cosas a la cabeza. ¿Qué es lo que rápido, orgánicamente, se asume? ¡Ese tipo está loco! ¡Se tostó! Muchas veces no es así”, observa. Aunque no da clases, porque no cree que existe un currículo a seguir para convertir a alguien en un buen médium, sí los ayuda a definirse y tomar un camino.
Asimismo, explica que el 95 por ciento de sus visitantes son mujeres, pues el hombre tiende a ser más reservado, y tienden a sentir más miedo. “La razón más grande por la que los hombres no se meten a esto es porque le tienen pánico. ¿De dónde viene el miedo? Del desconocimiento. Pero las chicas tienden a ser un poco más abiertas, tienden a entender un poquito mejor. Todo ser humano tiene el deseo inherente de buscar el futuro. Todos queremos saber qué va a pasar. A veces podemos, a veces no”, comenta.
En cuanto a estratos sociales, no hay un perfil definido. Lo visitan desde barrenderas, hasta gente con muchísimo poder adquisitivo; desde profesores universitarios hasta personas sin ninguna educación. Sin embargo, insiste en que eso no es un aspecto que él considere importante, pues asegura que no hace su trabajo por dinero. Si el visitante quiere darle algún donativo por la ayuda que él le ofrece, lo recibe, pero pagar no es un requisito.