Si bien el Presidente Obama desempolvó en prime time la palabra “change” y su antiguo grito de guerra “Yes we can”; fue con la mirada encendida y con la aparente empatía –muy discutida- hacia con el dolor y la frustración de los estadounidenses con lo que Barack Obama trató de apelar a la viveza y la fuerza de sus multitudinarios discursos de aquellos meteóricos meses cuando era candidato a la Presidencia. Anoche las canas blancas, la solemnidad y los formalismos no dieron tregua ni a los televidentes, ni a los presentes, para conectarse con el Obama del pasado. Pese a todo, Obama dejó claro en su primer discurso anual del “Estado de la Unión” que ha sido un año difícil y reconoció algunos errores. “No me rindo”, declaró un inspirado Obama la noche del miércoles al Congreso de Estados Unidos en su discurso anual del Estado de la Unión. Enfrentando el colapso de su ambiciosa agenda para modernizar el sistema de salud y abordar el cambio climático, Obama echó mano de su discurso para intentar reconectarse con los estadounidenses comunes, molestos por la débil economía y golpeados por una alta tasa de desempleo. Obama intentó mostrar a la audiencia que él entiende su dolor y que está trabajando para aliviar el descontento público; el cual se debe principalmente a una economía aún tambaleante, mientras busca tiempo para reorganizar su Gobierno. “Los empleos deben ser nuestro foco número uno en el 2010”, aseguró el mandatario demócrata al Congreso, donde muchos de sus correligionarios demócratas temen perder su puesto en las elecciones de noviembre. Aún cuando indicó que reordenaría su agenda para hacer de la economía la mayor prioridad, Obama no reconoció el fracaso de sus esfuerzos por reformar el sistema de salud y alcanzar un consenso bipartidista sobre el cambio climático. A su vez la derrota en Massachusetts fue considerada por algunos analistas políticos como un referendo a su agenda, reflejando la ansiedad de los votantes por la campaña para reformar al sistema de salud y su frustración con la tasa de desempleo del 10 por ciento. “La gente está desempleada. Esta sufriendo. Ellos necesitan ayuda. Y quiero un proyecto de ley sobre empleos en mi escritorio sin demora”, declaró un encendido presidente Obama. El Presidente pidió un nuevo esfuerzo bipartidista en el Congreso para abordar los problemas de los estadounidenses comunes, algo que no hizo el año pasado frente a la oposición unida de los republicanos. El enorme déficit también ha dañado la posición política de Obama. Los republicanos han buscado describirlo como un “despilfarrador” y han descrito al proyecto de reforma al sistema de salud como una intromisión del Gobierno en la economía. Para responder a las críticas, Obama propuso un congelamiento durante tres años en algunos programas de gasto doméstico para detener el creciente déficit del presupuesto. También convocó a la creación de una comisión bipartidista para abordar los desafíos con el presupuesto. “Si no tomamos medidas significativas para controlar nuestra deuda, podría dañar a nuestros mercados, aumentar el costo del préstamo y poner en riesgo la recuperación”, advirtió Obama. La legislación de reforma al sistema de salud enfrenta un posible fracaso ahora que los demócratas ya no tienen la “supermayoría” de 60 votos en el Senado para superar los obstáculos de procedimiento interpuestos por los republicanos. La legislación sobre clima se ha estancado e incluso algunos de su partidarios creen que podría ser dejada de lado este año. Pero Obama fue enérgico al insistir en que no ha renunciado a la reforma a la salud. “Para cuando haya terminado de hablar esta noche, más estadounidenses habrán perdido su seguro de salud. Millones lo perderán este año”, aseguró Obama. “No abandonaré a estos estadounidenses. Y tampoco deben abandonarlos la gente en esta cámara”, agregó. Criticó el “mal comportamiento” y la imprudencia de Wall Street, y exigió al Congreso que apruebe una robusta legislación sobre normativas financieras. Obama prometió que presionará contra los cabilderos de la industria financiera que buscan diluir o matar la ley propuesta. “No podemos permitirles ganar esta pelea. Y si el proyecto de ley que termine en mi escritorio no cumple con ser una reforma real, lo enviaré de regreso”, afirmó Obama. La inesperada derrota demócrata en Massachusetts, uno de los estados más liberales del país, se dio luego de reveses para el partido en las elecciones de gobernador del año pasado en Virginia y Nueva Jersey. Muchos legisladores demócratas temen que esos resultados sean precursores de una serie de derrotas en la elección al Congreso de noviembre. Eso llevó a Obama a moverse al centro político con la atención en temas como la reducción del déficit. Pero en una medida que agradará a sus partidarios demócratas, Obama instó al Congreso a rechazar la política de “No preguntes, No digas” que evita que las personas abiertamente homosexuales sirvan en el Ejército. El Gobernador de Virginia, Bob McDonnell, quien entregó la respuesta republicana al discurso de Obama, aseguró que su llamado a congelar parte del gasto doméstico era “elogiable”, pero instó a tomar más pasos. McDonnell rechazó la campaña de Obama por modernizar la salud, al afirmar que equivale a entregar “el mejor sistema de salud en el mundo al Gobierno federal”. En su discurso, Obama también destacó las mejoras de la economía e intentó desviar las críticas sobre que su intento de reforma al sistema de salud había cambiado su centro de atención. La economía estaba perdiendo cientos de miles empleos cada mes cuando asumió su cargo. “Después de dos años de recesión, la economía está creciendo nuevamente”, afirmó el Presidente al respecto.