El caso de Dominique Strauss-Kahn desgraciadamente no es único. Desde el grupo de los 30 en la Antigua Grecia o Caracalla en la Roma Antigua, hasta Strauss-Kahn, Berlusconi, Clinton y Bush, el poder y la impunidad han ido de la mano. Aunque el poder a menudo va ligado al abuso sexual como en varios de estos casos, otros, al menos hasta donde sepamos, no. Sin embargo, eso no hace la acción menos infeliz.
Esta reflexión viene al triste son de la ya conocida embestida de poder contra la ex procuradora de las personas de edad avanzada, Roxanna López. Imagínese que va a trabajar como es de costumbre y un día resulta que aparecen unos gorilas armados, sin identificar y sin aceptar identificarse cuando se les pidió, que dicen que vienen a sacarle de su oficina y a dejarle sin empleo. Aparte de esta hazaña, exigieron la entrega de papeles, archivos, documentos y las oficinas mismas. Y, más allá, llegaron acompañados del nuevo procurador que para mayor vergüenza -ajena en este caso- pues al mentado no parece haberle trastocado ni un pelo. En fin, lo que allí ocurrió según leímos, escuchamos y vimos en los medios, más bien parecía un filme perverso de horror hollywoodiense o uno de Los Tres Chiflados. Escoja. A mí el asunto no me parece gracioso.
El señor Rodríguez Emma y nuestro gobernador –no es de olvidar por mucho que a algunos nos desagrade aceptar que es el gobernador de todos los puertorriqueños- decidieron que era el momento de salir de una servidora pública que había sido nombrada por diez años todavía incumplidos.
¿Cuál ha sido su pecado? Primero, ser mujer y no ser servil y obediente. Resulta que estos señores del poder impune son muy feministas, no tienen problema mayor con que haya mujeres en el servicio público, inclusive en puestos de dirección, siempre y cuando sigan al pie de la letra los proyectos, pautas y órdenes del partido en el poder. De hecho, para eso vinieron las mujeres al mundo, para ser buenitas y obedientes. No conozco una sola mujer, entre ellas algunas PNP´s, que haya estado envuelta en el proceso político que no se queje del discrimen contra las mujeres asertivas que intentan compartir el poder político con los hombres.
Segundo, pensar críticamente. Pensar, tener criterio propio, desarrollado a través del estudio, saber y análisis crítico, no es buena cosa y menos en una mujer. Pero no seamos prejuiciados; en los hombres tampoco. Todo esto puede resultar peligroso para el poder. Ésta mujer tuvo el atrevimiento inclusive de demandar al gobierno. Hoy día los buenos -hombres y mujeres- son los que repiten como robots las premisas básicas del proyecto neoliberal, versión colonial. Proyecto que si bien ha llevado a una crisis financiera y económica globalizada, a los ricos le ha venido bien para llenar sus cuentas de banco y reproducir su poder de clase. (Ver: David Harvey. A Brief History of Neoliberalism.)
Tercero, la forma de su destitución ejemplo de malas mañas antidemocráticas tan comunes en el proceso político y de la falta de urbanidad tan necesaria en la vida social. Esos decires y actuaciones que nos enaltecen en nuestras relaciones sociales especialmente cuando alternamos con personas con las que discrepamos y que nos permiten buscar consensos democráticos ante esos diferendos.
Se trata de una de las consecuencias del ejercicio del poder cuando es casi absoluto. El PNP fortuñista [y lo describo así pues bien sé que no todos los PNP´s están de acuerdo con los proyectos y actuaciones de este bando en el poder], ha ido desmantelando con mucha rapidez todo sector, institución, voz disidente y se las han arreglado para controlar las tres ramas del gobierno. Le faltaba la UPR. De hecho, lo que hicieron con Roxanna López personalmente y en su agencia, es lo mismo que hacen en nuestra Universidad. Desde los gorilas armados hasta el desmantelamiento de todo programa que pueda enseñar a pensar críticamente.
Y es que, como se ha repetido a través de la historia en tantos tratados de filosofía política, el poder es necesario para poder actuar, pero también muy peligroso pues sin cortapisas se corrompe y corrompe a quienes lo ejercen y su carácter absoluto promueve la impunidad.
Y para muestra, en la antesala de la pasada graduación de la UPR la administración anunció que tomaría medidas de “seguridad”. Vale preguntar seguridad por qué y para quiénes. En este caso vimos el triste espectáculo de una rectora y un presidente que no se atrevían a desfilar como académicos sino más bien entraron a escondidas como maleantes y acompañados de ocho gorilas “guardaespaldas”.
Pero la creatividad pudo más y los estudiantes demostraron que en Puerto Rico aún quedan gentes con vergüenza que se atreven a ejercer su derecho a la expresión disidente. Pensemos sobre ello pues estamos a un año y medio del próximo proceso electoral. ¿Vamos a dejar que el poder absoluto y la impunidad sigan anunciando la muerte de la democracia en Puerto Rico?
La autora es profesora de la Escuela de Comunicación de la UPR en Río Piedras.