Ante la pérdida millonaria en el sector turístico, la Asociación de Hoteles y Turismo (PRHTA, por sus siglas en inglés) ha expuesto su preocupación por la creciente población de animales realengos que arropa a la Isla. Así lo indicó Teresa Escandón, directora de Relaciones Públicas de la PRHTA, “Puerto Rico ha perdido grueso turístico por la situación prevaleciente de los animales. Estamos en una crisis y necesitamos mejorar la imagen para recuperarnos y obtener ganancias”. Según Escandón, esta pérdida puede verse reflejada en un informe presentado por la PRHTA en junio del 2002, el cual determinó, durante un foro sobre el Control y Manejo de Animales Realengos, que entre los años 1998 al 2000, Puerto Rico perdió aproximadamente $15 millones por turistas que cancelaron su visita a la Isla o que no regresarán por la cantidad de animales vagabundos en el País. Aunque éste ha sido el único estudio realizado en Puerto Rico con relación al problema de los animales realengos y su efecto en el turismo, es utilizado como referencia para hacer estimaciones actuales. “Eso fue el 2002, pero actualmente la pérdida económica es mucho mayor”, afirmó Escandón. El turismo se vio mayormente afectado en el 2007, luego que los hechos de la masacre de animales de Barceloneta circularan por todo el mundo a través de la Internet. Este incidente fue seguido por el secuestro y muerte del perro brasileño Al Pacino, el cual se encontraba participando en la Isla en el San Juan International Dog Expo, con su dueño Roberto Rodriguez. Estos sucesos provocaron protestas tanto por grupos de la Isla como del exterior, cuyo resultado fue el desarrollo de la Ley para el Bienestar y la Protección de los Animales, codificada como Ley 154 del 4 de agosto de 2008. Para Ivelisse Díaz, oficial de Calidad Turística de la Compañía de Turismo, esto es considerado por los turistas como el reflejo de una sociedad más violenta. “Los turistas ven esto y evitan venir a Puerto Rico, especialmente las organizaciones grandes que venían a celebrar sus convenciones en la Isla”, lamentó. Yeidy Velázquez, presidenta de Ciudadanos Pro-Albergue de Animales de Aguadilla (CPAA), coincidió, “El gobierno no está haciendo nada. Ellos hablan de la importancia del turismo, pero la verdad es que los turistas vienen y quedan espantados con la cantidad de animalitos que ven en la calle”. Asimismo resaltó el caso de unos turistas que visitan regularmente Aguadilla, y quienes entregaron una carta destinada al Alcalde, en la cual recogieron firmas dándole quejas sobre la gravedad continua del problema. “Definitivamente los mismos turistas se han dado cuenta de que el problema no ha mejorado”, puntualizó Jackeline Román, recepcionista de la Compañía de Turismo. Aunque la PRHTA se ha involucrado en la promoción del control de animales realengos, estos sólo se enfocan en las regiones que aportan a la industria turística. Algunas son Ponce, Aguada, Añasco, Cabo Rojo, Guánica, Lajas y Rincón, entre otros. Sin embargo, estas agencias excluyen a los sectores que consideran no se encuentran en un área turística, específicamente los barrios situados en los cascos urbanos con mayor pobreza y en los campos.
Así lo publicó el municipio de San Juan en un comunicado de prensa el pasado 18 de agosto de 2006, donde indicaron que recogerían los animales realengos de Barrio Obrero, la 65 de Infantería en Río Piedras, Cupey, Caimito, y algunos sectores de Puerto Nuevo, en San Juan, debido a que eran los únicos donde no se había atendido a cabalidad dicho problema. Con ojos llorosos, Fernanda Serrano, residente de Puerto Nuevo, mencionó que “se les olvida que existimos. Aquí es bien raro que vengan a recoger los animalitos. Al que no lo mata un carro, sobrevive porque a nosotros nos da pena y le damos comida”. Por otro lado, una encuesta realizada por el Departamento de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón, sobre la percepción de los residentes del sector La Boca en Barceloneta en torno a la gran cantidad de perros realengos que circulan en su comunidad, destacó que el 73 por ciento de estos residentes consideran que la razón por la que son ignorados es por no encontrarse en zona turística. Por esto se quejó Juan Torres, dueño del negocio La Llave del Mar, en dicho sector de Barceloneta. “Nuestros negocios que se vayan a juste. Se creen que porque estamos en el campo no contamos. Pero nosotros también recibimos gente de otros pueblos y de afuera. Y los perros que se pasan arrastrándose por ahí nos hacen perder clientes”, manifestó. Asimismo, Carmen Otero Lugo, dueña de una pescadería en el sector La Boca, de Barceloneta, indicó que para ellos los negocios de su barrio componen un área turística. “Nuestros clientes son personas de otros pueblos o de Estados Unidos que traen sus amigos y familiares a comer alcapurrias y mariscos”, dijo. Para estas personas, el problema de los animales realengos afecta sus ventas porque los negocios se enfocan en todo lo que es comida. “De cada rato los ves rondando por el área, con hambre y tumbando zafacones”, expuso el también vendedor Torres. A pesar de que Salud Ambiental y el Comité de Conservación fundado en 1995 por la PRHTA han intentado atender este conflicto, la realidad es que el problema de sobrepoblación de animales realengos sigue vigente y continúa afectando el turismo. No sólo eso, sino que los barrios que se encuentran en una posición menos relevante para ellos continúan manteniendo esta situación en el olvido. Así, Velázquez de la CPAA, puntualizó que “por más que se ponga a trabajar la Compañía de Turismo, hasta que el gobierno y todo Puerto Rico no comience a involucrarse de lleno en esta situación, el ciclo seguirá repitiéndose. Parece ser la historia de nunca acabar”.