Los humanos somos seres del lenguaje y, aunque hablemos idiomas distintos, buscamos la manera de entendernos, ya sea mediante el dibujo, las señas o un intérprete.
Aunque la soledad intente sobreponerse a las buenas intenciones, dos personas luchan contra las adversidades de la sociedad para ayudarse.
Esta es la temática principal de la película Guten Tag, Ramón, que estrena hoy en Puerto Rico. Con la actuación de Kristyan Ferrer, Ingeborg Schöner y Adriana Barraza, la historia sigue a Ramón (Ferrer), un joven mexicano decidido a viajar a Alemania para trabajar con la tía de un amigo y enviarle dinero a su familia para medicinas y comida. Ya en tierra alemana, recibe la ayuda y amistad de Ruth, una desconocida (Schöner), a pesar de las barreras del idioma y los prejuicios.
Entonces, tenemos a Ramón, quien ha sido deportado en cuatro ocasiones y su familia depende de él económicamente, y a Ruth, una pensionada que ha vivido en soledad prácticamente toda su vida.
Lo maravilloso, y a su vez devastador, de esta obra recae en la soledad representada en pantalla de manera exitosa. La cámara es cómplice en esto al privilegiar al protagonista en tomas donde los alrededores son nublados. De la misma manera, aunque la pantalla aguante dos, tres o cuatro personas, la dirección y el guión hacen buen trabajo en transmitir la soledad y distancia entre protagonistas.
La queja que podrían tener los espectadores es la presencia clara de estereotipos y clichés culturales como la búsqueda del protagonista de pimientos, tomates, salsa y tortillas de harina en una cultura extraña. No obstante, se puede interpretar como una búsqueda de algo conocido en un momento de desesperación. Por eso, cuando Ramón escucha una melodía mexicana en un suburbio alemán, va tras ella con esperanza.
Guten Tag, Ramón fue escrita y dirigida por el director y escritor Jorge Ramírez Suárez. Estrenó el pasado mes de agosto en México y se mantuvo en la primera posición por cuatro semanas. La película es en español y alemán, lo que ya de entrada le da al público una idea de la distancia entre dos personas que, aunque estén frente a frente, no se entienden.