La estudiante Luhysha Moreno, de la Escuela Graduada de Trabajo Social Beatriz Lassalle (EGTSBL) de la Universidad de Puerto Rico, no solo denota un afán de conocer y formarse, sino también de contribuir al campo del trabajo social escolar. Así ha desarrollado su investigación de maestría denominada Trabajadores sociales escolares y suicidio en adolescentes: experiencias de los/as profesionales con el manejo de ideaciones e intentos suicidas en escuelas públicas de nivel superior en la Región Educativa de San Juan, Puerto Rico.
Esta investigación –tipo cualitativa exploratoria con entrevistas a profundidad– se enfocó en los intentos e ideaciones suicidas, en el núcleo de cinco escuelas públicas de nivel superior en San Juan, específicamente en las experiencias de sus trabajadoras sociales en estas situaciones.
“Decidí conocer las experiencias de las trabajadoras sociales en este tema, con los múltiples factores que estaban incidiendo después del huracán María como los espacios de trabajo limitados, padres desempleados, estudiantes que se fueron… entre otras variables. Ver y conocer su experiencia, cómo lo han manejado, si trabajan el protocolo de prevención, y si había un aumento o disminución de casos, después del fenómeno atmosférico”, indicó la estudiante.
“En la academia se nos enseña muchas cosas teóricas –incluso de aplicación–, pero cuando llegas al escenario de trabajo de estas mujeres profesionales, la realidad es otra. La mayoría de ellas me enseñó que se debe hacer trabajo social con amor, respeto y estableciendo límites saludables entre las demás personas”, destacó Moreno.
Hallazgos
En los hallazgos se constató que las cinco trabajadoras sociales que participaron de la investigación, en su mayoría coincidían en que utilizaban el Protocolo uniforme para la prevención del suicidio en las escuelas públicas del país; solamente una indicó no conocerlo. Asimismo, resaltaron que lo más importante en estos casos es salvaguardar la vida del o la estudiante.
“El protocolo establece que a nivel de organización gubernamental tienes que tener varios equipos de trabajo. Uno, como grupo de apoyo en el proceso donde se dé una situación de ideación o intento suicida, y, otro, como respuesta rápida. Ninguna de las escuelas investigadas tiene estos grupos, ya que para hacerlos deben estar involucrados maestros y otro personal administrativo, lo que usualmente es difícil de lograr”, precisó la estudiante graduada de trabajo social.
Asimismo, agregó que una de las trabajadoras sociales explicó que muchos de los maestros temen involucrarse y ser llamados al tribunal por haber tomado acción. Ante esa limitación sólo se utilizan unas áreas del protocolo, como calmar al estudiante, llamar a los padres o referir a emergencias médicas. Cuando se trata de dar seguimiento, la mayoría se enfoca en el aspecto preventivo a nivel macro.
También se constató la difícil situación de haber solo un o una trabajador social por escuela, pues las entrevistadas indicaron no dar abasto. “Una de las trabajadoras sociales está en un plantel que actualmente atiende tres escuelas, [ahora] después del desastre del huracán María, [está] ella sola para 900 estudiantes. Esta misma trabajadora social mencionó que el Departamento de Educación de Puerto Rico en este momento no da prioridad a estas situaciones de ideaciones o suicidios, por lo que el reto más grande de ella es no tener apoyo del sistema”, señaló.
En cuanto a las experiencias de las entrevistadas, hubo mucha diversidad al respecto. Destacaron que las circunstancias que detonan estas ideaciones en su mayoría son situaciones familiares, de pareja, problemas entre pares, temas relacionados a orientación sexual o algún problema de salud mental. También, compartieron que, en muchas ocasiones, los papás se niegan a que los hijos sean intervenidos en hospitales psiquiátricos.
Otra de las participantes del estudio indicó que no había trabajado tanto estos casos de intentos suicidas, porque usualmente se dan en las casas. Regularmente, advienen en conocimiento luego del suceso, y su rol es trabajar con el estudiante para reincorporarlo al sistema de una manera saludable y efectiva.
Por otro lado, otra de las partícipes de la investigación manifestó haber trabajado con estos casos.
“Una estudiante una vez le narró que se bebió un pote de pastillas, por lo que activó el protocolo”, mencionó Moreno. En una de las escuelas este año se han visto ocho casos de este asunto, mientras que las otras no quisieron puntualizar en la cantidad de casos atendidos, pero sí confirmaron un aumento en los mismos.
Además, las cinco entrevistadas señalaron que deben recibir más orientación externa actualizada sobre el tema, con modelos para trabajarlos.
Conclusiones
En su investigación, Moreno llegó a la conclusión de que se necesitan más trabajadores sociales en cada plantel escolar, así como algún mecanismo para poder identificar cuántos específicamente. Recomendó, también, hacer otro tipo de trabajo social escolar, con más modelos alternativos, como el de la Escuela Graduada de Trabajo Social, “ya que todas las que entrevisté me indicaron haber recibido adiestramientos, conocen el tema, sin embargo, no se sienten en ocasiones capaces de trabajarlo”, puntualizó.
Igualmente recomendó utilizar distintas formas de trabajar el tema, más allá de solo enfocarse en la prevención. Además, indicó que sería bueno hacer una evaluación del protocolo de prevención a nivel isla.
“En una problemática tan diversa y multifactorial como el suicidio, uno no puede solo contar con un protocolo, tiene que haber más formas de trabajarlo y más en este momento tan difícil para Puerto Rico. También, como estudiantes graduados en el campo, podemos dar talleres de aplicación de distintos modelos de aplicación actualizados desde la UPR”, puntualizó Moreno.
Sobre la EGTSBL
Estas investigaciones se relacionan estrechamente con la visión de la EGTSBL, ya que la escuela estimula a sus estudiantes a desarrollar el razonamiento analítico, mediante el desarrollo de investigaciones en problemáticas que afectan al país.
Actualmente, la Escuela cuenta con una maestría en trabajo social que prepara al estudiantado para entrar en la práctica de una de tres áreas de especialidad: Administración de Programas Sociales, Trabajo Social con Familias y Trabajo Social Comunitario.
El programa de maestría tiene un currículo medular generalista y un currículo avanzado que permite que el estudiantado aplique competentemente metodologías específicas dentro del campo del trabajo social. Esta maestría tiene dos programas de estudio: el programa regular y el programa acelerado. El primero va dirigido a estudiantes que posean un grado de bachillerato en otras disciplinas diferentes a trabajo social y aquellos provenientes de un programa de bachillerato en trabajo social acreditado que no cualifiquen para entrar al programa acelerado.
“Este es el único programa de maestría en trabajo social en todo Puerto Rico, que exige investigación y tesis. Desde 1950 más o menos el cúmulo de tesis y trabajos de investigación que ha aportado la escuela sobre las problemáticas del país es enorme, algo de lo que estamos muy orgullosos”, destacó la directora de la escuela, Lilliam Albite.