Ya estrenó The Girl in the Train, y está en primer lugar en la venta de taquillas en Estados Unidos. La película declara estar basada en el “thriller that shocked the world”, o la novela de suspenso que consternó el mundo. La novela escrita por Paula Hawkins vendió más de 11 millones de copias e inevitablemente llegó la decepcionante adaptación fílmica. Esta despilfarra un elenco genial y se convierte en un largometraje con poco suspenso y pocas sorpresas.
El filme se concentra en Rachel (Emily Blunt), una mujer alcohólica obsesionada con dos mujeres que ve en el tren todos los días. Una de estas mujeres es la nueva mujer de su exesposo y la otra es la mujer que ella cree que tiene la vida perfecta. Luego que una de ellas desaparece, Rachel es la primera sospechosa ya que estaba en el área el día de la desaparición y no puede dar cuentas de que hacía cuando ocurrió el evento.
Emily Blunt es la mejor parte de la producción. Su personaje es una mujer defectuosa que no tiene control de sus acciones. Es un lío patético que anda borracha la mitad del filme y puede que hasta haya matado a alguien. Blunt se entrega al rol y la vemos desarreglada, arrastrándose y gritando monólogos en baños públicos. La actriz, quien también participó en la desastrosa The Huntsman: Winter’s War de este año, parece estar encajada en filmes inferiores a su gran talento. Merece mejores roles.
Aparte de la actuación de Blunt, no hay nada positivo que decir del filme. Las otras dos protagonistas, Haley Bennet y Rebecca Ferguson, no poseen la misma intensidad en sus roles. Parte del problema es el guión de Erin Cressida Wilson. En la novela, las tres son narradoras y protagonistas. La adaptación fílmica no utiliza bien este recurso, es especial en las partes de Ferguson. Otro desacierto es que el guión presenta demasiadas pistas sobre el culpable, por lo que resulta imposible pensar que pudo haber sido otro personaje quien cometió el delito.
El hecho de que le den más exposición a unas narradoras que a otras, crea un problema al punto que pienso que pudieron eliminar personajes por completo. En este caso, el ser tan fiel a la novela creo que fue un problema.
De los actores de reparto, Allison Janney es reducida a una detective unidimensional que insiste en culpar a Rachel sin tener evidencia. De los hombres, Luke Evans y Justin Theroux interpretan los esposos de los objetos de obsesión de Rachel. Theroux se ve más en las alfombras rojas al lado de su esposa, Jennifer Aniston, que en películas, pero aquí hace un buen trabajo como el exesposo de Rachel. Evans es mejor conocido por sus roles en los filmes de Fast and the Furious. Sus talentos no impresionan ni en la serie de carros ni en esta película.
La dirección del filme deja mucho que desear. Tate Taylor, The Help (2011), nos presenta esta historia sin ninguna originalidad en los aspectos visuales. La falta de dirección es más evidente en las (demasiadas) escenas de violencia. Estas son presentadas crudamente sin nada de arte y estilo. Varias escenas muestran violencia de género sangrienta a plena vista innecesariamente. Taylor obtiene buenos resultados de sus actores, pero no parece tener control ni una marca visual que lo distinga entre otros directores; The Girl on the Train parece ser dirigida por cualquiera.
Es una decepción pensar que esta era una de las adaptaciones literarias más esperadas del año. Sí, es entretenida, pero The Girl on the Train no posee nada que la distinga de todos los otros thrillers a nuestro alcance en Netflix. Es una adaptación tan olvidable que perece de nuestras memorias casi tan pronto salimos por las puertas del cine. Aquí, mis amigos, un buen ejemplo de por qué debemos seguir leyendo y no siempre confiar en las adaptaciones fílmicas.