Todo vuelve a la normalidad. Lo que fue la tormenta tropical Érika, casi temida hasta el boletín de las 5 de la tarde del Centro Nacional de Huracanes (CNH), ya sólo es una depresión tropical bastante deprimida. Lejana. En conferencia de prensa en la sede de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres, el gobernador Luis Fortuño, acompañado de algunos jefes de agencias, coincidió que Érika fue una gran “rehearsal”, o simulacro, como dijo Israel Matos, director del Servicio Nacional de Meteorología. El boletín de las 5:00 p.m. indica que el fenómeno mantenía vientos sostenidos de 35 millas por hora (mph). Su centro de circulación estaba en la latitud 16.7 grados norte, longitud 65.3 grados oeste. Se movía hacia el oeste a unas 12 mph. Los cambios en el movimiento de Érika provocaron que el CNH ajuste la trayectoria y los modelos la colocan al suroeste de Puerto Rico y atravesará La Española desde mañana por la noche. Para estas horas, muchas de las instrucciones y la mayoría de las noticias que todos los medios de comunicación difundieron, quedan sin efecto. Habrá clases mañana, habrá trabajo, los beneficiarios recibirán su cheque del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) y siguen las labores en los hospitales con los servicios de diálisis, entre otros. Será un día normal, recalcó el gobernador en la rueda de prensa. Particularmente el dengue fue un tema importante que el jefe de Estado resaltó. Esto debido a la cantidad de lluvias que esta depresión tropical puede generar sobre la Isla, “los ciudadanos tienen que ser cuidadosos con el agua estancada”, sostuvo. Por otra parte, las zonas que son susceptibles a inundaciones “no deben bajar la guardia”, eso recomendaron tanto Fortuño como Matos. La debilitación de este último fenómeno atmosférico, así como el anterior, Ana, han puesto a trabajar a las agencias gubernamentales para identificar posibles fallas ante una real amenaza.