Hablar del término “la operación” es hablar de dos ideas que por mucho han trascendido el tiempo: abuso y recurso muy preciado por las mujeres.
Sin embargo, para entender este cambio en la percepción sobre la esterilización femenina en Puerto Rico es necesario estudiar la prensa, aseguró Lourdes Lugo-Ortiz, profesora de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras y autora del libro Tropiezos con la memoria: La esterilización femenina en la prensa puertorriqueña (1940-1977) .
“La prensa configura el imaginario de lo que es real para la gente, y más cuando en el siglo XX, la prensa representaba el único lugar donde las personas acudían para informarse”, afirmó la profesora de periodismo de la UPR.
En todo caso, la construcción de la realidad a través de la prensa se debe a su naturaleza informática y ciertas técnicas del periodismo moderno.
Por ejemplo, Lugo-Ortiz apuntó “algunos elementos que dan una idea al lector sobre qué es importante”. Estos son “las fuentes de información que se utilizan, la estructura del escrito, la extensión y el lugar donde se ubica la historia y si el texto es acompañado por una imagen” precisó.
La prensa: bisturí de la esterilización femenina en Puerto Rico
Para la investigadora los discursos que se debatieron en la prensa en los comienzos de la esterilización femenina en los años 40’, convirtieron a los medios de la época en el bisturí de la operación.
En efecto, Lugo-Ortiz analizó los discursos que se desprendieron de las publicaciones realizadas durante 37 años en los periódicos más influyentes del siglo XX en Puerto Rico: El Mundo, El Imparcial y Claridad.
En primer lugar, la experta observó el discurso difundido por el Estado que presentó la esterilización como una forma de mejorar la situación económica del País: “una alternativa libre que responde al control de la natalidad”.
Mientras que otras voces, como la Iglesia Católica y simpatizantes al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), proponían la esterilización femenina como un abuso por parte del imperio hacia la colonia.
“Un punto que encontré acerca de las fuentes informativas es que, aunque el asunto de la esterilización tiene que ver medularmente con las mujeres, estas fueron silenciadas completamente”, detalló la profesora.
De hecho, la voz de las mujeres fue encriptada a pesar de que su posición estuviera cónsona con alguna de los dos discursos privilegiados. Ese fue el caso de las feministas de la época que apoyaba el ideal de que la esterilización era un medio de represión por parte del imperio.
Simplemente, “las mujeres fueron el terreno donde los grupos de poder utilizaban como fundamento para construir discursos que representaban sus propios intereses”, agregó Lugo-Ortiz.
De modo que, la participación de la voz femenina hubiese sido esencial para la redacción de políticas públicas sobre el control poblacional. Sin embargo, según se desprende del texto, la prensa no dio cabida a sus posicionamientos, dejando fuera de la realidad del debate la necesidad urgente que tenían las mujeres por controlar sus embarazos.
Necesidad de control natal
Precisamente, en la actualidad existe evidencia empírica que demuestra que las mujeres recurrían al aborto inducido como método de control natal.
Al menos así lo constata el informe anual de 1933-1934 del Hospital Maternal de San Juan, y citado por la autora, que establece que el 60 por ciento de los supuestos abortos espontáneos de la época eran resultado de una acción provocada.
Por lo que, la necesidad de obtener un método seguro y efectivo para controlar los embarazos era urgente para las mujeres desde siempre.
En este sentido, la alta incidencia de esterilización femenina en Puerto Rico -a pesar de que los auspicios de los programas estatales de la operación cesaron en 1977- responde a los deseos de las mujeres por controlar su cuerpo sin sacrificar el sexo, destacó la profesora.