El “Programa de estudios de la mujer y el género” de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, celebró los días 12 y 13 de marzo dos jornadas en homenaje al fenecido activista LGTBQ y filósofo Paco Vidarte. “Otras éticas del otro: Poniendo en perspectiva las perspectivas de género” fue el título de la actividad que contó con la participación de distinguidas y distinguidos catedráticos como Rubén Ríos Ávila, Madeline Román, María Isabel Quiñones, Javier Laureano, Marlene Duprey que por muchos años han investigado y ofrecido cursos sobre la problemática de la construcción de género en sus diversas disciplinas. Tomando como pretexto el último libro de Vidarte “Ética marica”, y acercándolo de nuestro contexto estas jornadas intentaron pensar una ética más allá de un principio del bien universal. La ética es tanto más política mientras más lejos se encuentre del consenso de las organizaciones políticas. La ética es tanto más política mientras menos se conforme a lo dado por los políticos de turno, la ética es tanto más política mientras más radical y nueva sea su demanda, la ética es tanto más política mientras más se mantenga como un devenir nunca alcanzado del todo, un hacer que piensa lo impensable, que piensa una política de lo imposible. Cada uno de los ponentes de las jornadas auscultó a su manera los síntomas del devenir ético. Sólo una ética que cuestiona a cada paso su hacer puede ser responsable y radicalmente política. Estas jornadas celebraron a su manera el día internacional de la mujer trabajadora, sin incurrir en los consabidos lugares comunes del feminismo de estado y conservador que ya no lo distingue de la celebración del día de las madres. O que cuando más político se pretende habla de “violencia doméstica”, para, de esa forma, ocupar por unos segundos el lugar de un discurso que incomoda. Lamentablemente, a la violencia doméstica – que podríamos decir que es una forma de violencia entre muchas otras, que es una violencia que forma parte de un entramado de violencias algunas organizadas por el mismo estado y sub-institucionalizadas, – no basta con denunciarla. No basta con anunciar todas las tardes en las noticias el número de teléfono de la Procuraduría de la mujer. Habría entre otras muchas cosas que educar, y no hacer lo que hizo el nuevo Secretario de Educación, Carlos Chardón, que comenzó su incumbencia retirando la tímida enseñaza de perspectiva de género en las escuelas públicas. ¿No constituyen sus declaraciones un atropello? ¿No es eso un acto de violencia legitimado, perpetrado por un funcionario de estado? ¿Será por eso que a las legisladoras Albita Rivera y Jennifer González se les ha ocurrido votar un proyecto de ley de Bachillerato de Género para la Universidad de Puerto Rico? Acto también violento. Tal parece que las legisladoras no hicieron un mínimo trabajo investigativo que las hubiese informado de la existencia del “Proyecto pro-mujer” de la Universidad de Cayey (hace unos veinte años que existe) y del “Programa de estudios de la mujer y el género” que fue creado en 2002 y que ofrece una secuencia curricular de 15 créditos a nivel del bachillerato. Secuencia que es exitosa, cuenta con una nutrida matrícula de estudiantes y una plantilla de excelentes profesores del recinto; además de llevar a cabo una agenda de actividades académicas y culturales que puede ser consultada desde la página del programa. A cada cual lo suyo, pero me parece que la investigación universitaria le compete a los investigadores y estudiantes, y no a los legisladores. Muy bien si las legisladoras deciden combatir la misoginia, la homofobia y la lesbofobia de sus partidos políticos. Feministas podemos ser todos. Pero tomar decisiones que sólo competen a los académicos en vista de la autonomía universitaria, es una intromisión anti-ética y sospechosa de agendas políticas particulares. La legislatura no puede decidir sin contar con la comunidad académica qué se enseña en la universidad e imponer un bachillerato cuando a los profesores nos toma días y años estudiar, investigar y proponer cursos y áreas de investigación nuevos. El campo de los estudios de género y las sexualidades está en expansión a nivel graduado en la mayor parte de las universidades del mundo. Y es hacia ahí que se va moviendo el “Programa de estudios de la mujer y género” del recinto de Río Piedras. No necesitamos un bachillerato más, necesitamos ampliar la oferta de estudios graduados e investigación en el recinto de Río Piedras. Para más información acerca del Programa ingrese a www.programagenero.com.
*La autora, Dra. Mara Negrón, es catedrática en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y Coordinadora del “Programa de estudios de la mujer y género”