El amor no es reseñable. Sobre todo, si no es amorío de farándula y las páginas que lo publicitan no son las de una revista “del corazón”. Mucho menos suele asociarse con el amor la redacción y edición de una revista académica. Pero hay amores y hay amores, y el de los académicos que se empeñan por mantener abiertos sus medios de expresión podría dar para llenar muchas páginas, digamos que 280, exactamente las que ocupa el primer número de la recién inaugurada “Segunda Época” de Exégesis, una revista que, desde 1986, publica la facultad de la Universidad de Puerto Rico en Humacao.
Fue el poeta y profesor jubilado de ese recinto, Marcos Reyes Dávila (director-fundador de Exégesis hasta 2016, y reconocido investigador hostosiano), quien trajo a cuento lo del amor al presentar el nuevo número de la revista, durante lo que se asemejó a un pase de batón al nuevo director: el poeta, editor y también profesor de Humacao, Carlos Roberto Gómez.
Aunque “Ante lo amado, se corre el riesgo de ser cursi”, Reyes no dudó en poner el acento sobre el empeño, muchas veces incomprendido, de los fundadores y colaboradores de la publicación por mantenerla viva. Y, sobre todo, el valor que ha requerido conservarla autónoma editorialmente, dentro de un sistema universitario público en el que la continuidad de los proyectos suele estar en precario, sea por cuestiones de presupuesto o de paranoia ideológica; o peor aún, debido a una intromisión de lo segundo en la distribución de lo primero, como pudo ser el caso de Exégesis en ciertos momentos de su historia, según relata su fundador.
La reseña de una revista académica ─me dirán─ debería eludir el comentario anecdótico, propio del discurso oral circunscrito a una ocasión puntual, su presentación al público, y centrarse desde el principio en la cosa misma: sus ensayos, su propuesta de diseño como libro, el aliento intelectual que sustenta su misión autodefinida, y cómo la selección de materiales cumple o no con dicha misión, e incluso, cuál sea su contribución dentro del espectro de publicaciones semejantes.
Es decir, una reseña debería referirse a lo permanente. Pero somos “cursis”, irreprensiblemente cursis, y reconocemos como un hecho, que una publicación que ya va por tres décadas de existencia, no es una lápida cubierta de firmas ilustres, sino esa lápida y la historia no registrada de su creación, supervivencia y evolución; que en el proceso queda más de un bolsillo y de un corazón roto, cuando cierta devastación asola a la institución madre de tiempo en tiempo (o ahora…y a todo el país, ¿todo el tiempo?), dejando tanta o más huella que los huracanes cuando apalean los techos y paredes del claustro académico.
Y es constatable, aunque no se escriba, que ante esto, hay quienes claudican y hay quienes perseveran, aún al estilo de una estatua trunca que soporta con dignidad el peso de la estructura carcomida: “por defender un libro un hombre tiene/perdido el corazón y la cabeza” (cito de un poema de Jesús Tomé).
Pero, después del arrastre de estas aguas, ¿Cómo es la nueva Exégesis? A primera vista, llega remozada. El tamaño carta de la versión anterior ha sido reducido al corte de un libro mediano, lo que la asemeja en formato a otras publicaciones académicas de larga tradición, como la revista La Torre, por ejemplo. La estética tipográfica y el uso de imágenes se ha modernizado mediante un diseño de páginas uniforme de un artículo a otro y el uso discreto de las fotos documentales que nunca interfieren con la lectura, lo que, en general, aporta una sensación de equilibrio y legibilidad.
El uso del arte dentro de la publicación también ha sido repensado; en el presente número, destacan las portadillas con ilustraciones de la serie “Tango” del artista argentino Pablo Santin que son, por derecho propio, un ensayo visual. Conserva así, aunque trabajada de otra manera, la afición de la Exégesis histórica por la gráfica.
La cubierta, con solapas, completa la propuesta estética cuyo diseño general estuvo a cargo de Carlos R. Gómez. Un juego de palabras, conceptos e imagen parece querer vincular a la revista con un público joven, y con una academia cuyos métodos de investigación y de escritura hace tiempo desbordaron los límites que solían deslindar los enfoques teóricos-críticos y las disciplinas de estudio. La foto de Paola Roldán Delgado, estudiante de la UPRH, y el subtítulo de la revista: “Una experiencia transdisciplinaria”, lo dejan dicho.
Colaboran en el presente número 39 autores de distintas universidades, países, generaciones y especialidades. Son poetas, narradores, artistas, críticos literarios, periodistas e investigadores de las humanidades, las ciencias sociales y políticas, o la tecnología, la economía y la comunicación social…, que forman un conjunto variado y polifónico. La nómina de colaboradores ocuparía mucho espacio aquí; baste decir que hay una combinación equilibrada entre firmas muy reconocidas y firmas noveles o en la medianía de edad; como también entre los temas y perspectivas metodológicas.
Poiesis, la primera parte, es una sección híbrida entre la crónica y el ensayo, dedicada a la música y la plástica, que culmina con una selección de poesía. La segunda sección, y núcleo de la publicación, lleva el mismo título de la revista. En general, todos los textos son breves. Algunos trabajos siguen la formalidad sistemática de las investigaciones académicas, mientras que otros se acercan al artículo de opinión, y otros a la crónica periodística urbana y al análisis de la cultura popular.
Los contenidos no pretenden fijarse bajo una sola nomenclatura disciplinar pero, para resumir, se ocupan de temas pertinentes a: la historia política y económica de Puerto Rico desde una perspectiva actual; el estudio de personalidades del deporte o la cultura popular; acercamientos novedosos a la producción literaria como tema de debate; y crítica histórica-literaria de textos y autores.
En las secciones finales se abre un espacio generoso, e inusual en nuestros días, para la reseña de novedades editoriales, estudios literarios y crítica de arte.
En esta mezcla, destaca un afán por entroncar con el presente, lo que, a mi juicio, le aporta aire fresco al “género” de la revista académica, e implica cierto grado de riesgo por parte de los editores, que, bien manejado, dará a la segunda época de Exégesis el carisma de la juventud, sin renunciar a su amoroso legado.
La autora es editora de la Editorial de la Universidad de Puerto Rico.