La educación cambió su vida y le permitió soñar en grande hasta convertirse en una prestigiosa educadora en la Universidad de Rutgers en el estado de New Jersey, cuando apenas era una niñita que viajaba de un estado a otro junto a sus padres, quienes laboraban en los campos agrícolas estadounidenses.
No es de extrañarse entonces, que haya sido la educación, la ruta que también escogió para cambiar la vida de cientos de niños en Camden, una de las ciudades más violentas y empobrecidas de Estados Unidos. Hoy la doctora Gloria Bonilla- Santiago, regresa a la Isla convertida en toda una celebridad para mostrar su proyecto de vida que ha documentado en su libro: The Miracle on Cooper Street que se presentará este miércoles 28 de mayo a las 6:00 p.m. en el Centro Para Puerto Rico de la Fundación Sila M. Calderón.
El libro recoge la asombrosa historia de éxito de la transformación de Camden a través de la implementación del revolucionario modelo de las escuelas comunitarias o escuelas Charter.
Luego de años de investigación, Bonilla Santiago, conceptualizó un proyecto educativo holístico que atiende no solo el aspecto formativo de los niños, sino que toma en cuenta su entorno familiar y el de su comunidad inmediata. Se ocupa, por ejemplo, de que los padres de los niños obtengan empleo, muchas veces en la misma escuela. También procura atender las necesidades de salud física y emocional de los alumnos y su familia. Asimismo, facilita que los padres se instruyan y se comprometan con la educación de sus hijos mediante un contrato escrito.
La iniciativa, que empezó en el 1997 trabajando con el nivel primario, de prekinder a quinto grado, actualmente configura un corredor educativo o “Pipeline”, como ella lo llama, que va desde la infancia (6 meses de edad) hasta la Universidad. “En toda una calle tú puedes hacer toda tu educación”, comenta emocionada Bonilla- Santiago a Diálogo, refiriéndose a la ubicación de los seis edificios donde se gesta toda esta innovadora propuesta educativa en Coopper Street.
Mediante auspicios y alianzas con distintos sectores socio-económicos de Camden la doctora Bonilla ha logrado que su proyecto escolar se posicione como uno de los más exitosos de Estados Unidos en términos de retención escolar y promedio de graduación.
“Tengo 10 clases que se han graduado cien por ciento (y de ese grupo) cien por ciento ha entrado a la Universidad con un 90 por ciento de retención (en las instituciones de educación superior donde han sido admitidos)”, comenta con orgullo sobre los frutos cosechados durante 10 años consecutivos.
http://www.leapacademycharter.
LEAP Academy University Charter School, cuya siglas aluden al liderazgo, excelencia y compromiso en la academia, opera como una escuela especializada en ciencias y tecnología. Se concentran predominantemente en los cursos de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).
La profesora de Rutgers explica que el futuro está en las materias STEM. Asegura que en los próximos 30 años los trabajos más importantes estarán en industrias relacionadas con estas áreas. Por ello han creado un centro de innovación en donde los niños investigan y proponen soluciones a problemas de la propia comunidad. Este fue el caso de un filtro que idearon los alumnos de LEAP para las botellas de agua para combatir el consumo de contaminantes en el agua potable de la ciudad.
Pero su propuesta también procura integrar las artes. En el periodo de horario extendido (la escuela opera de 8:30 a.m. a 5:30 y de 4:00-7:00 en su horario extendido) ofrecen arte, música y deportes. También provee tutorías a los niños con rezago.
Su filosofía se fundamenta en cinco puntos medulares. El primero es “Accountability” o rendición de cuentas en términos de la productividad del personal (se bonifica al maestro por su productividad y no por años de servicio), financieros, recursos, tiempo (el buen manejo del tiempo para enseñar) y programa educativo. El segundo es el concepto de la educación como un Pipeline, un programa educativo que corre ininterrumpidamente desde la infancia hasta la Universidad. El tercero: lo denomina “Teacher support”, que contiene varios programas de apoyo profesional al maestro. El cuarto eje son los padres. Estos tienen que comprometerse a participar activamente en la educación de sus hijos. Incluso, tiene representantes en la Junta de Gobierno de la Escuela. El último eslabón son los centros infantiles o Earley learning research academy donde se inscriben los niños desde seis meses de nacidos para ayudarles a desarrollar sus destrezas sociales y emocionales.
Aunque el dinero es importante, no tenerlo de inmediato no es el principal obstáculo para llevar todo esto a cabo. Las escuelas públicas del estado reciben $28 mil por niño perpetuando un sistema defectuoso y ellos con $16 mil por niño han cambiado toda una comunidad, según Bonilla. Claro, también reciben donativos de distintas fundaciones e individuos que han creído en el proyecto.
Lo más extraordinario de esto es que estos jóvenes de comunidades pobres tienen acceso a educación de alta calidad, a las más modernas herramientas de la tecnología y a experiencias de investigación sumamente enriquecedoras totalmente gratis. La demanda por entrar es grande, por lo que los estudiantes son seleccionados mediante sorteo.
Bonilla resalta que en todo este proyecto el respaldo de la Universidad de Rutgers ha sido medular, apoyándolos con los recursos de la academia y operacionales, proveyéndole incluso el mantenimiento de la infraestructura y brindando el servicio de seguridad. “Yo no hubiera hecho este proyecto, sin el apoyo de la Universidad”, confiesa.
Aunque recuerda que involucrar a Rutgers en esta aventura transformadora no fue fácil, porque ellos entendían que no era su función atender el sistema escolar. Sin embargo, en una cátedra de dos minutos la doctora Bonilla le hizo ver a la Junta de Gobierno de la institución que de esos niños dependía el futuro de la Universidad.
Comentó que a veces las instituciones de educación superior cometen el error de aislarse de las comunidades donde se erigen. Sostuvo que el papel de las universidades en proyectos como estos es crítico. Declaró que especialmente las universidades del estado “tienen una responsabilidad moral y social de ayudar a estas comunidades”.
“¡Gory, Gory, échale tierra al pobre!”,
Esta visionaria mujer, natural de Sabana Grande, Puerto Rico, aprendió desde muy pequeña que tenía una misión en la sociedad. Bonilla contó a Diálogo que su abuelo paterno le decía siempre: “¡Gory, Gory, échale tierra al pobre!”, recalcándole su responsabilidad de darle la mano al desvalido.
Esa encomienda fue medular para ella, así como la experiencia que vivió junto a su familia (especialmente su padre) en las fincas de migrantes de Florida y New Jersey, y las lecciones de vida que recibió de su mentora Marta Benavides, quien le introdujo al maravilloso mundo del conocimiento y le inspiró a buscar la justicia social como norte.
Bonilla, la menor de cuatro hermanos y primera generación universitaria en su hogar, estudió Ciencias Políticas y Sociología inicialmente, pero fue en la educación donde finalmente encontró la herramienta perfecta para emprender su misión de vida. A lo largo de su desarrollo profesional y personal atravesó vivencias muy dramáticas y experimentó grandes pérdidas familiares, especialmente la muerte trágica de su primer esposo. Sin embargo, cada situación la hacía más fuerte y la afirmaba en lo que se había propuesto hacer como proyecto de vida.
La presentación esta tarde de su libro: The Miracle on Cooper Street es más que muestra suficiente que lo ha logrado, pero no sin antes haber vencido muchísimos obstáculos, entre los que sobresalen la marginación y el discrimen ejercido por las fuerzas opositoras a que las comunidades menos aventajadas obtengan los mismos derechos y beneficios que las clases privilegiadas.
Señala con tristeza que uno de los escollos principales son los propios adultos. “No son los niños el problema. Son los adultos que no entienden sus roles, no entienden el problema de la enseñanza, entonces dicen que los niños no saben nada, que es el sistema”.
Actualmente su modelo educativo ha tenido resonancia incluso fuera de las costas estadounidenses. Bonilla informó a Diálogo que trabaja proyectos similares en las favelas de Brasil y en Ghana, África.
El Gobierno de Puerto Rico también ha mostrado interés en reproducir el concepto de LEAP Academy. Bonilla está segura de que el milagro de Camden puede replicarse en la Isla. Indicó que la mejor forma para comenzar esta iniciativa podría ser en municipios fuera del área metropolitana, donde los alcaldes que están en contacto más directo con las comunidades puedan prestarle particular atención al proyecto.
Conversar con esta visionaria mujer fue una experiencia extraordinaria. Lamentablemente no contamos con el espacio para reproducir todo lo hablado. Pero una gran parte de esa historia maravillosa se encuentra en su libro, que además de presentar la metodología de enseñanza de LEAP y como logró gestarse, contiene varios capítulos testimoniales sobre las experiencias que guiaron a la doctora Bonilla hacia su gran milagro educativo.
Al preguntarle finalmente sobre su mayor satisfacción durante esta travesía hacia el éxito no dudó en contestar tras un profundo suspiro: “Los niños… el verdadero milagro son los niños”, afirma al destacar el gran sentido de resiliencia (capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, de acuerdo con el diccionario de la RAE)de sus alumnos, que han pasado por las situaciones más dolorosamente impensables, desde el asesinato cotidiano en su calle hasta el abuso y maltrato en todas las dimensiones posibles que pueda sufrir un ser humano.
“Son las personas con mayor resiliencia que he conocido. Han pasado por los obstáculos más grandes de la vida y todavía creen en ellos y quieren estudiar y contar sus sueños”, expresó conmovida.
Y muchos de esos sueños ya han comenzado a materializarse. La educación les ha permitido romper con el ciclo de la pobreza y la violencia y le ha permitido entrar por la puerta ancha a Penn State, Cornell, Carnegie Mellon, Emory y Brown, algunas de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, para forjarse un mejor futuro.
“I am blessed”, concluye con profunda convicción del deber cumplido y un alto sentido de agradecimiento.