Esta mañana desperté con ganas de fumar. Hace tiempo que no despertaba así pues ya no tengo ese vicio. Sin embargo, hoy necesito un cigarrillo, tal vez dos. El problema es que no tengo chavos, últimamente no tengo chavos pa’ na’. Por ejemplo, las noches en que me dan deseos de tomar cerveza, camino a casa de mi abuela y me bebo unas cuantas. Camino de vuelta pa’ casa mirando pal piso a ver si me encuentro una peseta o un vellón. Todos los días tengo que contar menudo pa’ reunir uno cincuenta pa’ poder coger el tren a la universidad. A veces, cuando tengo suerte, me encuentro a alguno de mis amigos y me dan un cigarrillo, pero esto ya no es tan común, por alguna razón mis amigos también dejaron de fumar y también buscan a alguien que le regale un cigarrillo. Aunque a veces pienso que no me quieren dar ningún cigarrillo y que dejaron de ser mis amigos, no lo sé. La cosa es que hoy tengo ganas de fumar. En la tiendita de Magda, la que queda frente a Cervantes, venden los cigarrillos sueltos a peseta. Mi pai me decía que antes, cuando él estudiaba allí, los vendían a vellón, pero yo le digo que si los vendían a vellón, entonces las cajetillas tenían que costar un peso, pero él me dice que no, que eran más caras. Yo le pregunto a mi mai si tiene medio peso que me regale, pero no tiene, me da 10 chavos, le pregunto a mi hermana y me da una peseta. Creo que voy a pedirle 15 chavos a uno de los muchachos de la high. No soy tecato, no parezco tecato, tengo un ipod, me veo saludable y ya no fumo. Soy un estudiante como ellos, sólo que tengo como ocho años más que ellos. Pero, creo que esta barba y este pelo largo impedirán que me den los 15 chavos. Compro un solo cigarrillo y lo otro lo guardo. Este texto fue publicado originalmente en el blog de Juanluís Ramos. Para acceder pulse esta dirección: http://juanluisramos.blogspot.com/