#FotoDeLaSemana / El tren llega. Digiere a la masa neuyorquina. Arranca. Atrás queda ella. Sola. Mirará su reloj con impaciencia. Cruzará los brazos mientras cuenta los segundos para que llegue el próximo. Entrará tres minutos tarde en el trajín cotidiano, violento, vibrante, de la ciudad que nunca duerme. Pero en este instante se detiene (si eso existe) y observa al tren alejarse, acorralado por miradas perdidas de gente con relojes y audífonos que narran, en silencio y al unísono, su soledad compartida desde un vagón metálico.
Foto por Ricardo Alcaraz Díaz, texto por Gabriela Saker Jiménez.