El viernes al medio día todavía emitían humo algunas áreas del suelo que cubre las 250 cuerdas de terreno de la Estación Experimental Agrícola (EEA) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Gurabo, devoradas hace dos semanas por lo que fue catalogado como el incendio forestal más grande en Puerto Rico.
En una visita de este medio a los predios de la EEA en Gurabo, no sólo fue posible constatar los daños, sino también el comienzo de un largo proceso de recuperación.
“Nosotros estábamos reparando verjas y haciendo verjas nuevas en la orilla del río porque teníamos un ganado del vecino que se pasaba y entonces pasaba las garrapatas para acá. Da la casualidad que la finalizamos el martes y el miércoles empezó el fuego y gran parte de ella se destruyó”, relató a Diálogo el agrónomo Manuel Díaz, administrador de la EEA en Gurabo.
Otros cercados del interior de las fincas fueron consumidos por el fuego o destrozados por los bambúes quemados que caían sobre los alambres y palos de madera, material del que están construidas generalmente las verjas de las fincas en la Isla. En total, alrededor de 5 mil pies de cercado interno y verjas que dividen los terrenos de la UPR de fincas colindantes están en proceso de reparación. Al interior de los terrenos, un grupo de empleados viaja en una “pick up” reinstalando las cercas desde la parte noroeste de la EEA, donde comenzó el incendio, cruzando toda la sección del norte hasta llegar al noreste, sobrepasando la colindancia con Caguas, donde fueron controladas las llamas.
El terreno consumido por el fuego que duró casi tres días, representa casi el 50 por ciento de la totalidad del espacio de la EEA, zonas de pasto que eran ocupadas por ganado al momento del siniestro. “Nos dimos cuenta rápido porque ese día había baño de ganado y el último rebaño se iba a llevar para esa área, y ahí fue que se dieron cuenta que estaba saliendo humo”, dijo Díaz.
La recuperación del suelo, sin embargo, no será tan rápida como la propagación de las llamas. Según explicó el profesor Mario Flores, catedrático auxiliar del Departamento de Ciencias Agrícolas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la UPR, todo va a depender de la regeneración natural del suelo, que puede tardar años, y de que por fin lleguen las anheladas lluvias que mitiguen la sequía que afecta la Isla. Gurabo, de hecho, es uno de los 29 municipios clasificados en sequía extrema.
“Se ve un pequeño cambio en el humedecimiento del suelo, pero de decirte que hay un cambio significativo ahora mismo no lo puedo decir, hay que hacer un experimento. Hoy hicimos unas observaciones. Estábamos básicamente poniéndole gotas al suelo y viendo cómo se infiltraba. Se ve un poco de rechazo del suelo al agua en las áreas quemadas, habría que hacer ahora un estudio de laboratorio”, explicó el experto en física de suelos y ecología.
No todo, sin embargo, es negativo. Desde antes del incendio forestal, comenzaba a gestarse la idea de utilizar parte de los terrenos que se quemaron para desarrollar un bosque de árboles nativos de Puerto Rico. El fuego, ciertamente, adelantó el proceso de eliminación de maleza por un lado, aunque por el otro empeoró la sequía en el terreno que ya estaba agrietado por la falta de lluvia.
Junto al experto en suelos, se encontraba el profesor Oscar Abelleira, del Departamento de Cultivos y Ciencias Agroambientales del RUM, quien comentó sobre la posibilidad de establecer árboles en la zona afectada.
“En las áreas donde está quemado es bien cuesta arriba, en parte es bueno porque el fuego elimina los pastos altos y las malezas y eso es una de las barreras más fuertes para la regeneración de bosques, porque las malezas que se introducen para ganado no dejan que crezcan otras especies de árboles. Hay que ver qué oportunidades esa ventana de tiempo nos da para aprovecharnos de ese momento en que esas malezas no están”, explicó Abelleira, añadiendo que se trabaja en determinar qué tipo de árboles nativos pueden sembrarse en la zona.
Otro de los factores que se toma en consideración es que aunque los terrenos se encuentran sumamente secos al momento, ese no es el estado natural del suelo de esa zona, que generalmente es más húmedo y recibe mayor cantidad de lluvia para esta misma época.
“El suelo está de esta forma ahora, ¿cuánto tiempo va a durar este suelo que normalmente no es así? Muchos son suelos anegados que ahora están completamente secos, entonces supongamos que sembramos una especie que se da bien ahora, empieza a llover, cambia este clima atípico y ya esa especie no sobrevive. Hay que buscar qué se puede dar en ambas condiciones”, añadió, por su parte, el profesor Flores.
En la EEA en Gurabo se llevan a cabo investigaciones con cultivos farináceos, como plátano y guineos, así como cultivos de productos de raíces tuberosas como la batata y la yautía. Además, los terrenos de investigación agrícola poseen una colección de 172 variedades de cañas de azúcar, única en Puerto Rico. También se cultiva cacao, se maneja ganado, se produce y estudia una finca de productos orgánicos que es la primera que se certificó en Puerto Rico y se llevan a cabo investigaciones con abejas. Ninguna de estas actividades, con excepción del ganado, se vio afectada por el incendio.
Antecedentes de la EEA en Gurabo
No es la primera vez que los terrenos de la Estación Experimental de la UPR en Gurabo ocupan las primeras planas en los periódicos del País y no precisamente por los proyectos de investigación que allí se gestan. En el año 2011, la exsenadora Luz Santiago González, presentó la Resolución Conjunta del Senado 807, que exigía a la UPR entregar 100 cuerdas de terreno de la EEA al municipio de Gurabo, con el fin de desarrollar infraestructura en suelo agrícola. En aquel entonces, Víctor Ortiz Díaz, alcalde de dicho municipio, alegaba que las 100 cuerdas de terreno no eran utilizadas por la Universidad y que en su lugar se debían desarrollar una escuela y un residencial público que respondían a un alegado crecimiento poblacional en la zona.
Dos años más tarde, el gobernador Alejandro García Padilla convirtió en ley el Proyecto de la Cámara 1151 que designa como reserva agrícola y agroecológica los terrenos de la EEA en Gurabo del RUM. El pasado lunes, 3 de agosto, el teniente Joel Figueroa Betancourt, coordinador del Programa de Fuegos Forestales, aseguró a los medios que todas las señales indican que el fuego había sido uno provocado y no por causa natural. En estos momentos, el Cuerpo de Bomberos de Puerto Rico continúa investigando los hechos. Respecto al asunto, el administrador de la EEA en Gurabo prefirió no adelantar la investigación o señalar posibles responsables.
“Todo sería especulativo, hubo un factor humano, pero no podemos decir quién fue. No pudo haber habido combustión (natural) porque comenzó debajo de los bambúes, ahí hay sombra”, manifestó Díaz.