Los cuerpos detrás de las 29 piezas que conforman la exhibición que presenta el fotógrafo Ricardo Alcaraz parecían moverse entre los espectadores, al ritmo de la flauta y los violines que armonizaban la actividad inaugural el pasado viernes, 21 de septiembre. Aquellos cuerpos no solo logran moverse dentro de la fotografía, sino que son capaces de transportarte junto a ellos en un baile sin fin, dentro y fuera del cuadro, como bien puntualiza el nombre que lleva la presentación, en una danza que nunca termina…
En la Galería San Juan Bautista de la Alcaldía del Municipio de San Juan, el ambiente era de alegría. Compañeros fotógrafos, profesores, amistades, bailarines, personas conocidas y no conocidas por Ricardo, no solo admiraron su obra, la celebraron.
Nora Soto, profesora de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, compartió junto a Ricardo y otros allegados el triunfo del que ha sido fotógrafo del Periódico Diálogo desde su fundación en el año 1986. “Para mi manera de ver es uno de los fotógrafos más valiosos en términos de su aportación, de su compromiso, no solamente desde la ejecutoria de su profesión, sino con la generosidad que la comparte con las nuevas generaciones que se enamoran de este arte”.
Pero la aportación de Ricardo para con los jóvenes, quizás sin él mismo darse cuenta, ha sido mucho más compartir sus conocimientos como fotógrafo. Para el bailarín Norberto Collazo, uno de los cuerpos que figuran en las fotos de la exhibición, el impacto ha sido distinto. “Muchas de esas fotos son de mis comienzos en la danza contemporánea, cuando vine aquí dije wow esta es mi trayectoria, mi crecimiento…”
A pesar de que la mayoría de las fotos fueron tomadas en distintos tiempos y espacios, Alcaraz logró crear una secuencia de movimientos que conectaba una pieza con la otra, dando así armonía a cada paso. “Los cuerpos muchas veces se ven como fantasmas, pero eso a lo que se refiere es a la vida, no la muerte, sino la vida de ese cuerpo, ese movimiento nunca para”, comentó Diana Soto, bailarina de danza contemporánea que se dio cita en el evento.
Quien tampoco ha parado nunca es Ricardo. Noelia Quintero, directora del Departamento de Arte y Cultura del Municipio de San Juan, recordó aquel joven que siempre llevaba en sus manos una cámara desde sus inicios, cuando aún ambos eran estudiantes del recinto riopedrense y que ahora presenta su propia exhibición en la Galería. Observó que aunque tímido y algo callado, Ricardo ha podido capturar a través de su lente todas las luchas obreras y sociales de este País en las última décadas, eventos que han marcado nuestra historia, justicias e injusticias, alegrías y tristezas. Alcaraz, sobre todo, ha sido un fiel e incansable propulsor de la cultura de este País a través de sus fotos, como las que son parte de la exhibición, “La danza que nunca termina”.
“Ricardo es el ojo que todos queremos tener y creo que es un gran momento para hacerle un homenaje a su trabajo”, puntualizó Quintero.
El manejo de colores en las fotografías que Alcaraz presenta en la exhibición es impresionante. Los cuadros parecen pinturas perfectamente pinceladas, aunque en realidad el único pincel ha sido el ojo del fotógrafo. Colores brillantes como el rojo, anaranjado, azul y violeta, además del blanco y negro, resaltan a lo largo de la exhibición.
Ciertamente, Alcaraz ha impactado a muchas personas de distintas maneras a través de sus ojos, de sus fotos. “Las mejores fotos que yo tengo de mi hija ya fallecida son de Ricardo”, comentó Rosario “Charo” Meléndez, directora del Departamento de Comunicación de la Universidad del Este, quien también compartió junto a Ricardo la noche inaugural de la exhibición. Para Charo, la “Danza que nunca termina”, logra captar la realidad del arte puertorriqueño y la danza nacional, así como la de los bailarines.
Pero la verdadera protagonista y responsable de la exhibición es Yarí. “Mi inspiración inicial fue mi hija, inicial y para siempre”. Aún estando Yarí en escuela superior, comenzó a bailar danza contemporánea y Ricardo, como padre “alcahuete y orgulloso”, según él se describe, acompañaba a su hija a todas sus presentaciones. Los pasos de Yarí fueron los primeros capturados por el lente de Alcaraz. De ahí en adelante, retratar los movimientos translúcidos de los bailarines se convirtió en una pasión para el fotógrafo.
Hoy, Ricardo por fin puede presentar al público una colección de fotografías que representa, no solamente todo lo bueno que un padre puede sentir por su hija, sino también el cúmulo de trabajo que durante años a estado realizando Alcaraz. “Por fin estoy empezando a proyectar unos trabajos que he hecho y que nunca se habían dado a conocer a nivel de una exposición. Ojalá esto sirva para otros compañeros fotoperiodistas, yo no sé si la palabra es inspirarlos, pero motivarlos digamos… pienso que ellos también deberían hacer este tipo de trabajo y fomentar más y más lo que es la apreciación de la fotografía y el fotoperiodismo”.
La exposición estará en la Galería San Juan Bautista de la Casa Alcaldía del municipio de San Juan hasta el 19 de octubre.