La Unión Nacional de Enfermeros de Estados Unidos (NNU, en inglés) condenó hoy la respuesta “lenta e inadecuada” del gobierno estadounidense para asistir a Puerto Rico en la prevención de muertes tras el paso del huracán María el 20 de septiembre de 2017.
Las expresiones de la unión respondieron a los hallazgos de un estudio de la Universidad de Harvard en que se concluyó que los decesos a causa del fenómeno atmosférico podrían totalizar hasta 4,645 defunciones.
“Este nuevo estudio solo confirma lo que nuestras enfermeras voluntarias en Puerto Rico vieron de primera mano: el pueblo de Puerto Rico murió por una administración que falló a sus propios ciudadanos estadounidenses”, dijo la directora ejecutiva de NNU, Bonnie Castillo, por medio de un comunicado.
Según Castillo, los datos del estudio –publicado ayer en la revista especializada New England Journal of Medicine– evidencian una crisis de salud pública a largo plazo para los puertorriqueños.
Esto, de acuerdo con ella, se une a los amplios retos que atraviesa el país con la pérdida de trabajadores calificados para el área de salud, el aumento de casos de salud mental, la falta de infraestructura funcional y la fragilidad de los servicios básicos, como la energía eléctrica.
“Nuestros enfermeros voluntarios volvieron a los Estados Unidos y dijeron una y otra vez: ‘La gente de Puerto Rico está muriendo. ¡Hagan algo!’. Este nuevo estudio demuestra que la inacción de esta administración y los contratistas ineptos costaron miles de vidas”, dijo Castillo.
“Y podemos ver que incluso hoy, más de ocho meses desde que azotó el huracán María, a la gente de Puerto Rico no se le ha dado la ayuda que necesita para recuperarse completamente, mientras regresamos a otra temporada de huracanes”, añadió.
Según los hallazgos de la investigación de la Universidad de Harvard, además de las muertes directas del ciclón, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades explican que también se deben contar fallecimientos ocasionados por condiciones inseguras o insalubres que puedan redundar en lesiones, enfermedades, e incluso la inexistencia de servicios médicos inmediatos.
“A menudo, la gente hacía filas durante horas en medio de un calor abrasador a la espera del agua y los alimentos que necesitaban desesperadamente y finalmente veía a los funcionarios federales de desastres con el papeleo ‘para recopilar datos’, en lugar de entregar los suministros críticos”, sentencia el parte de prensa de la NNU.
Si bien el gobierno federal afirmó que luego del huracán María todo iba bien en Puerto Rico, la NNU señaló hoy que durante el periodo de emergencia alertaron sobre la poca presencia de efectivos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) en la isla.
En su informe de octubre de 2017, los enfermeros voluntarios en Puerto Rico identificaron que de miles de casas sin techo y con interiores empapados, podrían dar paso a la proliferación de hongo que podría ocasionar dificultad respiratoria y enfermedades. Asimismo, informaron sobre brotes de leptospirosis, una enfermedad bacteriana mortal, debido a que muchos puertorriqueños bebían agua no tratada de los ríos.
Para documentar ese marco, los investigadores de Harvard calcularon el número de fallecimientos tras una encuesta a sobre 3,300 personas al azar en Puerto Rico y compararon el estimado de la tasa de mortalidad de los meses posteriores al huracán con la tasa de mortalidad del mismo periodo en el 2016.
“A partir de los datos de la encuesta, estimamos una tasa de mortalidad de 14.3 muertes por cada 1,000 personas desde el 20 de septiembre hasta el 31 de diciembre de 2017. Esta tasa arrojó un total de 4,645 muertes excesivas durante este período equivalente a un aumento del 62% en la tasa de mortalidad en comparación con el mismo período en 2016”, lee las conclusiones del estudio.
Incluso, la observación no descarta que el conteo sobrepase las 5,000 muertes. Los investigadores entienden que todos estos decesos como consecuencia del huracán pudieron haber ocurrido entre el 20 de septiembre y el 31 de diciembre de 2017.
Asimismo, exponen que la tasa de mortalidad en Puerto Rico se mantuvo alta hasta finales de diciembre de 2017, y un tercio de las muertes se atribuyeron a falta de atención médica o servicios de salud interrumpidos.
A finales de enero de 2018, la RN Response Network (RNRN) envió un segundo despliegue de enfermeros y enfermeras a Puerto Rico en asociación con el International Medical Corps.
Los voluntarios en ese despliegue documentaron que en Puerto Rico todavía habían carreteras cerradas y líneas eléctricas caídas a varios meses del paso del ciclón.
Los enfermeros también presenciaron impactos negativos en la salud pública que ahora eran sistémicos, ya que “las corporaciones usaron el desastre como una oportunidad para capitalizar la privatización de los recursos públicos”, sostuvo la NNU.
No obstante, hasta la fecha el gobierno de Puerto Rico mantiene en 64 la cifra “oficial” de decesos a causa del huracán María.
“Este nuevo estudio, y la cifra de muertos de más de 4,500 debe ser una señal de vergüenza para nuestro gobierno y para aquellos que no hicieron su trabajo, al tiempo que consideran el huracán María como una oportunidad para ganar dinero”, concluyó Castillo.
Para el gobierno, quien ayer delegó la reacción del estudio de la Universidad de Harvard a Carlos Mercader, director ejecutivo de la Administración de Asuntos Federales (Prfaa, en inglés), no es sorpresa que sean más las muertas que pudieran haber ocurrido a causa del ciclón.
“El gobierno de Puerto Rico da la bienvenida a la encuesta recién publicada de la Universidad de Harvard y esperamos analizarla. Como todo el mundo sabe, la magnitud de este trágico desastre causado por el huracán María resultó en muchas muertes. Siempre hemos esperado que el número sea más alto de lo que se informó anteriormente”, expresó el funcionario por medio de un comunicado.