
TOKIO- La coalición gobernante de Japón terminó de diseñar este martes un paquete de estímulo de 7,2 billones de yenes (80.600 millones de dólares) luego de que un pequeño aliado diera marcha atrás con su pedido de un mayor gasto para impulsar la economía. El gasto -que equivale a alrededor del 1,5 por ciento del PIB- no implicará una emisión de deuda a gran escala, en momentos en que el primer ministro Yukio Hatoyama busca evitar que su gobierno sea visto como endeble de disciplina fiscal. “El estímulo tiene posibilidades de sólo crecer modestamente incluso con este nuevo estímulo, pero el tamaño del estímulo de 7,2 billones de yenes parece ser razonable pues el Gobierno no puede permitirse gastar de manera masiva y empeorar las condiciones fiscales”, explicó Akiyoshi Takumori, economista jefe de Sumitomo Mitsui Asset Management. “Un alza en la emisión de bonos soberanos seguramente tendrá efectos adversos en la economía (…) El foco mayor ahora es si el Gobierno será capaz de mantener la emisión de bonos por debajo de 50 billones de yenes en el año fiscal que comienza en abril y si será capaz de planificar estrategias de crecimiento”, declaró Takumori. Pero el ministro de Finanzas, Hirohisa Fujii, indicó este martes que deberán emitirse bonos por valor de más de 100.000 millones de yenes para financiar el paquete de estímulo. En la misma tónica, el partido político que integra la coalición gubernamental, liderado por el ministro de Servicios Financieros Shizuka Kamei, posiblemente mantenga sus pedidos por un gasto mayor y financiado por dueda cuando el Gobierno arme el presupuesto para el año fiscal que comienza en abril. Con la economía envuelta en deflación y habiendo salido hace poco de su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno quiere evitar volver a una recesión de cara a la elección legislativa para la cámara alta de julio. El Partido Democrático de Hatoyama ha estado buscando mantener su promesa de no emitir deuda adicional para financiar sus políticas. Muchos en el Gobierno desean limitar la emisión de bonos mientras la creciente deuda pública del país tocaría, según lo proyectado, el 200 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2010/11, por mucho la mayor entre los países desarrollados.