Frente a voces que piden olvidar el pasado, el premio Oscar al filme El secreto de tus ojos, reafirmó que las sociedades deben conocerse así mismas y mirar los periodos más oscuros de sus respectivas historias. La película reavivo la reflexión sobre la violencia estatal en la Argentina y en el mundo. Mauricio Macri, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, señaló imperturbable: “Los argentinos tenemos que mirar hacia adelante, no mirar más hacia atrás. Hay muchos problemas sin resolver como para andar persiguiendo fantasmas del pasado. La energía es una: si uno la pone en priorizar el pasado, perseguir el pasado, no se la tiene para construir el futuro”. Esta posición sintoniza con las declaraciones que le costaron el puesto a su ministro de Educación, Abel Posse, quien señaló que había que finalizar los juicios a los represores. O con las expresiones del ex presidente Eduardo Duhalde, quien reclamó terminar con las humillaciones a los miembros del Ejército. Hay que mirar hacia adelante, dicen. Sin embargo, El secreto de sus ojos, filme dirigido por Juan José Campanella y protagonizado por Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella acaba de obtener el premio Oscar en la categoría Mejor Película Extranjera. La película realiza un profundo examen de la represión que se ejerció durante la década del setenta. “Hay que apoyar al cine argentino, que tiene ejemplos maravillosos como El secreto de sus ojos”, declamó Macri en el mismo programa en el que propuso un ejercicio de desmemoria. “Pero, Mauricio, esa película habla del pasado”, le contestó el periodista Ernesto Tenembaum. Macri no respondió. El secreto de sus ojos logró ser la película argentina más vista de los últimos 35 años. La vieron 2,500,000 espectadores y el éxito del público se repite en España, donde ya recaudó cinco millones en euros. También obtuvo cuatro galardones en el Festival de la Habana; fue Premio Goya a la mejor película extranjera; obtuvo distinciones en el Festival de Toronto y recibió elogios inusuales de la prensa internacional. “Es un profundo y gratificante recuerdo a los días en que el cine todavía se esforzaba por ser mágico.” Senaló la revista especializada, Variety. “Va a tener éxito en el mundo entero, pronosticó Aida Bortnik, guionista de La Historia oficial (premio Oscar mejor película extranjera en 1986), porque el ser humano es el mismo y su pasado. Estamos construidos de memoria, recuerdos, emociones, marcas que nos han dejado en la piel y en los huesos y eso se entiende en todo el mundo”. “Los argentinos seguimos necesitando fijarnos en los setenta, necesitamos repensar esa época porque todavía falta que nos hagamos cargo de esos años”, aseguró el escritor Eduardo Sacheri, autor de la novela La pregunta de sus ojos en que se basa el filme y del guión de la película. “Tenemos que mirar el pasado más allá de los milicos, ya que está perfecto que se los juzgue y se los condene, pero no fueron marcianos que bajaron en un plato volador a gobernar una sociedad santa e inmaculada. Si los milicos pudieron cometer las atrocidades que cometieron fue porque hubo una ruptura de la convivencia y la norma que permitió que todos se caguen en la ley y que surgiera la Triple A”. Cunado se le preguntó a Estela Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, si encontraba alguna similitud con La Historia Oficial afirmó: “Era otra época sociopolítica, La historia oficial fue una película muy especial para Abuelas porque recorrió el mundo y el mundo supo lo que pasó durante la dictadura. Todavía hoy me siguen hablando de esa película. Esta es otra oportunidad para los argentinos de que en otro momento se puedan contar desde una pantalla acontecimientos que todavía agobian a nuestro pueblo. Aunque algunas voces malintencionadas inviten a olvidar y a mirar para adelante, como si el pasado no nos afectara, esta película se une a nuestros sentimientos y expresiones de que ese pasado no es pasado sino presente”. El pasado 7 de Marzo, El secreto de sus ojos obtuvo la estatuilla que premia las mejores producciones cinematográficas del mundo. Sin embargo, más allá de la alegría del equipo que participó en la producción y de los argentinos por la obtención de dicho premio, la memoria ya había ganado. El autor del texto es estudiante de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico en Rio Piedras.