Jayarse no es cosa fácil, mucho menos cuando tienes que hacerlo en medio de un bombardeo de imágenes, sonidos, reglas y normas que intentan decirte quién eres o cómo debes ser.
Así que al escuchar y ver a alguien que canta sin preocupación “estoy jayá”, se hace irresistible querer preguntarle cómo lo logra, cuál es el secreto o la estrategia.
Por eso llamé a Macha Colón (Gisela Rosario en el registro demográfico), la frontwoman de la banda Macha Colón y los Okapi, compuesta por Aissa Colón en el bajo, Albita Montero en el cuatro y Gerardo Segarra en la batería.
Recientemente se esparció por la redes sociales un video de esta banda que entona un coro particularmente pegajoso, con el que Macha presenta lo que para ella es la experiencia de jayarse. Según explicó, “estoy jayá”, frase que le da nombre al sencillo que suena en la escena subterránea de música en San Juan desde 2008, es como “estar contento con quién es uno y dónde uno está en la vida”.
Y Macha está en un sitio que describe como “especial”: Puerto Rico. Lo especial de este sitio, piensa, es que “vivimos un experimento porque hay una mezcla increíble”. Esa mezcla incluye todo eso que no se enseña en las escuelas: personas diversas, de muchos países y ascendencias, múltiples religiones, gestos, olores, deseos, ruidos…
En nuestro encuentro en la Plaza de la Convalecencia en Río Piedras, Macha llega con su pelo frondoso, gafas de superestrella pop y una chaqueta llena de ojos plásticos. De inmediato le pregunto, ¿qué mezcla ella para guisar su estilo?
“Mis influencias son bien variadas. Yo no sé si se perciben o cuánto se perciben. Para empezar, la música religiosa con la cual yo crecí. Yo crecí criada de iglesia católica, escuela católica, yo era muy muy muy religiosa”, dice.
Sin embargo, esto no le impidió contaminarse con una sustancia pagana y contagiosa: la música pop.
Eso viene de “escuchar la radio y además que pues, no es por nada, pero el pop de antes…, el pop es pop, pero cuando tú tienes un pop como en los ‘70, que todavía se grababan grupos con orquesta en vivo, tú tienes una calidad de sonido muy distinto a lo que después terminó pasando en los ‘90 o los ‘80. Pero los ‘80 es una época que a mí me influencia mucho”, explica.
La belleza es algo más
Precisamente fue en esa época cuando Macha tuvo una revelación: la existencia de la Movida Madrileña y la banda de Alaska y Dinarama, acontecimiento que tal vez la desvió de la carrera eclesiástica a la que aspiraba cuando pequeña, cuando sus compañeras y compañeros de escuela la llamaban “La monja”, según recuerda.
“Alaska y Dinarama para mí fue como una revelación. Alaska fue alguien que me llamó mucho la atención, especialmente esa cuestión de la estética y jugar con muchas cosas en la estética en una mujer, en una mujer que es así o es hazá [sic]”.
Por eso, explica que le gusta jugar con la concepción tradicional de “belleza”.
“Estamos acostumbradas a que todas las mujeres se tienen que ver lindas, y ese ‘lindas’ está definido por un montón de cosas… Horita cruzando la calle una señora me gritó ‘¡me gusta tu pelo!’, pero eso es porque ya ha cambiado un poquito la sociedad y ha aceptado más por cuestiones que han pasado a nivel de cultura popular…hay gente que puede aceptar mejor mi pelo ahora. Pero a través de los años, yo puedo escribir una novela de experiencias a través de mi pelo, o sea, esos son otros veinte pesos”.
Sin embargo, Macha no se resiste a los halagos, como cuando alguien la vio con el maquillaje que le hicieron para el video de Jayá y le dijo que se parecía a Divine (Harris Glenn Milstead), la legendaria drag queen que protagonizó Pink Flamingos, pues para ella Divine es uno de sus maestros.
“Algo que Divine tenía que me parecía interesante es esa cuestión de que no había una percepción necesariamente acerca de la belleza tradicional, sino que explora otro tipo de belleza, otro tipo de estética… Yo busco eso…”, sostiene.
“Mi mundo no es heterosexual”
De acuerdo a la cantante, la cuestión del drag queen es “increíble, maravilloso, creativo, inspirador”. Ella se expuso a ese mundo jangueando en los clubs gays aquí en Puerto Rico y en Nueva York, donde pudo conocer otro tipo de dragas. Recuerda que antes solo conocía una cara del mundo del transformismo, pero entiende que esa estética ha trascendido, ahora son más jóvenes, y ella se identifica más con eso.
De ahí, tal vez viendo las dragas, Macha confirmó algo que intuía: la complejidad de las identidades sexuales. Para la artista, aunque la preferencia sexual de alguien sea heterosexual, la identidad sexual es mucho más compleja que eso.
“O sea, desde lo que a mí me da placer, dentro de lo que me evoca algún interés sexual o algo que me excite, pues hay muchas variantes dentro de eso. Mi mundo no es un mundo heterosexual. Yo hace años que no vivo en un mundo puramente heterosexual, y no es donde me siento cómoda. Me siento cómoda en un mundo mixto donde hay mucha gente gay, donde hay mucha gente lesbiana, y son la gente que me hace sentir cómoda, son mi familia”, declara.
Así que para Macha la etiqueta queer es sumamente importante para entender el tránsito social de la actualidad.
“[Lo queer] habla de eso, de la infinidad de posibilidades que existen de expresar amor, placer y sexo. So es como más inclusivo (…) Lo que pasa es que mi estrategia ha sido no hacer eso una cosa hiperconciente o hiperclara, porque para mí es la manera en que puedo llevar un mensaje al nivel de la emoción a muchas personas sin que estén cien por ciento consientes de que hay algo de eso”, explica.
Aceptar el tropicalismo
A pesar de que Macha está abierta a todo tipo de estilos y mezclas, piensa también que la influencia europea es muy directa en la escena de música subterránea en Puerto Rico.
“Yo siento, no sé si por la cuestión de ser colonizados o qué, que hay veces en que debemos de hacer un poquito más de esfuerzo en aceptar esa cosa de la influencia caribeña que a veces pensamos que es una charrería”, comenta.
Según Macha, la etiqueta queer es muy importasnte para enteder la sociedad de hoy.
De esta manera, dice, puede crear interconexiones con la mayoría de la gente que rodea su entorno.
“A mi no me interesa necesariamente tener una conversación con 100 o 500 personas que van a la Respuesta, yo quisiera tener una conversación con la mayor parte de Puerto Rico”.
Actualmente Macha Colón y los Okapi se encuentran masterizando un disco de nueve canciones cuya producción está en manos de Mark “Dj Nature” Underwood. Y ahora vendrán conciertos, “a ver si podemos sacar los chavos de lo que nos falta pa’ mandarlo a imprimir”, dice.
Tal vez con ese disco, Macha Colón logre expandir su conversación más allá de los límites de San Juan, pues es una persona que le gusta la gente y ver lo hermoso de las personas en la variedad, sin importar su localización.