Un niño de once años le dijo a su maestra que quería ir al baño, al salir, le quitó los cabetes a sus zapatos y los amarró a otros que trajo de su hogar, acto seguido, se privó de la vida utilizando los cordones.
Esta fue una de las historias que compartió la psicóloga Aida Mirna Vélez Cardona en la charla “Prevención del suicidio en la navidad”, celebrada el lunes en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP).
“El suicidio es estigma, prejuicio y tabú. La gente no habla de eso”, comentó Vélez Cardona. Sin embargo, cada 40 segundos alguien se suicida y cada tres segundos alguien lo intenta en alguna parte del mundo. La cifra mundial de muertes por suicidio al año asciende a casi un millón de personas.
Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio se define como todo acto autoinfligido, destructivo y fatal cometido con la intención explícita de morir.
En Puerto Rico cada 26 horas alguien se priva de la vida y cada 40 minutos alguien lo intenta. Según estadísticas, de enero a octubre de este año, el 91% de los 162 suicidios reportados han sido cometidos por hombres, y las edades predominantes fluctúan entre los 80 y 84 años.
No obstante, aunque ocho de cada diez suicidas son hombres, la mayoría de los intentos suelen ser por parte de las mujeres.
Vélez Cardona relató que en una ocasión fue interrumpida en medio de una charla porque hallaron el cuerpo de una joven en el cuarto de un hospedaje aledaño a la Universidad de Puerto Rico en Cayey.
Al indagar un poco sobre los sucesos más recientes de su vida, encontró que le habían negado la beca para estudiar ese semestre. Sin embargo, ella iba todos los días a la universidad y compartía con sus amigos. Días antes, la joven se había intoxicado con alcohol durante la celebración de las Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria.
De acuerdo con los datos de la Comisión para la Prevención del Suicidio, del 30 al 40% de las personas que se privan de la vida ya lo habían intentado antes.
Cómo identificar y abordar a las personas con ideas suicidas
“Cuando alguien dice que se quiere quitar la vida, lo que está pidiendo es ayuda”, explicó la psicóloga. Para abordar a una persona que se entiende que puede estar en peligro, en primer lugar, es importante mostrarse calmado y pedirle que explique lo que está atravesando.
Según Vélez Cardona, las frases como: “¿y por eso nada más te pones así?” o “si ese problema no es la gran cosa”, se deben evitar. Lo correcto es mostrarle apoyo, comprensión, no emitir juicio y preguntar directamente: “¿has pensado en suicidarte?”. Luego, debe asegurarse de que reciba ayuda profesional y crear un plan de acción.
La psicóloga dijo que es un mito el hecho de que hablar sobre el suicidio aumenta las ideas suicidas. Por el contrario, cuestionar abiertamente sobre el tema las disminuye.
Otro de los mitos que aclaró Vélez Cardona es que el suicidio no es genético o hereditario, en todo caso, se da por imitación. Por tal razón, “[hay que] preguntarle al que tiene la idea de privarse de la vida si en su familia hubo un suicida, porque copiamos conductas de los que nos rodean”, señaló.
Entre las señales de peligro más comunes que presentan los niños y adolescentes están: comportamiento agresivo, pasivo o retraído, cambio en los hábitos de comer o dormir; miedo a la separación, tristeza, aislamiento de familiares o amigos.
Además, suelen tener cambios drásticos en el estado de ánimo, así como cambios repentinos en el desempeño escolar; tienden a regalar objetos queridos, hablar o dibujar sobre la muerte y el uso de drogas o alcohol.
En el caso de los adultos, además de las señales antes expuestas, están: poco interés en el trabajo, expresiones de desesperanza y desesperación, y hacer o hablar constantemente sobre su testamento.
Vélez Cardona mencionó que los métodos más recurrentes al momento de quitarse la vida en la isla son el ahorcamiento, las armas de fuego, envenenamiento y quemaduras.
Algunos de los factores de riesgos más comunes que conducen a ideación, intentos o actos suicidas son: soledad, pérdidas de seres queridos, falta de autonomía, jubilación, enfermedades, eventos estresantes y ruptura de pareja.
La psicóloga hizo hincapié en que “nunca dejes sola a la persona que dice que se quiere quitar la vida”. El suicida, según la profesional, no quiere morir, lo que desea es dejar de sufrir.
Entre las opciones de apoyo para casos de emergencia que existen en Puerto Rico está la línea PAS: 1-800-981-0023, Red Nacional para la Prevención del Suicidio: 1-888-628-9454 / 1-800-273-8255, y el 911.
Diálogo realizó una serie sobre el suicidio en universitarios. Aquí las historias:
Preocupante la ideación suicida entre los universitarios
Múltiples los factores del comportamiento suicida entre los universitarios