Lo que inicialmente comenzó como un tratamiento para manejar una condición de leucemia, terminó finalmente curándole el Virus de Inmunodeficiencia Humano (VIH) y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirido (SIDA) a un americano residente en Alemania.
Al paciente se le realizó un trasplante de células madre que implicó un descubrimiento mucho más abarcador que la expectativa inicial de manejar la leucemia que le aquejaba.
Según trascendió el artífice del procedimiento, Gero Hütter, es un hematólogo, no un infectólogo que es quien se especializa en el manejo de enfermedades infecciosas. En The Wall Street Journal, Hütter informó que el galeno “estaba bien sorprendido” con los resultados.
El trasplante de células madre a Timothy Ray Brown, mejor conocido por su seudónimo “el paciente de Berlín”, se caracterizó por la particularidad del donante elegido para el procedimiento. Dentro de la lista de posibles donantes había 232 personas compatibles con Brown. No obstante, Hütter buscó entre ellos alguno que tuviera la mutación genética llamada delta32 CCR5; por suerte había uno: el donante 61.
Dicha cualidad, predominante entre un 1 y 2 por ciento de americanos blancos y europeos occidentales, además de un 4 por ciento de personas procedentes de países escandinavos, no es un rasgo genético que se da en personas de descendencia afroamericana, africana o asiática.
Las células de una persona con delta32 CCR5 no tienen los receptores CCR5, la vía principal por donde entra el VIH; lo que hace a esa persona virtualmente inmune a las cepas más predominantes del VIH.
Gracias al donante 61, Timothy Ray Brown ya no tiene VIH/SIDA. Lleva más de 600 días arrojando negativo a cuanta prueba de sangre le han hecho, aunque aún esté batallando con la leucemia.
El descubrimiento originado de este caso particular abre las posibilidades a las investigaciones médicas en este campo. La ingeniería genética se presenta como una opción más viable, pues el procedimiento por el cuál pasó Brown es muy riesgoso.