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El proyecto que planea crear el primer ejecutivo, Luis Fortuño, conocido como “el Triángulo Verde”, en los tres puntos turísticos del área Este de la Isla-Ceiba, Culebra y Vieques- dejaría a esta zona menos verde. Sin embargo, el nombre, podría referirse a la cuantiosa cantidad –sin duda verde- que se invertirá en este polígono turístico. Durante la Cumbre de Desarrollo Económico celebrada ayer en el Centro de Convenciones de San Juan, el Gobernador presentó sus planes futuros para el desarrollo de la llamada “Riviera Caribe”, proyecto que en su fase inicial costará casi $2,000 millones. El plan, que parecería emular la pomposa hotelería de Cuba a principios del siglo pasado, promete dotar a los pueblos–específicamente a la zona de Ceiba, casa de la base militar Roosevelt Roads- con un estilo de vida comercial lleno de hoteles, un casino, un aeropuerto internacional, un puesto de cruceros, residencias, comercios y hasta un distrito de entretenimiento lleno de teatros, cines, clubes y tiendas. El director ejecutivo de “Riviera Caribe” Jaime L. González señaló en la actividad, que el atractivo turístico cautivaría a los viajeros e incrementaría el número turistas en la Isla. Además añadió, que el número de visitas en la Isla incrementaría aproximadamente a 1.7 millones, cifra que aumentarían las ganancias anuales del turismo local a la cantidad estimada de 500 millones de dólares. González expresó que el proyecto, el cual emplearía a más de 40 mil personas, podría estar terminado en un término de cinco años. Es interesante como toda esta propuesta de concreto, según el mandatario representa una movida verde para la Isla. Éste expresó, en un comunicado de prensa, que la “Riviera Caribe” potenciaría en conjunto el turismo ecológico, la industria del entretenimiento, la industria de cruceros y la conservación ambiental. Quizás lo más verde del proyecto sea la posibilidad, como indicó Fortuño, de ceder 3 mil cuerdas de terreno de la antigua Base Naval Roosevelt Roads al Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico. No obstante, estas tierras serán subastadas públicamente en los meses de septiembre y octubre, de no ocurrir algún cambio.
La antigua estación de la Marina estadounidense, que operó desde la década de los cincuenta hasta el 2004, se compromete por medio de la Ley de Defense Base Closure and Realignment Act (BRAC) a que tras el cierre de operaciones se dirijan las parcelas de la base a los residentes del municipio. De hecho, se estipula que ellos participarán activamente al decidir cómo se manejarán y desarrollarán dichos territorios. Otro es el cantar. El estatuto conforme a lo que manifestó el periódico El Nuevo Día, por medio de entrevistas a varios ceibeños, halló que éstos están inconformes, pues no se les ha consultado. Gónzalez, a pesar de conocer la Ley BRAC, dijo al mismo diario que se sentía frustrado por la oposición de los ceibeños y afirmó que no debe ocurrir con Roosevelt Roads lo mismo que con la antigua base de Aguadilla. Donde el espacio que era cobijado por la milicia fue traspasado al gobierno local.