Con la publicación del Diccionario Didáctico Puertorriqueño, la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española busca derogar la imagen errónea decimonónica que se le sigue atribuyendo a su institución madre, la RAE, para demostrar que hoy día la Real Academia Española labora en función de la sociedad como puente entre sus diferentes facciones y que está, más que nunca, abierta a considerar los rápidos cambios que se avecinen con respecto a nuestro idioma. Parece ser que “la primera impresión es la que cuenta”. Según una reciente evaluación de la Real Academia Española, en la actualidad la mayoría percibe a la academia como una entidad de antaño regida por una aristocracia impenetrable. Sin embargo ésta evaluación surge a raíz de su iniciativa por romper esas barreras y hacer escuchar su canto multiperspectivista de siglo XXI sin dejar de ser el organismo normativo que vele, hasta cierto punto, por la lengua. La nueva gramática que propone la real institución, surge a partir de lo que María Inés Castro, académica electa de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, llama viraje de proporciones. “La RAE es consciente de que la mayor parte de hablantes del español ya no están en España pero que es tan español el de Puerto Rico, como el de México, como el de Colombia, etc. Cada una de esas variedades son válidas y son parte del mismo sistema” afirmó Castro. Gracias al esfuerzo de la Asociación de Academias Americanas de la Lengua, bajo el liderato de Humberto López Morales, se han logrado validar las variedades dialectales de los países de América hasta el punto que su representación hoy día es de un 70% mientras que la Peninsular es de un 30%, cuando solía ser al revés. Este es el ambiente de apertura en el que la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española se ha destacado ya en varios proyectos. En 2005 lanzó el “Tesoro Lexicográfico”, el primero realizado por un país latinoamericano y, a comienzos de este año, lanzó el Diccionario Didáctico Puertorriqueño. Además de las principales fuentes de consulta léxica, el diccionario incluye vocablos de uso regular en Hispanoamérica que hayan venido adquiriendo sentidos únicos en Puerto Rico y anglicismos de uso común junto a su palabra recomendada en español. “Ya no se habla de usos correctos o incorrectos, sino de usos recomendados. Porque yo no use esta palabra no quiere decir que no se use. Sí se usa y tiene valor” comentó Castro. Con ello busca ser inclusivo en vez de discriminativo. Busca abrir puntos de vista ante la realidad actual de Puerto Rico. “Es muy importante que la población tenga ese marco comparativo”. Por otro lado, la también profesora de lingüística hispánica del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico, comentó que ha ocurrido una progresiva inversión de aspiraciones en la sociedad: “en otras épocas la gente de mayor erudición eran los modelos y el pueblo aspiraba a llegar a ser como ellos. Hoy día el modelo es todo lo contrario. Inclusive, muchos evitan las ‘palabras de domingo’, o registros elevados, para sentirse que pertenecen al pueblo ante sus miedos de ser rechazados.” Según Castro, los problemas de comunicación se presentan cuando surge el evento de tener que utilizar un léxico más elevado, más variado o más complejo y el hablante no tiene la capacidad de moverse de registro. “Esto es grave. Quiere decir que el sistema educativo no está cumpliendo con sus funciones”. “La riqueza léxica es lo que permite ser creativo. También nos ayuda a identificar todas aquellas acepciones que tiene una misma palabra. La prensa lo sabe, y allí comienza con un sutil juego de palabras que quizás el hablante promedio no entiende por no dominar ésta o aquella acepción. La prensa crea imágenes sin decirnos; es muy poderosa”, concluyó Castro.