Decirlo todo para conocerlo todo, para curarlo todo… Emile Zola El Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) es una obra de creación humana, un edificio cultural en proceso continuo de construcción y de quehacer intelectual. En éste se puede acrecentar o mermar la capacidad creadora de su capital cultural con el propósito de añadir valor socioeconómico a la humanidad residente en y fuera de la Isla. Con esta gigantesca visión, dio inicio la conferencia magistral El legado centenario del Recinto Universitario de Mayagüez, a cargo del catedrático retirado y fundador del Departamento de Economía del RUM, profesor Alfredo González Martínez. Con su solapa engalanada con el pinche de los 100 años de historia del Recinto, el reconocido economista aguadillano expuso su perspectiva de que el Recinto mayagüezano de la UPR es un proyecto de construcción y un organismo social, que no ha estado exento de dificultades, pero al que su continuo proceso regenerativo, le ha permitido brindar su mayor legado a la sociedad que es su propia existencia. “El mayor y más significativo aporte del RUM a la sociedad puertorriqueña y al mundo es su propia existencia con su potencial proceso evolutivo. Su vitalidad le ha incorporado una capacidad regenerativa para adaptarse al continuo cambio interno y externo. Ha evitado su parálisis, su extinción y ha alcanzado niveles notables de logros dentro de los criterios convencionales de excelencia académica”, apuntó. A esa aportación primordial se añaden las de crear y divulgar conocimiento, formar culturalmente a sus estudiantes y rendir servicios a la comunidad. La ponencia constituyó un viaje a través del tiempo que, tras ahondar en la descripción física y diseño organizacional del Recinto, narró los albores hace ya más de un siglo de lo que se planeaba fuera el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM), viabilizado por Ley Morrill que hacía posible el establecimiento de land grant colleges. Señaló que fueron notables las iniciativas de Rosendo Matienzo Cintrón a favor de la educación en agronomía como medio para aumentar la productividad agrícola. Para ello, fue necesario aplicar métodos científicos y las gestiones y defensas de José de Diego, desde la Cámara de Delegados y desde su puesto en la Junta de Síndicos de la UPR, para establecer lo que desde su nacimiento se conocería como “El Colegio”. “Los defensores de la localización en Mayagüez triunfaron al tomar la Junta la referida acción el 23 de septiembre de 1911”, precisó. Trayectoria de lucha autonómica De esta forma, comenzó la historia del CAAM, cuya trayectoria ha estado dominada por una lucha por su autonomía, la que, a juicio de González Martínez, debe ser una “de conciencia individual y colectiva que contribuya al desarrollo de una entidad de la que somos parte orgánica y funcional, que simbióticamente interactúa con una sociedad humana mayor, nacional e internacionalmente”. El respetado profesor catalogó como débil el proceso colegial para institucionalizar su autonomía, aunque destacó que “su historial resonante de logros, lamentadas frustraciones y un surtidor de esperanzas clamando oportunidades” han llevado al Colegio “como si fuera un ser humano” a superar obstáculos y alcanzar sus auténticos propósitos. Hacia otros cien años Asimismo, la disertación abarcó el cuestionamiento sobre un segundo siglo de existencia del RUM. “Esta interrogante es una adivinanza”, sostuvo. Por ello, planteó la adopción de un paradigma cónsono con las aspiraciones, realidades y potencialidades del Colegio que se trabaje sobre un nuevo modelo jerárquico hologramático que permita el desarrollo del liderazgo organizacional. “Un factor clave a la propuesta radica en la voluntad del auténtico liderato colegial constituido por quienes cotidianamente, en forma anónima y sin aspaviento, mantienen en operación continua al Colegio. De ese esencial tejido colegial con capacidad para laborar con responsabilidad, con suficiente talento y dedicación, debe emanar la fuerza modificadora para la auto transformación del RUM”, puntualizó. En entrevista con Prensa RUM, el claustral jubilado añadió que dicha auto transformación y el completo desarrollo de Recinto solo serían posibles con la adopción de un nuevo modelo organizacional porque “el modelo tradicional, antiguo, es obsoleto completamente”. “Y es lo que puede estar impidiendo que se logre el máximo de la capacidad de este Colegio”, enfatizó. Maestro de maestros La conferencia El legado centenario del Recinto Universitario de Mayagüez fue la octava de una serie que lleva a cabo el Comité para la Celebración del Centenario y la primera que dicta un catedrático colegial jubilado. “Esta conferencia la dicta una persona que fue parte de nuestra historia”, explicó el doctor Antonio González Quevedo, presidente del Comité. Agregó que otro valor importante del evento fue el mensaje de González Martínez, quien había puesto a pensar a la audiencia hacia dónde se quiere llevar al RUM en el futuro. Por su parte, el también catedrático colegial retirado, el doctor Wilfredo Ruiz Oliveras, exaltó las características personales y profesionales de su amigo González Martínez, al que describió como “el maestro de maestros” durante la lectura de la semblanza. “Es, sin embargo, la enseñanza directa en el salón de clases, la actividad universitaria a la que más afanosamente se ha entregado Alfredo. Con un talento natural extraordinario y una capacidad insuperable para detectar y entender fallas de aprendizaje de los estudiantes, desarrolló una metodología de comunicación de contenido y enfoque que hizo que las más complicadas teorías de la economía parecieran extremadamente fáciles de aprender”, expresó. En la actividad, se reconoció la fructífera labor de González Martínez al que se le obsequió un afiche alusivo al centenario entregado por los doctores Jorge Rivera Santos y González Quevedo, rector interino y presidente del Comité del Centenario, respectivamente. El legado centenario del RUM se realizó en el anfiteatro de Administración de Empresas ante un nutrido grupo de asistentes, entre los que figuraron estudiantes, profesores, decanos y otros funcionarios del Recinto, quienes fueron receptores de las sabias palabras del profesor González de que es en la comunidad colegial en quien recae la responsabilidad del camino que aún le falta por recorrer a esta histórica institución. “Todos estamos en esa misión de hacer grande a este Colegio”, puntualizó. Para acceder al texto original puede visitar: http://www.uprm.edu/news/articles/as2009168.html