La vida del profesor y tratadista Ernesto L. Chiesa Aponte gira alrededor de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Por ello, cándidamente se confiesa imposibilitado de jubilarse, pues “no concibe su vida sin la universidad”.
Es precisamente por ese productivo vínculo de más de 50 años entre Chiesa Aponte y su alma mater y por sus extraordinarias aportaciones al campo de Derecho desde la academia, que recibirá hoy el título de Profesor Distinguido. Esta distinción es la más alta honra que otorga la UPR a un profesor durante su servicio docente. Los recipientes de la distinción se distinguen por su entrega a la cátedra y por su dedicación en la creación de obra académica que resulte en prestigio para la universidad.
De entrada el profesor Chiesa Aponte se describe como “afortunado”, tanto en su vida personal como profesional. En la personal, pues cuenta con cuatro hijos que para su orgullo, se dedican a la enseñanza. En la profesional, pues según cuenta, su carrera y trayectoria se la debe a una serie de “accidentes” y oportunidades que bien supo aprovechar.
Chiesa Aponte nació en 1942 en Santurce, en el seno de una familia modesta. Recibió su instrucción académica en las escuelas José Julián Acosta, en la Escuela Intermedia Román Baldorioty de Castro y en la Central High School.
“Me gradué de escuela superior Central High School en el 60. Siempre fui bueno en matemáticas y siempre pensé estudiar ingeniería pero por razones económicas no pude”, aclaró.
Una vez en la Universidad de Puerto Rico, la influencia de José M. Lázaro y Jorge Enjuto provocaron que se entusiasmara con cursos de Filosofía y Lógica, disciplinas en las que completó su bachillerato, convirtiéndose en Instructor Auxiliar en la Facultad de Estudios Generales a los 22 años de edad.
“Prácticamente yo no he salido de la universidad desde el 1960 hasta hoy”, cuenta Chiesa Aponte.
Para ese cálculo recuerda que estuvo dos años y medio en estudios doctorales en la Universidad de Berkeley. A su regreso, vinieron los estudios de derecho y con ellos, su dedicación al derecho penal.
“Cuando terminé los estudios en leyes, el decano Jaime Fuster me invitó a ser su ayudante y a enseñar un curso de semestre. Y ahí fue quedándose atrás lo de Berkeley y lo de la filosofía. Comencé enseñado Introducción al derecho y derecho penal”, añade.
Luego de eso, más “golpes de suerte”. El entonces juez presidente del Tribunal Supremo, José Trías Monge le nombró secretario general del Tribunal Supremo, puesto que ocupó desde 1976 hasta 1982. Fue allí donde se afianzaron sus vínculos con el derecho penal y el derecho de evidencia, pues participó en la redacción de las Reglas de Evidencia.
“Acepté sin titubeo. Eso cambió toda mi vida. Fueron años bien significativos para mi. Participé en la redacción de estas Reglas de Evidencia, compartí con muchos jueces, abogados y tuve mucha suerte con ese trabajo. Le debo mucho a eso”, expresa agradecido.
Durante ese tiempo no perdió su conexión con la UPR, a la que retornó como catedrático en 1981, esta vez en la Escuela de Derecho. Fue en ese momento definitivo que se volcó a enseñar las materias de Procedimiento penal y evidencia; y que además generó su incalculable obra académica que ha sido citada más de 230 veces por el Tribunal Supremo de Puerto Rico y en innumerables veces en toda Latinoamérica.
Su obra más importante, Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estados Unidos, publicada entre 1991 y 1993 ha sido descrita como uno de los más completas y abarcadoras que existe sobre la materia y ha sido elogiada por figuras de la alta esfera jurídica puertorriqueña, no solo por la valiosa información que contiene, sino porque hace accesible en el idioma español, una exposición sobre el sistema de justicia en Estados Unidos y Puerto Rico, y provee un análisis profundo, pero sencillo, sobre los valores que lo distinguen así como de las limitaciones y ventajas que supone.
El libro ha sido clave para muchas veces en reformas penales en América Latina, siendo eje esencial en la preparación de módulos dirigidos a defensores públicos en Colombia, para el análisis de las Reglas de Prueba en el Proceso Penal Salvadoreño y para el análisis del concepto de evidencia en Colombia. Por su parte, su Tratado de Derecho Probatorio es pieza clave en la enseñanza de la materia de evidencia en las escuelas de derecho en Puerto Rico y herramienta útil para abogados, fiscales y jueces, que lo utilizan para la administración de la justicia y resolución de problemas jurídicos en ese foro.
En fin, su obra ha sido pieza clave en el desarrollo jurisprudencial puertorriqueño en la materia de derecho probatorio y procesal penal. Además de estas dos publicaciones, Chiesa Aponte ha publicado una multiplicidad de escritos sobre temas puntuales en derecho probatorio y derecho procesal penal y hasta el 2014 fungió como editor de Publicaciones JTS, redactando resúmenes normativos sobre cada uno de las opiniones emitidas por el Tribunal Supremo de Puerto Rico desde el 1977.
A su labor académica se suma su labor como asesor en el Departamento de Justicia desde1987 hasta el presente, donde ha provisto su expertise “tras bastidores” en casos de alto interés público.
Sobre su contribución al ámbito jurídico y la academia, Chiesa Aponte humildemente revela que el propósito de todo su trabajo, es su utilidad, que sirvan a los jueces, fiscales, abogados y estudiantes que le leen. Por eso no da tregua a su labor y actualmente trabaja en su actualización, que se hace imperativa por causa de los últimos desarrollos legislativos y jurisprudenciales. Al llamarle la atención sobre el tiempo y el esfuerzo que requieren las labores que hoy desempeña, reconoce que además de ser afortunado también ha sido un hombre disciplinado. Y que esa, si alguna, es “su única virtud”.
“Yo soy muy disciplinado. Si tengo alguna virtud es mi sentido de responsabilidad. Yo nunca falto a una clase. Cuando estaba en JTS y tenía que hacer uno de esos resúmenes, si me tenía que acostar a las 3 de la mañana, me acostaba a las 3 y los sacaba todo. Y así soy. Me propongo unas cosas y le dedico el tiempo. Soy muy responsable en eso”, apuntó.
Por su parte, el decano asociado de la Escuela de Derecho, Hiram Meléndez Juarbe, reconoció el aporte de Chiesa Aponte dentro de campo del derecho y su labor académica.
“El profesor Chiesa es una figura fundamental al desarrollo del derecho penal puertorriqueño y latinoamericano. Su compromiso con la vida académica es ejemplar, y sus contribuciones al entorno jurídicos son evidencia de una vida dedicada al mejoramiento de la disciplina. Su designación como profesor distinguido es un merecido reconocimiento que subraya las contribuciones de nuestra facultad al país”, afirmó Meléndez Juarbe.
Elogios al profesor Ernesto L. Chiesa
En el marco del reconocimiento a Chiesa, diversas voces de colegas y expertos en derecho en Puerto Rico se volcaron en elogios para el laureado profesor.
Este fue el caso del decano asociado de la Escuela de Derecho de la UPR, Hiram Meléndez Juarbe, quien expresó que el “profesor Chiesa es una figura fundamental al desarrollo del derecho penal puertorriqueño y latinoamericano”.
“Su compromiso con la vida académica es ejemplar, y sus contribuciones al entorno jurídicos son evidencia de una vida dedicada al mejoramiento de la disciplina. Su designación como profesor distinguido es un merecido reconocimiento que subraya las contribuciones de nuestra facultad al país”, destacó Meléndez Juarbe.
En una manifestación similar, el profesor Oscar Miranda Miller, Catedrático Escuela de Derecho de la UPR, comentó que la universidad ha tenido dicha al contar con un profesional como Chiesa.
“Profesor. Mentor. Amigo. He tenido la dicha de conocerte en cada una de esas facetas y me consta que el honor que recibes lo mereces como pocos. La Universidad ha sido dichosa al contar contigo. Que sea por muchos años más. ¡En hora buena!”, señaló Miranda Miller.
Por su parte, Luis Ernesto Chiesa Aponte, Catedrático y Director del Criminal Law Center en la Universidad de Nueva York, Buffalo, e hijo del homenajeado, reconoció la buena gesta del profesor Chiesa en su rol de transmitir conocimiento.
“Expresándose acerca de las características que debe tener un buen profesor, Unamuno dijo: ‘Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos’. Nunca he conocido a alguien que haya procurado más transmitir sus conocimientos que mi padre, el Profesor Ernesto Chiesa. Muchas felicidades por recibir el bien merecido honor de ser nombrado profesor distinguido de la Universidad de Puerto Rico!”, precisó el también académico.
Con ellos coincidió, el también profesor José Julián Álvarez González, Catedrático Escuela de Derecho de la UPR, quien resumió las razones por las que Chiesa merece ser reconocido como Profesor Distinguido de la UPR.
“Felicitaciones a mi colega y, sobre todo amigo, Ernesto Chiesa, por su selección como Profesor Distinguido de la Universidad de Puerto Rico. Una carrera muy distinguida al servicio del Derecho y la Academia desde múltiples facetas: Secretario del Tribunal Supremo, miembro destacado de los comités de reglas procesales, consultor por décadas del Departamento de Justicia, maestro abnegado, autor de enjundiosos tratados sobre Derecho penal, Derecho procesal penal y Derecho probatorio que han tenido impacto a través de América Latina. En fin, el tipo de carrera académica y profesional que justifica que exista el título de Profesor Distinguido. ¡Enhorabuena a él y a la Universidad!”, puntualizó.