Cerca de cien niños correteaban por el lugar. Respiraban enormes bocanadas de aire navideño, saltaban enérgicos en las casas de brincos, comían algodón y bailaban al son del hip-hop. Sus rostros estaban pintados de ilusión y desesperación: esperaban la llegada de los tres Reyes Magos, quienes se darían cita en el barrio La Central en Canóvanas.
Esta comunidad ha sido reseñada en los medios de comunicación en más de una ocasión, en su mayoría por sucesos negativos que allí han ocurrido. Sin embargo, ayer cambió el tono en sus calles, en donde se celebró una fiesta de Reyes organizada y subvencionada por sus residentes.
Los organizadores se hacen llamar el Grupo Nosotros Mismos, quienes sin la ayuda de ninguna entidad estatal o municipal gestaron la iniciativa. Sus líderes son Luis Marrero y María García, dos jóvenes que han vivido en La Central toda su vida. De acuerdo con ambos, la idea principal de la gestión fue rescatar los valores que se han perdido en el barrio y destacar las bondades de sus residentes, en ocasiones opacada del ojo público por la pobreza y la criminalidad.
“Como en todo barrio hay problemas y pobreza. Por eso, nuestro propósito fue traer a la juventud aquí y a los niños”, destacó García.
Es la primera vez que llevan a cabo la fiesta de los tres Reyes Magos. No obstante, este grupo entrega alimentos y artículos de primera necesidad a deambulantes dos veces al mes. También, en noviembre, con la intención de donar alimentos durante la época de Acción de Gracias a familias de escasos recursos, el colectivo lleva a cabo una carrera del pavo.
En esta ocasión, para la primera fiesta de Reyes, celebrada en la cancha de baloncesto de la comunidad, hubo regalos, casas de brincos, ponies, popcorn, algodón, helado, hotdogs, dulces y hasta lechón. Para lograrlo, el grupo Nosotros Mismos se lanzó de casa en casa pidiendo donativos por toda La Central, entregaron cartas de endosos a entidades privadas y utilizaron las redes sociales como método de promoción.
Según Marrero, les impresionó la respuesta de la comunidad e incluso recibieron apoyo de residentes en Estados Unidos. Pero la dedicación de la misma gente de La Central fue vital para la iniciativa. Este fue el caso de Luis Cruz, dueño de un carrito de tripletas ubicado en la entrada del barrio, quien durante la fiesta de Reyes donó hotdogs para todos los asistentes.
Al llamado también acudió Nilda García y el grupo Bombaé, colectivo que fomenta la cultura afrocaribeña de Puerto Rico a través de la enseñanza de la bomba. El colectivo está compuesto por jóvenes de varios pueblos del área este, como Canóvanas y Fajardo. Para la actividad, el grupo regaló un número musical a los niños y les explicaron algunos datos básicos sobre los bailes típicos locales.
De igual forma, el grupo Time Machine Squad hizo su debut en el evento. Este conjunto de hip-hop fue fundado en el 1989 por tres primos: Alex Cruz, Ángel Rodríguez y Miguel Rivera, todos naturales de La Central. Con sus bailes, los tres canovanenses han acompañado a figuras, como Tego Calderón, Eddie D y Julio Voltio. Ahora poseen una escuela de baile urbano que ofrece servicios a sus compueblanos.
Asimismo, la Iglesia Santuario de Oración se unió al programa artístico con un drama y sus coloridas payasasitas Arcoíris, Colorina y Chispita hicieron bailar a todos los pequeños.
¿Cómo se vive en La Central?
Hay casas de todos los colores, pero en La Central impera el tono madera y el cemento sin pintar. Las calles no están del todo pavimentadas y en las aceras hay barreras arquitectónicas. Esto contrasta grandemente con la Urbanización Eucalipto, complejo de viviendas de alto costo que se encuentra a pasos de La Central. Hay necesidad, como en muchos otros lugares, aún así Marrero dice que no cambia su barrio por nada.
El joven de 25 años resaltó la unión entre sus residentes y cómo a través de la solidaridad hacen que vivir en el barrio sea un experiencia sinigual.
García se une a las palabras de Marrero al ejemplificar cómo abaten la necesidad con cooperación mutua.
“Durante una de las carreras del pavo de noviembre, bajaron cuatro hermanos a correr —uno se asfixió y todo— para ver si se ganaban el pavo y poder llevar la cena de acción de gracias a su hogar. Yo lo comenté con Jonathan (Luis Marrero) y anónimamente aquí le regalamos una comprita”, relató.
Llamado al gobierno
En el lugar han hecho de todo gracias a las manos de ayuda entre vecinos. Aún así, la gente que busca rescatar al barrio La Central no se quedó corta en reclamar al gobierno que nos se olvide de ellos.
Brenda Couvertir, quien creció en el lugar, manifestó que “la comunidad necesita que se integre más el municipio, porque nosotros estamos aislados de otros tipos de barrios. Ya viste que aquí no hay ninguna representación municipal, ellos hacen las actividades casi sin su ayuda”.
Aunque los jóvenes de La Central han hecho un gran trabajo con sus esfuerzos comunitarios, Couvertir reconoció que necesitan la ayuda del gobierno para mejorar la infraestructura del lugar, desarrollar programas que impacten a toda la población del barrio y reducir los índices de pobreza.
Aunque la vida no es la más cómoda y no hayan diseños arquitectónicos de tendencia, La Central está inundada de sonrisas, de compasión y de buenos actos. Eso se vio el sábado, cuando la inocencia de cada niño abrazó a los tres Reyes Magos como símbolo de tradición y esperanza.